El consejo asesor para un debate constituyente apuesta ahora por la Constitución catalana

QUIM  TORRA Y LLUIS LLACH

QUIM TORRA Y LLUIS LLACH / periodico

Fidel Masreal

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Hablar de un proceso constituyente es hablar de rehacer los fundamentos básicos de un colectivo. No es, pues, un asunto menor.  Sucede en cambio que en el caso de Catalunya, la promesa del soberanismo de emprender uno de estos caminos está convirtiéndose en un auténtico via crucis interno antes incluso de haber empezado a presentarse ante la ciudadanía. La última de estas visicitudes, la discusión interna en el seno del Consell Assessor que preside Lluís Llach que ha llevado a la dimisión de uno de sus integrantes, pocas semanas después de ser nombrado, y a emprender un camino, la Constitución catalana, que Lluís Llach había dejado claro que no era un objetivo.

La crisis interna del Consell Assessor per a l'Impuls del Fòrum Cívic i Social para el Debat Constituent -que así se llama formalmente el organismo- se ha ido larvando durante las últimas reuniones. Fuentes de este organismo apuntan que mientras el Doctor en Ciencia Política de la UPF y experto en procesos constituyentes, Jaume López, defendía un debate con la ciudadanía sin prefijar la estación final de las discusiones para dar cabida a independentistas y no independentistas -como el propio Llach defendió al presentarse el Consell- otros apostaban claramente porque los debates que se emprendan en la ciudadanía lleven a aprobar unos ejes de la Constitución catalana para que sea el Parlament el que la redacte. Es decir, que se trata claramente de un camino hacia la independencia.

La discusión interna llevó incluso a una votación en la que López quedó en franca minoría en un organismo en el que están, entre otros, el propio Lluís Llach, Antonio Baños, Carmina, Castellví, Jordi Domingo, Albano Dante Fachin, Jaume López, Àngels Martínez, Albert Noguera, Montserrat Palau, Miquel Puig, Marta Rovira Martínez, Gabriela Serra y Beatriz Talegón.

Contradicciones

La hoja de ruta que se ha impuesto, y que llevará a crear siete ámbitos de debate sobre la futura Constitución -organizacion terrotiral, régimen econímco, recursos naturales y relaciones internacionales, entre otros-

Cuando el 'president' Torra anunció la creación del Consell, presidido por Llach, este último sostuvo con solemnidad que la función de este nuevo organismo y del fórum no es la de redactar una Constitución catalana porque "esto es algo que en un país democrático corresponde hacer al Parlamento".

Un organismo descafeinado

Se da la circusntacnia de que el 'president' Torra comenzó la legislatura situando el proceso constituyente como uno de los pilares en la construcción de la república catalana. Lo citó en su conferencia del mes de septiembre, hablando de un Foro Cívico, social y constituyente, pero al darle forma y presentarlo junto a Llach en octubre lo diluyó. Ya no se trataba de llevar a cabo un proceso constituyente. Porque el concepto 'proceso constituyente' equivale, como Llach precisó, a la arquitectura que se traza una vez se declara una independencia.

Esta declaración de intenciones con una voluntad "totalmente inclusiva", según afirmaba Llach, se ha convertido ahora en un proceso nítidamente encaminado a la Constitución catalana. Algo que López, impulsor entre otros de la plataforma de debate reinicia.cat, ha criticado internamente, sin éxito.

Un precedente parlamentario conflictivo

El proceso constituyente ya vivió un debate interno más que vivo cuando se creó en el Parlament una comisión de estudio sobre el proceso constituyente, que incluyó a los 'comuns' y que redactó unas conclusiones que fueron rechazadas radicalmente por este espacio político porque prefiguraban ya la estación final independentista. Estas conclusiones fueron impugnadas por el Tribunal Constitucional.