CITA CON LAS URNAS

JxCat-ERC: el club de la lucha

Oriol Junqueras y Carles Puigdemont

Oriol Junqueras y Carles Puigdemont / FERRAN SENDRA

Fidel Masreal / Xabi Barrena

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La primera regla del club de la lucha es no hablar del club de la lucha. Es imprescindible digerir esto para entender cómo plantea ERC su duelo con Junts per Catalunya (JxCat). “Si quieres ganar a Convergència [sí, Convergència] no hables de Convergència. Y eso incluye a Comín”. Dicho en román paladino, los republicanos no piensan malmeter su relación con JxCat. Ni una crítica, ni un ataque. Todos los dardos se reservan para el PSC y, obviamente, para el diestro tripartito. Enfrente, JxCat opta por una táctica parecida pero no igual: cargar contra ERC sin mencionarla para tratar de robarle votos sin que parezca que se trata de un ataque desleal entre compañeros de lucha.

Uno de los arañazos posconvergentes a Esquerra -no el único- consiste en reprocharles no haber querido sumarse a una candidatura única y  en cambio estar compitiendo por el espacio de los 'comuns'. "La única lista realmente unitaria, abierta y transversal es JxCat", proclamaba Francesc de Dalmases este jueves. En JxCat personalizan la crítica en Oriol Junqueras por no haber querido unidad ni en las generales, ni en las europeas ni cara a la alcaldía de Barcelona. Esquerra es consciente de que su perenne negativa a la lista conjunta, que no única, con los posconvergentes, les pone en la mira de los independentistas ‘ventolín’, así nombrados por su “hiperventilación”, como les definió en su día Santi Vila. Por eso la reacción al trasvase de Comín de ERC a Puigdemont fue acogida con flema británica.

Los objetivos electorales

El reto republicano no es tanto superar a los de Puigdemont -el 'expresident', gran baza de campaña de JxCat-, sino quedar primeros en los comicios en Catalunya. Para ello contarán con dos grandes ideas matrices con las que llegar a los 300.000 catalanes, según el CEO, que dudan entre republicanos y post convergentes. Por un lado, que el PSOE lo tiene ganado, por lo que el voto útil anti tripartito de derechas ha perdido su urgencia.

Junts per Catalunya en cambio esgrime el peligro de las derechas y apela a ese voto útil. ¿Cómo? Asegurando que Esquerra está poniendo una "alfombra roja" a Pedro Sánchez mientras la posconvergencia será más exigente en sus condiciones, si bien tampoco se niega a negociar, en un equilibrio discursivo que ha generado una cacofonía no menor sobre las condiciones concretas de JxCat al PSOE.

Respecto a los malos vaticinions eletorales, los de Puigdemont afirman que hay marejadilla interna en ERC y que una vez más darán la sorpresa frente a las encuestas. ERC quiere sacudirse este sambenito. “Esto solo ha pasado el 21-D, y por 12.000 votos”, afirma un directivo del partido. “Pero antes ya habíamos ganado las europeas del 2014 y, en el campo soberanista, nos habíamos impuesto a la posconvergencia dos veces en las elecciones generales del 2015 y 2016”. Es un “bulo interesado” apunta este republicano ante el hecho de que las encuestas, incluso, superan las propias expectativas internas.

Referéndum pactado

La otra idea de ERC es que el PSOE es solo el mal menor. Pero mal. Es el partido que apoyó el 155; el que lo blande como amenaza ante cualquier acción del Govern; el que no sale del marco de la Constitución, negando así la opción que los republicanos ven como más lógica, un referéndum pactado. Algo que vuelve a sus documentos tras años de ausencia, por cierto. En esto, JxCat se parece a lo que dice ERC, pero con matices: su programa no cita el referéndum pactado y Laura Borràs habla directamente de ejercer la autodeterminación. Y mientras Esquerra lanza guiños al progresismo de los 'comuns' para reprochar al PSOE su actitud, los posconvergentes -de momento- no tratan de pescar en este flanco, en el que no tienen frontera de votos.

Los presos, material sensible

Aquí también hay matices sutiles. Rufián este sábado visitó a Oriol Junqueras y Raül Romeva en Soto del Real, y a Dolors Bassa y a Carme Forcadell en Alcalá Meco, y denunció después que el hecho de que la Junta Electoral Central (JEC) haya impedido hacer actos electorales a quienes son candidatos es una prueba más de que son "presos políticos". JxCat se queja, en privado, de que ERC solo promocione a "sus" presos, y exhibe con orgullo su lema "free tothom" ("libertad para todos").