Maragall ignora el torpedo de Artadi
Ernest Maragall siguió el manual del candidato republicano e hizo caso omiso al ataque de Elsa Artadi. El alcaldable por ERC no le dedicó ni una palabra en su acto en Gràcia y, por tanto, dio implícitamente por buena la escueta apreciación hecha por Elisenda Alamany al mediodía.
En Ciutat Meridiana, la número 2 de la candidatura reprochó a su ‘homóloga’ posconvergente su excesivo “nerviosismo”. Una tensión a la que no atribuyó causa, pero que se sobrentendió que ella entendía en clave demoscópica y en esos cinco escaños que las encuestas vaticinan a los posconvergentes. Es decir, la mitad de su representación actual y, también, la mitad de lo que se pronostica (en la parte baja del intervalo demoscópico) a la lista del propio Maragall.
Y es que Alamany, amante y practicante del baloncesto, se está destapando como una férrea defensora al más puro estilo de la selección italiana de la época de Romeo Sacchetti. En los últimos días se ha empleado a fondo en la crítica a su excorreligionaria Ada Colau, a la que ha echado en cara su "equidistancia" en todo lo que hace referencia al conflicto político entre la Generalitat y el Estado y, singularmente, el referéndum del primero de octubre del 2017. Este lunes, sin ir más lejos, la exdiputada de Catalunya En Comú Podem apuntó que la alcaldesa había actuado con "poco rigor" a lo largo del eterno debate sobre la unión de los tranvías por la avenida de la Diagonal.
Ya poco después de la intervención de Artadi en el Foro Primera Plana, fuentes del partido hacían votos por no responder a la posconvergente. "JxCat solo tiene la baza Puigdemont y ahora tratan de transportarla a la desesperada a Barcelona. No hay propuestas de ciudad, solo buscan el cuerpo a cuerpo" con ERC "porque no tienen otra frontera que la nuestra de donde recoger sufragios en las municipales". Finalmente la tesis se impuso.
TÁCTICA REPUBLICANA
Se trata, de hecho, de una norma seguida siempre por Oriol Junqueras, quien siempre ha creído en el efecto bumerán de los ataques a los herederos de CDC, y que, de manera rígida se estableció en la anterior campaña de las generales. Y que vistos los resultados, los republicanos replican en estas dobles elecciones, municipales y europeas.
Maragall, en lugar de respopnder al deseado, por los posconovergentes, cuerpo a cuerpo prefirió percutir donde más duele a junts per Catalunya. Es decir, en la apelación al voto útil del independentismo, toda vez que ha quedado "acreditado", según el propio candidato, que el proximo alcalde de Barcelona saldrá del duelo entre republicanos y 'comuns'. La petición se complementó con las palabras anteriores de Alamany en que situaba a los de Colau como el "voto util del anti-independentismo", insinuando así que la actual alcaldesa es la preferida por PP, PSC y Cs por encima del republicano.
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