LA ENCRUCIJADA NEOCONVERGENTE

Los moderados del PDECat preparan un golpe de timón

Carles Puigdemont, entre Toni Comín y Ramon Tremosa

Carles Puigdemont, entre Toni Comín y Ramon Tremosa / ACN / BLANCA BLAY

Fidel Masreal

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Las bases del PDECat han dicho basta. Tras la constitución de los ayuntamientos, el próximo 15 de junio, levantarán la voz con contundencia para denunciar la deriva del partido que le está llevando "al borde del precipicio". "No tenemos una marca clara, ni liderazgo ni mensaje, estamos al borde del precipicio", denuncian ya estas corrientes sin matices.

Estos sectores territoriales muestran su hartazgo porque sus votantes están abandonando el barco, desorientados por operaciones como la Crida, por el discurso independentismo más radical y porque la dirección del partido es un auténtico "Frankenstein" en el que malviven, enfrentados, dirigentes de uno y otro sector. Porque el liderazgo brilla por su ausencia. Porque el 'expresident' Carles Puigdemont es "una marca" en sí misma que funciona para sus propios intereses (como se ha demostrado en las elecciones europeas), pero no aporta ningún voto al partido. Porque los resultados en las elecciones generales y en las municipales después han sido desastrosos. Oero los fieles a Puigdemont que han ocupado cargos internos y candidaturas externas eluden toda autocrítica.

El hartazgo tiene que ver con la toma de decisiones forzadas por el impacto emocional de los presos y de Puigdemont, con la ausencia total de discurso político en las campañas española y municipal, más allá del mensaje independentista. "Con los hiperventilados nada más ya vemos a dónde nos lleva este mensaje", advierten estas fuentes, que se lamentan de que Esquerra Republicana les haya tomado el relevo del espacio de la moderación y el diálogo soberanistas y está consiguiendo su objetivo, que no es otro, alertan, que el de hacer desaparecer al PDECat.

El enojo es monumental y el desánimo, generalizado, hasta el punto de que el trabajo de las bases territoriales se centra estos días en evitar deserciones y tratar de mantener unido al partido. La denuncia incluye a la Crida Nacional per la República, creada por Puigdemont y algunos de sus fieles. Una "fantasmada", un "instrumento fallido que se está deshaciendo", describen las bases neoconvergentes.

Balance de daños

El PDECat cuenta con perder tres de las cuatro diputaciones provinciales, así como numerosos consejos comarcales. "Solo hemos resistido allí donde nuestros alcaldes han hecho campaña con un mensaje municipalista, no hablando solo de independencia", describen estas bases, citando casos como el de ReusFigueres o Martorell.

Una de las primeras medidas que demostrarán el hartazgo es la decisión de forjar pactos municipales, si conviene, con el PSC, pese al discurso oficial en ciudades como la de Barcelona, de evitar a toda costa acuerdos con "los partidos del 155". "Esto se ha acabado, en cada ayuntamiento haremos lo que nos convenga", avanzan. Eso será así en ciudades como Calella y Premià de Mar, entre otras.

Otra de las consecuencias posible es la convocatoria de un congreso extraordinario "siempre que no sea para repetir el caos del año pasado", advierten. Un congreso o un consejo nacional para recuperar el discurso político de centro y forjar un liderazgo orgánico y otro de político. Artur Mas puede ser quien "recosa" el partido y se enfrente, si es necesario, a Puigdemont. El o la líder electoral es una incógnita. La revolución interna es urgente dado que, asumen, "si mañana se convocaran elecciones catalanas, nos desharíamos".

La voluntad de estas bases es la de asumir el nombre Junts per Catalunya ("es otra manera de decir Convergència") y aunar a todos los sectores ("estamos tan mal que no sobra nadie") y asumir que en las próximas elecciones el espacio se ha reducido, pero estará reunificado.