ENTREVISTA

Josep Borrell: "El Estado llevará al TSJC las tres nuevas delegaciones del Govern"

Josep Borrell, ministro de Exteriores

Josep Borrell, ministro de Exteriores / JOSÉ LUIS ROCA

Daniel G. Sastre

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-¿Por qué tomó la decisión de renunciar al escaño en la Eurocámara?

-Este Gobierno está en funciones y no puede nombrar a otro ministro de Exteriores, simplemente puede encargar a otro ministro que se encargue de la cartera. Para ocupar el escaño tendría que haber dimitido de ministro. Ahora no sabemos cuánto tiempo el Gobierno va a estar en funciones, puede que hasta después del verano. Francamente, no parece muy realista pensar que un Gobierno pueda estar sin ministro de Asuntos Exteriores dos o tres meses. Tal como está el mundo, la cartera de Exteriores no puede estar vacante. Mi renuncia era el mal menor.

-¿Su decisión significa que muy probablemente nos vamos a una investidura después del verano?

-No, yo no tengo más información. Eso habría que preguntárselo al señor Iglesias.

-¿Sus 7,3 millones de electores en las europeas entenderán que usted prefiera permanecer en el Gobierno?

-No es que prefiera. Por preferir, de eurodiputado estaría más tranquilo, porque el 15 de julio el Parlamento cierra y se van de vacaciones. No había otra opción. Los planes eran que la formación del Gobierno estuviera ya resuelta, pero no ha sido así, y no sabemos cuándo va a ser. A mí me votaron para desarrollar la presencia de España en Europa, y eso no se hace solo como eurodiputado. El hecho de no ser eurodiputado no impide ser comisario europeo, u ocupar cualquier otro puesto en las instituciones europeas. No se cierra ninguna puerta con la renuncia al escaño. Probablemente ha habido un problema de comunicación, y mucha gente ha entendido que el hecho de renunciar al acta también implicaba renunciar a tener un papel ejecutivo en Europa. Y eso no es así.

-¿Pero usted cree que su futuro está en la Comisión? ¿Qué hará si Sánchez le pide que continúe en el Gobierno después de la investidura?

-Francamente, no sé lo que está en la cabeza del presidente. Yo estoy a disposición de lo que toque desempeñar, pero es evidente que cuando uno se presenta a unas elecciones europeas en principio es para jugar un papel en Europa.

-¿Qué le parece la actitud del 'conseller' Buch cuando se refirió el jueves a España como "un país vecino"?.

-En el Govern de Torra confunden frecuentemente sus deseos con la realidad, y demuestran tener un escaso sentido del ridículo. Decir que los aviones del Ejército español están actuando en Catalunya porque el incendio está en una zona fronteriza con España... Es un dislate.

-El Govern también ha anunciado la apertura de tres nuevas delegaciones en el exterior antes de tener el informe preceptivo del Ministerio. ¿Van a tomar ustedes alguna medida?

-En el campo de la política exterior pasa un poco lo mismo: hay una pérdida de sentido de la realidad y del ridículo. El 'conseller' Bosch también ha viajado a México para decir que Catalunya va a mediar entre México y España con respecto a la conquista. Son cosas que provocan hilaridad. Nosotros solo queremos que se cumpla la ley. La ley exige unos trámites, y si no se cumplen, recurrimos a los tribunales. La ley de Acción Exterior está muy mal hecha: la aprobó el PP cuando tenía mayoría absoluta. Por eso no entiendo sus críticas. Pero nosotros tenemos que actuar en ese marco, acudiendo a los tribunales. Pero además, habida cuenta de que hemos constatado ya que estas delegaciones sirven solo para actuar como centros de difusión de la ideología independentista, que son solo instrumentos para promover las tesis del secesionismo y perjudicar la imagen internacional de España, la Abogacía del Estado está preparando una demanda de medidas cautelares ante el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya para evitar que esas actividades se desarrollen y que esas tres nuevas delegaciones [en Túnez, Buenos Aires y México] no lleguen a abrir. Lamentamos tener que recurrir a eso, pero es evidente que estas delegaciones no sirven más que para dar trabajo a bastantes 'procesistas' y para servir de centros de agitación y propaganda. Y dentro de lo que la ley nos permite tendremos que actuar, habiendo agotado ya toda la prudencia posible. 

-Carles Puigdemont y Toni Comín siguen diciendo que serán eurodiputados, a pesar de la opinión del presidente del Parlamento Europeo. ¿Cree que tiene opciones?

-No soy más docto en Derecho que los servicios jurídicos del Parlamento Europeo, que son los que interpretan las normativas. Y han dicho lo que han dicho. ¿Entrar en la sede del Parlamento? Claro que lo podrán hacer, muchísimos visitantes van cada día. Para entrar a tomar café al bar no creo que tengan ningún problema, incluso pueden nombrarlos asistentes de algunos parlamentarios para entrar todos los días a trabajar. Eso es una cosa, y entrar como europarlamentario es otra. De momento, los servicios jurídicos del Parlamento Europeo han dado a su presidente base para actuar como está actuando.

-Unas declaraciones suyas a EL PERIÓDICO, en las que definía a Rusia como un "enemigo" de la Unión Europea, provocaron que el Gobierno ruso citara al embajador español. ¿Cómo están ahora las relaciones?

-Creo que los rusos lo interpretaron mal. No dije que Rusia fuera un enemigo de España, estaba refiriéndome a Europa. Decía que Europa ve que su antiguo protector, EEUU, deja de protegerla y que su antiguo rival o enemigo, en referencia a la URSS, reaparece. Es evidente que en Crimea pasan cosas, que los aviones F-18 y los tanques Leopard españoles están desplegados en las fronteras de los países bálticos. Supongo que no han ido allí a tomar café, sino por alguna razón. Y también hablé de que nos aparece un nuevo rival sistémico, China. Estaba diciendo que los tres grandes países que se enfrentan ahora en una nueva guerra fría tienen una relación distinta con Europa que la que tenían en el pasado. Son cosas que pasan, creo que los rusos sobrerreaccionaron, nosotros les reprochamos esta sobrerreacción y las cosas han vuelto a la normalidad. No tenemos ningún problema.