LAS NEGOCIACIONES

Iglesias no ve margen de acuerdo con Sánchez hasta después del verano

Pablo Iglesias: "Un Gobierno de coalición está más cerca de lo que parece"

Pablo Iglesias: "Un Gobierno de coalición está más cerca de lo que parece". / periodico

Juan Ruiz Sierra / Miguel Ángel Rodríguez

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El pasado martes por la noche, después de su tercer encuentro sin avances con Pablo Iglesias, Pedro Sánchez llamó a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. La charla fue breve, según fuentes conocedoras de la conversación. El presidente se había mostrado hasta entonces reacio a fijar una fecha para la investidura, porque trasladar un día se iba a interpretar, según sus colaboradores, como un nuevo elemento de presión a Podemos, enfrentado al PSOE por la composición del futuro Gobierno. Pero tras su cita con el líder de los morados, en la que Iglesias volvió a insistir en una coalición que Sánchez no está dispuesto a aceptar, el jefe del Ejecutivo decidió que ya era hora de concretar el día. El próximo martes, Sánchez se verá con Batet y se conocerá cuándo va a tratar de ser reelegido por el Congreso, en una convocatoria donde casi todas las señales, ahora mismo, se dirigen en una dirección: el fracaso.

Sobre todo, por parte de Podemos, la pieza clave para la investidura. Los socialistas siguen sin darlo todo por perdido, pero también creen que no lograrán la reelección de Sánchez en la primera tentativa y ya piensan en septiembre como periodo más probable para volver a intentarlo, con la amenaza de una repetición electoral a la vuelta de la esquina. De momento, solo admiten en privado sus escasas expectativas, aunque Josep Borrell ofreció alguna pista desde Bruselas, al anunciar que no pensaba ejercer de eurodiputado pese a haber sido elegido para ello. "Las actuales circunstancias han hecho pensar al presidente y a mí que no era muy razonable que el puesto de ministro de Exteriores quedara vacante durante un tiempo indefinido", explicó.

El desmentido

Los morados esconden aún menos su pesimismo sobre un acuerdo antes de mediados de julio, periodo en el que, insiste el Gobierno, Sánchez se presentará a la investidura. Con apoyos o, lo más probable, sin ellos, después de que Podemos siga reclamando su entrada en el Consejo de Ministros y rechace la oferta de Sánchez de ocupar puestos intermedios y crear una comisión que vigile el acuerdo de legislatura. Iglesias anticipó que al final habría pacto con Sánchez, pero no ahora. Después del verano. "El acuerdo está más cerca de lo que parece, aunque haya que esperar dos meses y medio", dijo. Su número dos, Irene Montero, fue más allá. "Sánchez comunicó [a Iglesias] que había decidido buscar el apoyo de la derecha. No compartimos la estrategia del candidato de ir a una investidura fallida", señaló en La Sexta.

Sus palabras fueron desmentidas por la portavoz parlamentaria del PSOE, Adriana Lastra, que negó que el presidente buscara un pacto con el PP y Cs y no con Podemos. "No es esa la realidad", señaló. Pero los socialistas, en el fondo, juegan a todo. Por un lado, dicen buscar un acuerdo con los morados, pero no se han puesto a trabajar en él hasta hace dos semanas (las generales fueron el 28 de abril), no han entrado en las medidas a aplicar en la próxima legislatura y no han designado un equipo negociador, como hicieron en el 2016, en la investidura fracasada de Sánchez. Por otro, siguen apelando a Pablo Casado y Albert Rivera para que se abstengan, algo que convertiría en prescindible el apoyo de los morados para que Sánchez fuese investido.

La oferta de Casado

Los líderes del PP y Cs insisten en que no piensan facilitar que el líder del PSOE sea reelegido, pero Casado ya piensa en el día después. Por segunda jornada consecutiva, el líder conservador ofreció a Sánchez darle "estabilidad durante la legislatura", a través de pactos de Estado, algo que hace pensar a los socialistas que lo más complicado será la investidura, no lo que vendrá más tarde. Al mismo tiempo, en el entorno de Sánchez anticipan que si finalmente no hay acuerdo con Podemos y tienen que volver a intentarlo en septiembre, Cs podría acabar absteniéndose. Los naranjas están sometidos a una presión mediática y empresarial muy fuerte y sufriendo dimisiones en sus filas por el veto de Rivera a los socialistas y su estrategia de aliarse con el PP y Vox, subrayan en la Moncloa.

Podemos no comparte este análisis. Los morados creen que Cs aguantará el pulso y que Sánchez, al final, no tendrá más remedio que aceptar "la realidad": un pacto de izquierdas y un Gobierno de coalición. En cualquier caso, esto parece ir para largo.