JUICIO AL 'PROCÉS'

La Guardia Civil relata violencia en todos los frentes

El juez Manuel Marchena.

El juez Manuel Marchena. / periodico

Daniel G. Sastre / Ángeles Vázquez

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La Guardia Civil irrumpió este martes en el Tribunal Supremo. La imagen de los cuatro mandos que contestaron a las preguntas de las acusaciones y las defensas no se distribuyó fuera de la sala, pero su testimonio buscó afianzar la tesis de la fiscalía de que en otoño del 2017 se produjo un alzamiento violento en Catalunya. A las imágenes de las cargas policiales que están en el recuerdo de gran parte de la sociedad, opusieron un relato de acoso y “terror” contra los cuerpos policiales durante los registros del 20 de septiembre, de pagos discretos para financiar el referéndum, de destrucción de documentos e incluso de intentos de sustraer el arma a un agente durante la jornada del referéndum.

La sexta semana del juicio del ‘procés’ se inició con la declaración del número dos de Cristóbal Montoro en el Ministerio de Hacienda, que afirmó que la Generalitat pudo saltarse en algunos momentos el control del Gobierno sobre sus finanzas. Pero enseguida se abrió paso la Guardia Civil ofreciendo una profusión de detalles inéditos sobre los hechos del 20-S y sobre la identidad de quién contrató la cartelería del referéndum. Según uno de los agentes, el “tal Toni” que había contactado con varios testigos anteriores para encargarles trabajos relacionados con el 1-O no era otro que Antoni Molons, exsecretario de Difusió de la Generalitat. En su domicilio se encontró una tarjeta telefónica comprada con su DNI a nombre falso.

Sin embargo, seguramente las descripciones más interesantes para la causa del día fueron las que realizaron de las dificultades que se encontraron los cuerpos policiales para cumplir los mandatos judiciales tanto del 20-S como del 1-O. Lo son porque ayudan a las acusaciones a dibujar unos escenarios violentos imprescindibles para sustentar el delito más grave que se les imputa a la mayoría de los 12 líderes independentistas que se sientan en el Supremo: la rebelión.

"Una rabia descontrolada"

Sorprendió sobre todo la narración que hizo un agente de un episodio hasta ahora secundario en el imaginario colectivo: el registro de Exteriors, que se produjo el mismo día de la entrada –mucho más publicitada- de la comisión judicial en la sede de Economia. Según él, los concentrados en la puerta actuaron con “una rabia descontrolada”, golpearon los vehículos policiales hasta el punto de romperles los cristales e intentaron liberar al detenido Xavier Puig, exresponsable de Tecnología de Exteriors. Fue “un capítulo de terror total”, durante el que mientras “los Mossos miraban” y no actuaban, incluso apareció Carme Forcadell dentro de un coche para “animar” a las masas, siempre en palabras del guardia civil.

El relato, que también incluía zarandeos al vehículo que llevaba a la secretaria judicial -que “acabó llorando”-, provocó una guerra de vídeos en el juicio paralelo en el que se han convertido las redes sociales. Mientras Òmnium distribuía imágenes de gente lanzando claveles a la Guardia Civil y de Mossos haciendo un cordón para facilitar el trabajo, otras secuencias mostraban a la masa abalanzándose contra los coches policiales en actitud poco amistosa, y las dificultades de los agentes para abrirse paso.

El papel de Sànchez

En el mismo sentido que su compañero declaró un integrante del dispositivo que participó en el registro del domicilio del exnúmero dos de Economia, Josep Maria Jové. Explicó que no lo condujeron a la sede de la Conselleria porque el teniente al mando del operativo en ese punto de Barcelona le aseguró que era “imposible” entrar. Y añadió un dato crucial, si se confirma, contra la defensa de Jordi Sànchez: afirmó que el entonces líder de la ANC le había dicho que no se permitiría la entrada de nadie al edificio.

El último agente que declaró se centró en el 1-O. Habló del “intento de atropello” a un guardia civil con una moto, de “patadas en la cabeza” a otros dos, de un “mordisco” a otro, de “tractores y pacas de paja” colocados como barricadas y también de agresiones con “bolas de acero” y “productos deslizantes”. Además, detalló que una persona a la que iban a detener intentó quitar el arma a un agente. Las defensas tendrán que esperar a testigos más favorables para acreditar su versión de los hechos.