Réquiem por ICV

ASAMBLEA NACIONAL DE ICV

ASAMBLEA NACIONAL DE ICV / pmv

Roger Pascual

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Réquiem por ICV. El partido que fue el buque insignia de la izquierda alternativa, que cogió el relevo del PSUC en un mundo en el que el comunismo se desplomaba y apostó por ecosocialismo cuando el cambio climático parecía una película de ciencia-ficción (aunque para algunos lo siga siendo), bajará la persiana este verano tras más de tres décadas de actividad política. 

Rafael Ribó comandó la transición del PSUC a Iniciativa. El último secretario general 'psuquero' y el primer presidente de ICV recuerda el reto mayúsculo de pilotar el adiós a 'El Partido', que tenía la "fuerte impronta de lo que reprepresnteción gran mayoria de la oposición democrática". Destaca la "inmensa ayuda" recibida para aquella dura tarea de personas coma el añorado <strong>Manuel Vázquez Montalbán</strong>. El nombre de la nueva formación nació en una lluvia de ideas. "Queríamos bautizarlo con un término que representara innovación, radicalidad. Que reflejara nuestra vocación de impulsar un nuevo espacio político, aprender de las experiencias de las nuevas formaciones progresistas de otras culturas democráticas que no arrastraban 40 años años de dictadura". 

Los tripartitos

El hoy Síndic de Greugues fue el primer candidato de ICV, cosechando 9 diputados en las catalanas de 1988. Los 25 que logró el PSUC en las primeras elecciones al Parlament tras la dictadura se convirtieron en un horizonte demasiado lejano. Pese a ello, Iniciativa acabaría llegando al Govern en el 2003, con el primer tripartito, fórmula que se mantendría hasta el 2010. Joan Saura, que sería el coordinador de ICV desde el 2000 hasta el 2013, ocuparía en el Govern de Pasqual Maragall la cartera de Relacions Institucionals y en el de José Montilla asumiría también las responsabilidades de Interior. Lo que en su momento se denominó el Dragon Khan, en alusión a una inestabilidad inaudita en el Palau de la Generalitat, parece un balneario comparado con lo vivido en los últimos años.  

Los 13 escaños del 2012, con Joan Herrera como jefe de filas, fueron el mejor resultado que lograron los ecosocialistas. Esa fue la última vez que ICV concurrió con su nombre a unos comicios al Parlament, ya que en las dos últimas contiendas se presentó como Catalunya Sí que es Pot y Catalunya en Comú Podem. "ICV representa una fuerza de izquierdas avanzada a su tiempo, que sabe interpretar la caída del muro de Berlín, y que habla de temas como ecologismo o el feminismo muchos años que otros", valora Herrera. El excoordinador del partido, que destaca el vínculo de la organización con el mundo trabajo y el sindicalismo, cree que esta muerte anunciada deja "huérfana a mucha gente".

Funeral en dos actos

El de ICV ha sido un funeral en dos actos. El primero, aparcar las siglas creadas en 1987, para incorporarse a la confluencia de los 'comuns', justo cuando se cumplían tres décadas de su nacimiento. En una sociedad líquida, que diría Zygmunt Bauman, las viejas siglas tienden a desaparecer o a caducar antes de lo esperado. El segundo acto de la defunción será la liquidación formal del partido, aquejado por problemas económicos. El sábado de la semana pasada el Consell Nacional de Iniciativa acordó presentar concurso de acreedores y un expediente de regulación de empleo ante la difícil situación económica. Era cuestión de tiempo que esto ocurriera. Pese a haber reducido la deuda en los últimos años, los 9,2 millones de euros que seguían debiéndose eran una losa demasiado pesada en un momento en que, acabado el ciclo electoral, todos los cargos aportan ya a la caja de Catalunya en Comú. 

En los últimos años se había hecho un esfuerzo para reducir la mochila, quela actual dirección asegura que han pasado de 16 millones de euros en el 2010 a poco más de nueve en la actualidad. La compra de la sede de Barcelona, en el passatge del Rellotge, terminó siendo un lastre. Ante el aumento del alquiler de la que había sido la sede histórica del PSUC y de ICV, se pagaron 6,2 millones entre la adquisición y la reforma de otro local en un momento en el que se empezaban a disparar los alquileres y la compra parecía la mejor opción.

"Hemos cometido errores pero hemos sido honestos y nunca hemos metido la mano en la caja. Estamos tristes, pero no con vergüenza sino con orgullo por lo que ha sido ICV", reflexiona David Cid. Entre algunos motivos de orgullo, el actual coordinador nacional de la formación señala haber hablado de ecosocialismo cuando nadie hablaba de ello y la férrea oposición pujolista, "que nunca ha hecho presidente ni por ni por acción ni por omisión" a un convergente. "Con sus aciertos y errores, Iniciativa fue una adelantada a su tiempo", rubrica.