LA EXTREMA DERECHA

Vox afronta las urnas con el objetivo de superar a Ciudadanos

Simpatizantes de Vox, en el mitin de cierre de campaña, en la plaza de Colón.

Simpatizantes de Vox, en el mitin de cierre de campaña, en la plaza de Colón. / periodico

Luis Rendueles / Miriam Ruiz

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Lo que estamos viendo, me gusta". Es la conclusión con la que cierra campaña un dirigente nacional de Vox, que comparaba hace un mes los escaños que les daban los sondeos con las horquillas de edad para leer los libros de Tintín: "puede ser de 1 a 99". Hay euforia en el partido. Quizá demasiada. Se basan en trackings, que les sugieren que si la tendencia se mantiene en las próximas horas, pueden superar a Ciudadanos. "Ese es nuestro objetivo principal", se recalca. Con ese propósito lanzó Santiago Abascal una última arenga a los suyos en la noche del viernes, en su cierre. "El 28 de abril nos jugamos el pacto de la traición o una alternativa patriótica", avisó el líder ultra, contraponiendo la "España viva" a lo que llama "la anti-España".

El candidato jaleó a los asisentes, miles, sin desfallecer en sus gritos patrióticos. Repitió los grandes éxitos que lo han llevado en volandas estas semanas: contra la "dictadura progre", "las hordas separatistas" o el "feminismo supremacista", para echar de Moncloa a "traidores sin escrúpulos" y "defender la unidad". No se olvidó de cargar contra el "multiculturalismo de la inmigración masiva", de quienes llegan "dando una patada en la puerta". Fue uno de los momentos más aplaudidos. Para compensar, le abrió los brazos al pueblo hispano y a la inmigración de "Venezuela". Para rematar, un recuerdo a la "derechita cobarde", el PP, y "la veleta naranja", Ciudadanos. Abascal se dio otro baño de masas y banderas, cual estrella de rock, escoltado y con fans que apenas superaban la mayoría de edad. Eufóricas. Todo después de que seguridad desalojara del escenario a activistas de Femen. 

Así cerró Vox, con el anhelo de 'sorpassar' a Cs. De batir a Podemos, ni hablan. Lo dan por hecho. Lo contrario sería "un fracaso". Y van más allá: los "números" que dicen haber visto estos días apuntan a que el bloque de derechas es superior a PSOE con Podemos. "Incluso con la suma del partido de Oriol Junqueras".  Están convencidos de que superarán los 50 diputados y reconocen que un resultado menor sería para ellos una "victoria amarga".

Andalucía y Madrid, fuertes

Pronostican que Vox ganará en Ceuta (se reparte un escaño allí) y quedará segundo en Andalucía y la Comunidad de Madrid (detrás del PSOE y el PP respectivamente). Confían en conseguir notables resultados en la Comunidad Valenciana, Murcia y Castilla La Mancha. Esperan buena cosecha, pero en menor medida, en Aragón, Extremadura y Castilla y León. En cuanto a Catalunya, auguran que tendrán varios parlamentarios por Barcelona  -menos de dos lo ven fracaso- y al menos uno por Tarragona. Admiten casi no tener arraigo en Girona y sueñan con un diputado por Lleida. Euskadi, Cantabria, Asturias y Galicia son terreno menos abonado para los ultraderechistas.

Han mezclado grandes mítines con la ira, las medias verdades y los rumores en redes. Salpicado de victimismo. Vox es partido de sangre caliente . No crece en en la tranquilidad. Sube en el conflicto y ante el advesario, sea catalán, feminista o inmigrante. Y sus líderes lo saben. En cuanto a los debates, un dirigente ultraderechista explica: "habríamos ido para que la gente viera que no olemos a azufre, pero nos dejaron fuera".  La difusión de mensajes internos reveló después que, en el fondo, les vino bien la exclusión. Echan el cierre a la campaña satisfechos de haberse aferrado a dos mantras: "No cagarla nosotros, no cagarla. Y que nos insulten, que nos insulten mucho". El primero explica el silencio de Abascal en la mayoría de medios. El segundo la dan por logrado.