Ballesteros resiste en Tarragona, pero deberá afrontar un mandato complicado

La imputación por el caso Inipro y los deslucidos Jocs del Mediterrani le cuestan dos concejales al PSC

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Óscar Hernández

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Ni la criticada gestión de los Jocs del Mediterrani, celebrados el verano pasado con retraso y con cuestionado impacto, ni la imputación por presunta malversación y prevaricación del caso Inipro, han conseguido evitar que el alcalde socialista de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, renueve su cargo al que se incorporó en el 2007. Ni tan siquiera el pacto con el Partido Popular para gobernar la ciudad parece haberle afectado demasiado, aunque este socio de gobierno ha caído en picado.

Aunque Ballesteros pierde dos concejales y pasa de nueve a siete, logra superar por muy poca diferencia de votos a la segunda fuerza municipal, ERC, que pasa de cuatro a siete representantes. Sin embargo, el actual alcalde en funciones no lo va a tener fácil durante el nuevo mandato, en el que no va a poder sumar mayoría con el Partido Popular, como hasta ahora, ya que el partido de derechas se estrella al quedarse con solo dos concejales, de los cuatro que consiguió en el 2015.

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Ciutadans, Junts per Catalunya y CUP quedan igual

Como tercera fuerza queda Ciutadans (cuatro concejales, los mismos que hace cuatro años), seguida de Junts Per Catalunya (tres, los mismos que obtuvo su predecesora Convergència), la CUP (que mantiene sus dos concejales), y dos de En Comú-Podem Tarragona. Un abanico que dificulta la mayoría y que obligará al más votado a alcanzar acuerdos personalizados, o 'partidizados', a medida.

Esta ha sido la quinta vez consecutiva que Ballesteros se presenta a las municipales. En el balance de su gestión destaca la inauguración del mercado de Tarragona, tras una década de obras y una inversión de casi 50 millones de euros, y la presentación de proyectos para dar uso a edificios emblemáticos de la ciudad que llevaban muchos años cerrados como Tabacalera y Banco de España, pero que no tienen aún financiación. Pendiente queda el soterramiento de las vías del tren en el frente marítimo de la ciudad.

La ciudad se ha tenido que conformar con la pasarela que une el Balcó del Mediterrani con el puerto. Y cuestionada se mantiene la construcción del flamante Palau d'Esports Catalunya que, un año después de su inauguración, durante los Jocs del Mediterrani, sigue sin utilizarse pese a lo anunciado en su día.