crisis diplomática

Rusia cita al embajador español por unas declaraciones "inamistosas" de Borrell en EL PERIÓDICO

Moscú advierte que las palabras del ministro, quien había calificado al Kremlin de "enemigo" y "amenaza", "dañan las relaciones bilaterales"

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Marc Marginedas

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La tensión vuelve a presidir las relaciones bilaterales entre Madrid y Moscú, un año y medio después de que ambos gobiernos intercambiaran duros reproches debido a las acusaciones de injerencia rusa en la crisis catalana. El Ministerio de Exteriores ruso ha convocado este martes al embajador español, Fernando Valderrama, para protestar por las recientes declaraciones realizadas por el ministro Josep Borrell a EL PERIÓDICO en las que tildaba a Rusia de "viejo enemigo" y "amenaza".

En un comunicado, el Ejecutivo ruso ha informado de la convocatoria al representante español, durante la cual la parte rusa ha expresado su "desconcierto" y sus "lamentos" por las "declaraciones inamistosas realizadas por el ministro de Exteriores, Unión Europea y Cooperación en su entrevista con la edición de El Periódico", difundida el 23 de mayo.

La diplomacia rusa ha puntualizado que semejantes palabras "dañan las relaciones entre Rusia y España, la mutua percepción de las relaciones bilaterales como amistosas, de partenariado y ventajosas para ambas partes, lo que ha sido reconocido en todos los documentos oficiales firmados entre ambos países en los últimos años", ha informado la agencia TASS. 

Durante la entrevista, difundida el pasado 23 de mayo, Borrell, preguntado acerca de la posición geopolítica de la Unión en esta época de cambio, respondió: "Nuestro aliado (EEUU) nos da la espalda. Nuestro viejo enemigo, Rusia, vuelve a decir 'aquí estoy yo' y a ser una amenaza y China aparece como un rival. Es lo que hace más urgente y más necesario que los europeos unan sus fuerzas".

Exteriores confirma la reunión con el embajador

La embajada española en Moscú, por su parte, ha confimado la celebración de dicha reunión y la identidad del interlocutor ruso: Alekséi Paramónov, director del Primer Departamento para Europa del ministerio ruso. 

Fuentes de Exteriores han afirmado que les "ha sorprendido, y negativamente, la reacción de Rusia. Creemos que ha sobre-reaccionado, interpretando en clave bilateral una serie de reflexiones sobre la geopolítica global hechas desde el prisma europeo. Y nos ha sorprendido, si cabe aún más, que la hayan hecho pública", informa Juan Ruiz Sierra.

El frágil equilibrio de Madrid

Desde el inicio de las tensiones entre Occidente y Moscú a raíz de la guerra de Ucrania y después debido al papel del Kremlin en el conflicto sirio, Madrid había intentado mantener un frágily complicado equilibrio entre la solidaridad con el resto de los aliados de la UE y la OTAN y la aspiración de mantener tendidos puentes de diálogo para así favorecer intereses económicos españoles en Rusia. Por un lado España ha aplicado a rajatabla las sanciones internacionales a Moscú y a la vez ha enviado de forma reiterada un mensaje de conciliación en cada ocasión en que se reunían dirigentes españoles y rusos.

Hasta tal punto el Kremlin percibía hasta hace poco a España como uno de los eslabones favorables a sus intereses en medio de la hostilidad de los Veintiocho que el ministro de Exteriores Serguéi Lavrov llegó a asegurar en una ocasión, durante una visita a la capital rusa de su homólogo español Alfonso Dastis que tuvo lugar en el 2017, que los contactos bilaterales hispanorusos eran "rehén"rehén de las deterioradas relaciones entre la UE y el Kremlin. Este relativo buen entendimiento, eso sí, se fue al traste durante el otoño del 2017, después de que varios miembros del Gobierno de Mariano Rajoy apuntaran con el dedo acusador a Rusia por interferir en los sucesos previos y posteriores al referéndum ilegal en Catalunya. 

Madrid consideraba que los medios de comunicación rusos sufragados por el presupuesto federal difundían informaciones falsas respecto a la crisis, al tiempo que denunciaba la existencia de bots (cuentas falsas en redes sociales) radicadas en Rusia y Venezuela que amplificaban dichas noticias. Osetia del Sur, una república secesionista, nominalmente perteneciente a Georgia aunque 'de facto' bajo la órbita de Moscú, llegó a amagar con reconocer la independencia de Catalunya. Finalmente, Rajoy acabó reculando, y dió a entender que no había pruebas de implicación de instancias gubernamentales rusas en la campaña.