voto particular

El increíble mosso menguante

Vox obsequia a los seriófilos de 'Procés' con la compareciencia de un agente de incontinente vida tuitera

Albert Donaire, ante la sede del PP en la calle Génova de Madrid, antes de declarar en el Tribunal Supremo.

Albert Donaire, ante la sede del PP en la calle Génova de Madrid, antes de declarar en el Tribunal Supremo. / periodico

Carles Cols

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Las series (y el juicio del 'procés' va camino de culebrón) tienen a menudo un capítulo premeditadamente disonante, un guiño de los guionistas a los espectadores más fieles. En 'Perdidos', ese era el episodio 'La furgoneta de Hurley' (es por citar un ejemplo), pero ese recurso de complicidad viene de mucho más atrás. En 'Las joyas de la Castafiore', Hergé hace ir de aquí para allá a Tintín tras un inexistente misterio. Así ha sido la trigesimoquinta sesión de la causa que se juzga en el Tribunal Supremo contra la cúpula del independentismo, con la que se cerraba la ronda de testigos citados por la acusación, nada para echar cohetes salvo por el hecho de que Vox había requerido la presencia del hipertuitero Albert Donaire, mosso que, según presume a toda hora, trabaja por la república catalana y que durante los últimos días había anunciado a sus casi 50.000 seguidores que iba a encarar al juez Manuel Marchena dispuesto a demostrar el patetismo y la farsa de este juicio. Y, además, en catalán. Ni el capitán Haddock las pasó tan canutas con la Castafiore.

Impresionante el juez Marchena en 'Men in black', sin neuralizador le ha borrado la memoria y el habla al testigo y hasta le ha hecho abrazar la Constitución

Hay una vieja anécdota del mundillo de la prensa barcelonesa protagonizada por un gran profesional recién jubilado. Tenía un castellano más propio de Joan Capri que de Miguel de Cervantes. Trabajó en los inicios de Catalunya Ràdio, en catalán, claro, pero un día le pidieron una breve colaboración en Radio Euskadi, ¡ay!, en castellano. Lo hizo lo mejor que pudo. Pasó una grabación por teléfono y al momento recibió una llamada. "Oye, Salvador, se entiende bastante, ¿pero lo puedes pasar en castellano?". Ha sido inevitable recordar aquella historia olvidada al escuchar las primeras respuestas de Donaire al 'voxeador' Javier Ortega Smith. Que cuál es su profesión... "agent de los Mossos". Así, en frases cortas, ha ido camino de satisfacer a su parroquia de seguidores, declarando en catalán o, desde la perspectiva de la bancada de la fiscalía, en un castellano con más acento del habitual, pero eso ha sido solo hasta que el letrado del partido de la reconquista le ha preguntado por un tuit añejo en el que, vestido de uniforme, Donaire se cuadraba frente a una 'estelada' y prometía defender la celebración del 1-O. "Creo que no se me está juzgando a mí", ha respondido desafiante.

 "No confunda el escenario. Ha sido citado aquí como testigo. En consecuencia se va a limitar a responder a las preguntas. Usted es un agente de la autoridad". Esa ha sido la intervención de Marchena. Sería raro que algún lector no haya visto alguna vez, íntegra o parcialmente, 'Men in black', película recurrente de las cadenas de televisión. Recordarán así el neuralizador, el chisme en forma de pluma con el que Tommy Lee Jones borra los recuerdos de quienes reciben un fogonazo de luz. Así se ha quedado Donaire, que ha recurrido a varios "no recuerdo/no lo sé" a partir de ese momento, ha olvidado el catalán y, en un 'rien ne va plus' ha asegurado que el 1-O su labor consistió en cumplir con la Constitución española.

Su presencia en el Tribunal Supremo no ha sido más que un chusco intento de Vox de retratar al conjunto del cuerpo de los Mossos d'Esquadra como el brazo armado de la sedición. Aunque innecesario tal vez, el abogado de Joaquim Forn, Javier Melero, ha querido hacerle una foto final, le ha hecho admitir que la policía autonómica le ha abierto un expediente por su verborrea tuitera, pues llegó a proponer que la Generalitat liberara a la cúpula independentista cuando estaba presa en Catalunya.