DERROTA HISTÓRICA

Álvarez de Toledo fracasa y deja al PP al borde de la extinción en Catalunya

Los populares cosechan el peor resultado de su historia en unas elecciones generales con tan solo un escaño

Cayetana Álvarez de Toledo asume la derrota

Cayetana Álvarez de Toledo asume la derrota / periodico

Júlia Regué

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cayetana Álvarez de Toledo no pudo contener la caída libre del PPC y registró los peores resultados de su historia en Catalunya. La flamante candidata por Barcelona solo cosechó su propio asiento en el Congreso. Ni uno más. Pese a que logró que los populares volvieran a abarrotar alguna que otra sala de hotel con palpitantes mítines, no se embolsó la misma dosis de pasión en las urnas. La noche electoral constató la hecatombe y se cumplieron los peores presagios que auguraban los sondeos: pasaron de seis a tan solo un escaño en el Congreso (dejaron atrás más de 264.000 votos), y perdieron así su representación en Lleida y Tarragona.

En el PP se convencían a lo largo de la última quincena de que la recuperación de una 'ahijada' del expresidente del Gobierno José María Aznar en sus filas, y apuesta personal de Pablo Casado, les permitía pasar página al 'marianismo' y exhibir mano dura en Catalunya para frenar su fuga de votos. Álvarez de Toledo había pasado del reniego a la bendición de sus siglas con la coronación del nuevo líder nacional, y llamaba a los electores desencantados con el partido a seguir sus pasos, volver a 'casa'.

Se suponía también un escollo para Inés Arrimadas, y se desató en los debates televisivos para tratar de noquear a todos sus adversarios y dominar el combate contra el independentismo. Pero su talante no fue suficiente para enchufar el entusiasmo necesario para levantar al PP e impedir que se convierta en una fuerza marginal en Catalunya. 

El pasmo fue de tal magnitud que el secretario general del PPC, Daniel Serrano, no salió a valorar la participación ni las encuestas a pide de urna pese a haber anunciado su comparecencia. Álvarez de Toledo se encerró junto a sus estrechos colaboradores en una sala contigua al lugar establecido para los periodistas y esperó a que Casado rindiera cuentas desde Madrid para hacer sus propias valoraciones. Mantuvo la compostura y asumió la derrota: "Ha sido un muy mal resultado, un pésimo resultado y me siento personalmente responsable. Hay que llamarlo por su nombre. Es una derrota, rotunda, contundente, muy clara", razonó la candidata, escoltada por las caras largas de las primeras espadas del PPC. Señaló la fragmentación de la derecha como una de las causas del batacazo, por lo que pidió ponerse a trabajar en la "reconstrucción del constitucionalismo", y descartó cualquier dimisión.