LAS ELECCIONES MUNICIPALES
El 'procés' marca el debate de los alcaldables de Barcelona
La cuestión soberanista abrió el debate de los candidatos a la alcaldía de Barcelona, lo cual generó una clara separación en dos bloques: PSC, PP y Manuel Valls compitieron por defender una capital catalana que deje de lado la cuestión independentista (el popular Josep Bou acabó gritando "viva España"), mientras la CUP ofreció una mesa de diálogo a ERC y JxCat –que apenas atacó a Ernest Maragall– y Ada Colau. La alcaldesa y candidata a la reelección trató de no caer en uno de dos bloques defendiendo que los derechos y libertades no se pueden usar de forma partidista, frente a Maragall, que criticó que los 'comuns' quieran pactar con el PSOE "del 155".
Con todo, las invectivas entre Maragall (que reprochó a la alcaldesa "no acabar" sus proyectos) y Colau (que le afeó no haberse enfrentado nunca a los poderosos cuando gobernó) fueron suaves en comparación con los ataques constantes entre Colau y Elsa Artadi y la visualización del eje izquierda-derecha en el segundo tramo del debate, el dedicado a la vivienda. Maragall, Colau y Anna Saliente (CUP) se situaron en la regulación del mercado. Jaume Collboni (PSC) defendió lo hecho por Pedro Sánchez. Y Artadi se movió más en la promoción y estímulo del mercado, cerca de las propuestas de Valls.
Tras este bloque, el debate de TV-3 –que se alargó hasta las 0.47 horas– se dedicó a cuestiones tan clave como el medio ambiente, el turismo, las desigualdades, el comercio y la educación, en un formato que permitió apenas la definición de los distintos programas. CUP y PP se visualizaron en los extremos y en un juego de reproches cruzados entre PSC, ERC, JxCat y Colau, todos defendieron sin autocrítica la gestión en las instituciones donde gobiernan o en las que han gobernado. Hubo escasa o nula autocrítica.
La propuesta 'cupaire'
Los dos extremos en la cuestión soberanista quedaron fijados de entrada, con Colau tratando de no quedar engullida en ninguno de ellos. Los candidatos del PSC y el PP y Valls compitieron ávidamente por presentarse como los mejores abanderados de una Barcelona contraria al independentismo. Rompió los moldes la candidata de la CUP, proponiendo una mesa de diálogo a JxCat, Esquerra y 'comuns’. Una oferta que aceptaron tanto Maragall como Artadi, que acusó al PSC de estar "con la represión" . No desaprovechó la ocasión de acusar a los 'comuns’ de no haber hecho nada por el 1-O.
A la hora de plantear frases contundentes contra el soberanismo, Valls dijo que no pactará ni con el "populismo" ni con el "independentismo". Y Colau, atacada por la candidata posconvergente, proclamó: "La ciudad no es de ningún partido, es profundamente republicana y democrática, este es un enorme consenso de la ciudadanía que ningún partido puede patrimonializar". Dicho lo cual afeó a Collboni –con quien, entre otros, tiene una frontera de votos no menor– que no haya condenado la represión policial del 1-O. A lo cual Collboni –como Valls– respondió hablando de "pasar página del 'procés’" y centrar los esfuerzos "en los problemas de la gente, y dejar atrás también "el fracaso de la gestión de Colau". Un juicio severo en el que coincidió con Artadi, Valls y el PP. El aspirante socialista –que gobernó durante un año de este mandato– no tuvo reparos en afear a la candidata a la reelección que comparta tesis de los independentistas.
Maragall –que, evidentemente, también tiene frontera de votos con Colau– acusó a los 'comuns’ de estar pactando con el PSOE "del 155" y denunció que "Barcelona está a punto de convertirse en moneda de cambio de acuerdos entre Podemos y el PSOE". Colau se quitó de encima la apelación del candidato de ERC hablando de la lucha contra el oligopolio energético y de las multas a fondos buitres. Y afeó a Maragall el haber estado "décadas en el gobierno de la ciudad y no haberse enfrentado al fraude fiscal de grandes empresas, a los oligopolios ni a los especuladores, ni en el ayuntamiento ni en la Generalitat". Fueron arañazos mutuos de una intensidad no excesiva.
El eje ideológico
El mismo día que el Govern había aprobado una medida para –contra el criterio de la misma Artadi y de lo que defendía el 'conseller’ de Territori, de JxCat, Damià Calvet– impedir por ley el aumento abusivo de los alquileres, la candidata posconvergente no la defendió, sino que apostó por medidas distintas. Y se centró en criticar a Colau, que contestó recordando la inacción de CiU en el pasado y defendiendo que "se ha de regular el mercado privado". La cuestión de la vivienda, a diferencia del soberanista, sí marcó una diferencia entre izquierdas y derechas.
Maragall sí sacó pecho del decreto de regulación de los alquileres, dado que fue una bandera de la 'consellera’ republicana Ester Capella. "Una magnífica noticia", subrayó, al tiempo que defendía usar el suelo disponible.
La seguridad generó un tramo del debate, en el que Colau recibió críticas generalizadas y se revolvió acusando al 'conseller’ de Interior, Miquel Buch, de desatender deliberadamente las necesidades de la ciudad. Las propuestas, salvo la de la CUP, se basaron en aumentar el número de policías.
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