ELECCIONES GENERALES

Sánchez ignora a Iglesias e insiste en un Gobierno monocolor

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Juan Ruiz Sierra

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Pedro Sánchez no dedica mucho tiempo a atacar a sus rivales. La suya es una campaña "en positivo", en la que el líder socialista se dedica a detallar sus logros desde que está en el Gobierno, recordando que lo ha conseguido "con solo 84 diputados" y pidiendo al auditorio que se imagine lo que hará con una "mayoría amplia". Pero cuando pasa a la carga, cosa que el líder socialista siempre hace en algún momento de sus mítines, nunca es contra Pablo Iglesias, cuya insistencia en formar parte de un futuro Gobierno con Sánchez solo obtiene silencio al otro lado.

El jefe del Ejecutivo suele acusar a Pablo Casado de querer recortar las pensiones, bajar el salario mínimo y pertenecer a un partido que "roba", "miente" y "espía". A Albert Rivera, de estar obsesionado con él, hasta el punto de que si le preguntas al líder de Ciudadanos "qué hora es", bromea el presidente, su respuesta será: "Pedro Sánchez". A Santiago Abascal lo cita menos, pero Vox también aparece en los discursos del secretario general del PSOE, que señala que la extrema derecha siempre ha existido en España, y entonces recuerda al fallecido Blas Piñar, líder de Fuerza Nueva. Pero Podemos apenas ocupa espacio en sus intervenciones. Sánchez, de hecho, pronuncia mucho más el nombre de Blas Piñar que el de Pablo Iglesias.

Los socialistas llevan tiempo transmitiendo que ya no pueden crecer más a costa de los morados. Hace dos años, poco después de recuperar el liderazgo del partido en las primarias que ganó a Susana Díaz, Sánchez explicó, en una conversación informal, que con su victoria en las elecciones internas también se había resuelto quién lideraba la izquierda en España. Desde entonces, Podemos, que estuvo cerca de ocupar el segundo lugar en las generales de 2016, solo por detrás del PP, ha dejado de ser una amenaza para el PSOE.

Ahora, con la amenaza del 'sorpasso' siendo solo un vago recuerdo de épocas peores para el socialismo, Sánchez, que este viernes protagonizó un mitin en Palma, podría cuadruplicar en escaños a Iglesias el próximo 28 de abril, según las últimas encuestas. Pero los colaboradores del presidente insisten en que el trasvase de Podemos al PSOE ya se ha producido, y que ahora Sánchez solo puede arañarle nuevos votos a Rivera.

La opción "más realista"

Podemos ha sido durante esta año el socio "preferente" del Ejecutivo socialista, que ha acordado con los morados gran parte de sus iniciativas parlamentarias. Pero Sánchez continúa sin dejar claro si quiere seguir por esta senda, pactando su investidura con Iglesias, o hacerlo con Rivera. Aunque numerosos dirigentes socialistas miran a los naranjas, también anticipan que será muy difícil un pacto de este tipo, con Ciudadanos basando su campaña en la necesidad de sacar al PSOE del poder. Así que la opción "más realista", insisten, es una alianza con Podemos, el PNV y Compromís, que esperan que sea suficiente para garantizar la permanencia de Sánchez en la Moncloa, sin contar con los independentistas catalanes.      

Otra cosa es quién integraría ese Gobierno. Iglesias traslada en cada mitin que él debe formar parte del Ejecutivo, porque esa es la única manera de "garantizar" que aplique "políticas de izquierda". Antes de que comenzase la campaña, varios dirigentes socialistas señalaban que quizá no habría más remedio que hacerle un hueco al líder morado. Pero ahora ya no. Si Sánchez se sitúa en torno a los 30 diputados y Sánchez ronda los 130, como vaticinan los últimos sondeos, en el PSOE se ven con fuerzas para gobernar en solitario.