LA ENCRUCIJADA NARANJA

La asignatura catalana de Rivera

Albert Rivera.

Albert Rivera. / JOSÉ LUIS ROCA

Júlia Regué

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La euforia de Ciutadans en Catalunya se deshincha. Cada vez quedan menos vestigios de aquella histórica victoria del 21-D con un millón de votos. Unas papeletas que, sin embargo, no les sirvieron para plantarse como alternativa de gobierno. Tampoco lo intentaron. Los resultados de las últimas contiendas no sirven para levantar el ánimo: 477.096 votos en las generales y 192.185 en las municipales. 

Dirigentes de la formación suelen asemejar la explicación a anteriores justificaciones: un comportamiento dual y la polarización del constitucionalismo. Fuentes de los naranjas admiten que fueron perdiendo fuelle en pro de una estrategia orquestada por Albert Rivera con la aspiración de dar el 'sorpasso' al PP para hacerse con la Moncloa. El líder nacional se llevó a Inés Arrimadas en su fragata, dando por amortizado su liderazgo en Catalunya, y dejó unas filas desorientadas que tiraron de relevo natural sin pasar por las urnas internas.

Rivera tiene deberes en Catalunya: diseñar una primer línea que sea capaz de reformular la táctica de su partido en territorio catalán (ya que en Catalunya sus alianzas a nivel nacional no le sirven porque el PPC no es decisivo, Vox no tiene representación y el PSC se ve beneficiado por el factor Sánchez) y erigirse como abanderados del constitucionalismo para recuperarse de la debacle electoral. 

El nuevo líder de la oposición en el Parlament, Carlos Carrizosa, es consciente de que Rivera tiene otros muchos frentes abiertos y una crisis que gestionar, por lo que Catalunya no es hoy poy hoy una prioridad. La nueva portavoz, Lorena Roldán, se luce en el hemiciclo con cada vez mayor protagonismo, aunque no ha anunciado aún su candidatura. 

Y es que nadie ha recogido oficialmente la insignia de la sucesión, ya que la dirección no ha convocado primarias para decidir el perfil a la Presidència de la Generalitat. De hecho, no prevén hacerlo hasta que se oficie un adelanto electoral, según fuentes naranjas.

Valls y los fundadores

El divorcio con Manuel Valls tampoco ayuda a reflotar, porque más allá de los cruces de acusaciones, los naranjas se han quedado con un edil menos en el Ayuntamiento que en el anterior mandato. 

El discurso del exprimer ministro francés ha hurgado en la erosión de los cimientos de Rivera e incluso algunos dirigentes apoyaron públicamente a Valls por facilitar la investidura de Ada Colau, pese al portazo de Cs.

"No vine para acabar dirigiendo la lucha para liderar las derechas, relevar al PP o impedir un gobierno con mayoría constitucionalista", sentenció Valls. Un mensaje que subrayó ayer el portavoz económico del partido, Toni Roldán, al anunciar su marcha: "Vinimos a superar la dinámica entre rojos y azules y nos hemos convertido en azules". Mientras, el eurodiputado Luis Garicano toma apuntes para sembrar un posible contrapeso o incluso una alternativa a Rivera desde el sector más liberal. 

Y aún hay otro frente que levanta la voz: los fundadores de las siglas. Algunos de ellos, como Arcadi EspadaFélix Ovejero y Francesc de Carreras, han criticado en distintos artículos de opinión el giro a la derecha de Cs y los pactos con Vox. No ocupan cargos en la dirección, por lo que, de momento, Rivera hace oídos sordos.