UNIDAS PODEMOS

Iglesias busca respaldo para mantener la presión a Sánchez

El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, el pasado domingo, tras conocer los resultados electorales.

El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, el pasado domingo, tras conocer los resultados electorales. / periodico

Miguel Ángel Rodríguez

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Cuando Pablo Iglesias convoca al Consejo Ciudadano Estatal (CCE) de Podemos es que el momento político lo merece. Reunió a los suyos tras la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa gracias a la moción de censura; los llamó antes de alcanzar el acuerdo presupuestario con el PSOE, ante el peligro de un adelanto electoral; congregó, una vez más, a su dirección para poner en marcha unas primarias exprés; y, en plena crisis de la fuga de Íñigo Errejón, volvió a invocar al CCE. No es extraño, por tanto, en este nuevo escenario surgido del 28-A y a escasos días de que empiecen las campañas electorales localesautonómicas europeas, que Iglesias reúna este lunes al máximo órgano de decisión del partido para buscar el respaldo de los suyos en su estrategia de presión a Sánchez para entrar en el gobierno.  

Cuál será el siguiente paso en su negociación con el PSOE de Sánchez será el tema central del encuentro. Los morados parecen instalado en la estrategia de no hacer ningún movimiento en falso que eche por tierra sus aspiraciones de construir un Ejecutivo con los socialistas.

Atrás queda aquel marzo del 2015, en el que Iglesias, estrenando su condición de orador desde la tribuna del Congreso, le decía a Sánchez que no se extrañase si, "cualquier día", los trabajadores le pedían que entreguase "la y la del PSOE", para después votar en contra de su investidura.

Ahora, el tono es muy diferente, cargado de prudencia. Iglesias tiene que calibrar sus nuevas fuerzas -perdió la tercera posición y cayó hasta los 42 escaños- y diseñar un plan para no dejar escapar un pacto de gobierno que le permitiría enmendar los malos resultados y que, desde las filas del PSOEno hacen más que rechazar. Si bien designar ministros puede no estar al alcance de los morados a tenor de la posición de los socialistas, sí podrían ocupar segundos y terceros puestos en la administración que permitieran a Unidas Podemos llevarse cierto rédito de la acción de gobierno

Segundo asalto

El cónclave de los dirigentes de Podemos tendrá, además, otra finalidad: poner en marcha la maquinaria electoral de cara a las elecciones del 26-M. Las fuerzas obtenidas en ayuntamientos, parlamentos autonómicos y en Europa marcarán también la capacidad de negociación de cada partido a nivel estatal. Por lo tanto, los de Iglesias tendrán que defender, al menos, el poder que ya consiguieron en las instituciones locales y regionales en el 2015. Pero no será sencillo. Las numerosas crisis internas lastran a un partido que, dependiendo del territorio, competirá con una marca distinta. 

Los ciudadanos se encontrarán papeletas diferentes para apoyar a Podemos o Izquierda Unida en algunas comunidades autónomas como AragónAsturias Castilla y León, donde las negociaciones no permitieron replicar el pacto alcanzado entre Iglesias y el coordinador federal de IU, Alberto Garzón. Una disyuntiva que no se encontrarán los votantes de Extremadura, La Rioja o Baleares.

Más problemático será el caso de la Comunidad de Madrid. Los morados, junto a IU y Anticapitalistas, se presentarán al Parlamento regional para competir con el cofundador del partido, Íñigo Errejón, que anunció en enero que concurriría a los comicios con Más Madrid y no bajo las siglas que ayudó a crear. Así mismo, en el Ayuntamiento de la capital, los de Iglesias no tendrán representación ya que, tras varios encontronazos con la alcaldesa, Manuela Carmena, le dejaron vía libre. 

Con este desconcertante panorama encima de la mesa, el líder morado tratará de marcar el camino para llegar al buen entendimiento con el PSOE y poner orden en unas campañas electorales que se verán entorpecidas por el maremagnum de siglas que habrá a la izquierda de los socialistas en algunas comunidades.