Alistamiento de la policía presidencial

El Govern examina a 152 mossos para la guardia de Torra

listado de personas convocadas para mossos area de seguretat de presidencia

listado de personas convocadas para mossos area de seguretat de presidencia / EL PERIÓDICO

Juan José Fernández / Antonio Baquero

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Presidència de la Generalitat está evaluando a 148 mossos (a los que hay que añadir cuatro sargentos que ya han sido elegidos) que aspiran a formar parte del Àrea de Seguretat Institucional (ASI), el grupo policial que Quim Torra está reclutando para que le preste seguridad y también proteja a los 'expresidents', con exclusiva dependencia del Palau de la Generalitat y sin control de la prefectura de la policía catalana.

Cada agente está siendo citado a una entrevista personal con un reducido grupo de evaluadores cuya composición concreta no se ha publicado. Fuentes de los Mossos incluyen en el grupo al director general de la Policía de la Generalitat, Andreu Martínez, y a dos asesores de la Secretaria General de Presidència. Está al tanto del proceso Esperança Cartiel, subdirectora general de Recursos Humanos de los Mossos.

Las entrevistas concluirán el 17 de abril, día en que han sido convocados ocho mossos. Este viernes están llamados a examen 15 policías. Los encuentros comenzaron el día 2, con diez agentes citados, y se están llevando a cabo en la sede de la Direcció General de Policia de la Generalitat, en la barcelonesa Travessera de les Corts.

Cada candidato ha de presentarse a una hora previamente asignada, provisto solo de su Tarjeta de Identidad Profesional y su DNI y, al llegar, ha de dirigirse al comedor de esa sede oficial, donde alguien le recogerá para llevarle a la entrevista. Si son seleccionados, deberán rellenar una "solicitud de Comisión de Servicios" o una petición de "adscripción provisional voluntaria".

Perfiles concretos

Todos los miembros de la lista que maneja Presidència –a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO– son agentes de la "escala básica" y proceden de unidades de la policía catalana como ARRO (Áreas Regionales de Recursos Operativos) y Brimo (Brigada Móvil, los antidisturbios); algunos, los menos, también del grupo de élite: el GEI. Una buena parte de los agentes que han respondido a la convocatoria tienen acreditado perfil independentista, según todas las fuentes consultadas, que no ocultan en redes sociales.

La cantidad definitiva de agentes que integrarán el área aún no es oficial. Fuentes conocedoras del proceso señalan a este diario que un primer objetivo es alistar a 75 mossos, y que la apuesta es que el grupo acabe con 270. Para cada 'president' son necesarios tres escoltas por turno, y tres turnos de vigilancia, explican fuentes cercanas al proceso. Los reclutados entrarán como "adscritos provisionales", o por libre designación.

A la "LD", como la llaman los mossos, se recurre con frecuencia en el cuerpo: la mayoría de los agentes de la División de Asuntos Internos (DAI) y de la Comisaría General de Información están ahí en comisón de servicio y por libre designación. Pero ninguna fuente consultada recuerda una convocatoria tan numerosa de plazas por libre designación entre los Mossos.

Interior niega que vayan a viajar a Waterloo

No han trascendido aún condiciones salariales concretas, pero las fuentes policiales consultadas indican que los miembros de la guardia de Torra disfrutarán de 400 euros brutos de complemento. Por lo que han comentado algunos de los ya evaluados, sus condiciones de trabajo serán también mejores, con un muy probable turno 7x7.

Así llaman entre los mossos a trabajar siete días y descansar otros siete. La amplia disponibilidad de días libres permitirá viajar a Waterloo en tiempo de descanso a prestar escolta a Carles Puigdemont, subrayan fuentes policiales. Pero Interior de la Generalitat lo niega: la nueva unidad "no va a ir a dar custodia a Puigdemont", indican fuentes de esa consejería. Desde Interior insisten en que la nueva unidad "no es en absoluto una guardia pretoriana, simplemente se ha imitado el modelo que existe en Moncloa, y también en torno a los primeros ministros de Francia y el Reino Unido".

Las misiones que la Generalitat ha descrito para el Àrea de Seguretat Institucional son la escolta del 'president' y los' expresidents', sus familias, los medios e instalaciones presidenciales, el Palau de la Generalitat y su personal. En Moncloa, el Departamento de Seguridad de Presidencia del Gobierno (guardias civiles en su mayoría) depende operativamente de esa presidencia, y no de Interior.

Enfado en los Mossos

La cúpula de los Mossos se ha enterado por la prensa de este proyecto. Les ha irritado que no se haya contado con su criterio para un área que hará lo que ya se está haciendo. Y no ha habido tampoco anuncios previos en boletines (aunque sí en la intranet de los Mossos) salvo el decreto 20/2019, emitido por el Govern en un marco no policial, sino de "reestructuración de Presidència".

Los miembros de la prefectura se lamentan de cómo un escolta sargento, Lluís Escolà, hombre cercano a Puigdemont, iniciador de los turnos de visita de mossos a Waterloo y exasesor de Interior, ha tenido más influencia en este proyecto que ellos mismos.

La medida está causando una gran incomodidad también en el Àrea d'Escortes, 140 mossos que se ven desplazados en buena parte de sus cometidos, si bien Presidència prevé asimilar a 50 de ellos a la nueva unidad. Fuentes de este grupo subrayan cómo los voluntarios del listado, procediendo de áreas tan dispares como la unidad canina, Trànsit o la BRIMO, no tienen formación específica de escoltas.

Esta guardia presidencial tampoco gusta a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, por no estar sujeta a las órdenes de sus mandos naturales, los comisarios de Mossos. Fuentes de esos cuerpos consultadas descartan que esta "guardia de Sant Jaume" pueda eludir el control del Gobierno central en caso de aplicación del 155 o de la ley de seguridad nacional.

El primero pondría a todo el departamento de Presidència bajo supervisión estatal, señalan, y la segunda, en su artículo 24.2, ordena a todas las administraciones poner a disposición del Estado todos los recursos materiales o humanos que se les pidan.

Destino atractivo

El proceso de selección ya está avanzado en el nivel de los sargentos. Cuatro han sido elegidos, y su designación comunicada a la dirección general. Dos de ellos son del GEI, según fuentes de los Mossos. No ha trascendido aún el nombre del que mandará la unidad. Todas las fuentes consultadas apuestan por el carismático inspector Marc Caparrós, relevado de la jefatura de la Brimo en julio de 2015 y que hoy manda el Área Básica Policial de Osona (Girona).

Los mossos han tenido de plazo hasta el pasado 17 de marzo para alistarse. Los voluntarios que han acudido a un primer "requerimiento" se ven atraídos no solo por el sobresueldo. Para los antidisturbios y agentes de Seguridad Ciudadana –especialmente los primeros, inquietos por el procesamiento de uno de sus compañeros y el aviso de que su proceder será vigilado estrechamente– es una oportunidad de dejar servicios en la calle sometidos a fuertes críticas y escaso apoyo. "En vez de estar dando palos, recibiendo botellazos y chorros de pintura, o interviniendo en desalojos, pasas a un sitio más cómodo y con menos responsabilidad”, explica uno de los consultados.

Falta gente en Waterloo

Esta convocatoria coincide con dos momentos clave entre los Mossos: por un lado, un poco disimulado divorcio de importantes comisarios con la cúpula política, mientras avanzan las jornadas del juicio del ‘procés’. Por otro, días de dificultad para encontrar voluntarios que quieran prestar servicios de seguridad en Waterloo. El entusiasmo inicial ha decrecido considerablemente. "Aquello no es nada idílico, no es precisamente hacer el Kevin Costner", explica una fuente policial.

Están proliferando las excusas –la familia, el agotamiento de los días libres…– de mossos voluntarios para viajar. Últimamente resulta complicado completar la docena necesaria para ese 'servicio', razón por la que, hace unos días, sus promotores han pedido discretamente voluntarios en la emblemática comisaría barcelonesa de Les Corts.

Los que llegan, viajan desarmados –no pueden salir de España con el arma, por reglamentaria que sea- y se encuentran con prolongadas, rutinarias y nada románticas jornadas de observación de videocámaras. Es lo que se lleva la mayor parte del tiempo de la escolta informal de Puigdemont.