ANTE EL 26-M

Casado se la juega tras el desplome del PP el 28-A

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Pilar Santos

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El PP vivirá el próximo 26 de mayo una jornada decisiva. Sobre todo para su presidente. Pablo Casado se la juega después de haber dado un giro ideológico a la derecha que no ha sido secundado en las urnas en las generales. El desplome de 137 a 66 diputados ha dejado noqueada a una formación acostumbrada a moverse siempre desde 1989 por encima de los 100 parlamentarios. Ahora, en los comicios municipales, autonómicos y europeos, Casado debe intentar retener poder si no quiere que las críticas que se han empezado a escuchar a su gestión se conviertan en rebelión y su cargo se ponga en entredicho.

El líder conservador sabe que su grado de fortaleza se medirá por dos indicadores principalmente. Primero, por la retención del poder en algunos gobiernos regionales y en algunos ayuntamientos. La noche del domingo 26 habrá que ver si los populares pueden seguir gobernando, aunque sea con apoyos de otras formaciones, en la Comunidad de Madrid, Murcia y Castilla y León, y también en los consistorios de Málaga y Almería. Y, segundo, se tendrá muy en cuenta la diferencia de votos con Ciudadanos. En las generales, los naranjas se han quedado a solo 220.000 papeletas de distancia, aunque en esta ocasión en Génova se espera que la muy superior implantación territorial del PP neutralice el ímpetu electoral del partido de Albert Rivera.

Europeísmo "genuino"

En las europeas, con la catalana Dolors Montserrat de candidata, Casado confía en que la experiencia y el europeísmo "genuino" de los populares se imponga de manera rotunda a Ciudadanos, que llegó a presentarse en el pasado con la plataforma eurófoba Libertas, y Vox, que es felicitado, recordó el dirigente del PP, "por [el francés de extrema derecha] Jean Marie Le Pen".  

Estos días que han separado las generales de esta campaña, Casado ha tenido que escuchar diagnósticos y consejos que le han escocido. Le han llegado sobre todo del norte, del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y del presidente del PP vasco, Alfonso Alonso. Ambos coinciden en que el partido se ha equivocado al acercarse tanto a Vox y que los conservadores no salieron "a ganar" el 28 de abril sino a buscar un pacto con Ciudadanos y la ultraderecha para llegar a la Moncloa.

Feijóo no quiere compartir poder con Vox

Ni Feijóo ni Alonso han limitado sus comentarios a un día en una entrevista. Ambos se han dejado ver por los medios de comunicación de una manera más fluida que estos meses atrás. Este mismo jueves, el presidente gallego dio una entrevista a Onda Cero a primera hora y después ofreció una rueda de prensa tras la reunión del Ejecutivo regional. "No hemos sabido decirle a la gente que nosotros no somos Vox", se quejó en la radio al recordar que incluso Casado llegó a insinuar que gobernaría con ministros ultras. "Eso a mucha gente centrada le ha preocupado", continuó. Y se quejó de que el PP no mandara "mensajes" que su partido "manda normalmente en las campañas electorales" sobre su capacidad de "gestión". Ya por la tarde, rechazó que Vox pueda compartir gobiernos con su formación y recordó que en el de la Junta no hay ningún consejero del partido de Santiago Abascal

Alonso, por tercer día esta semana, incidió en pedir al presidente de su partido que incorpore "referencias que los ciudadanos puedan identificar con el centro político" para demostrar su verdadera intención de echar el freno a su giro a la derecha.

Feijóo, que se autodescartó para suceder a Mariano Rajoy, vuelve a ser ahora una esperanza blanca entre algunos dirigentes populares. Preguntado por ello, Feijóo aseguró en Onda Cero que su "opinión", "en este momento", es que no se ve como candidado a la Moncloa en el futuro.  

Ya se verá qué cree después del 26-M o, mejor, en 2020, que es cuando acaba su "compromiso con Galicia".