CANDIDATURAS ANTE EL CICLO ELECTORAL

Sánchez ajusta cuentas y diseña unas listas sin críticos

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Juan Ruiz Sierra

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Comparada con la convulsa historia reciente del PSOE, la actual pugna por las listas electorales parece una película infantil. No ha habido descalificaciones en público, ni destituciones, ni protestas ante la sede del partido. Pero el proceso para las candidaturas a las generales, europeas, autonómicas y municipales, que se cerrará este domingo durante el comité federal socialista, ha puesto de manifiesto que las heridas siguen abiertas y que Pedro Sánchez, ahora presidente del Gobierno, no olvida los traumáticos acontecimientos que le llevaron a dimitir como secretario general para después reconquistar el liderazgo.

El líder del PSOE quiere grupos cohesionados en torno a su figura, sin críticos, en los que no haya ninguna posibilidad de que algún integrante se descuelgue en las votaciones. Al menos en las instituciones más importantes: el Congreso, sobre todo, pero también en la Eurocámara. Sánchez y su equipo han diseñado allí unas listas en las que apenas tienen cabida quienes respaldaron a Susana Díaz en las primarias de hace dos años. En la Cámara baja, donde todos los ministros salvo Nadia Calviño ocuparán un escaño, la renovación será casi total, afectando a más del 70% de los actuales diputados. En el Parlamento de Estrasburgo, dos exvicesecretarios generales como Elena Valenciano José Blanco dejarán de ocupar escaño, aunque este último todavía tiene una mínima posibilidad de continuar.

En otros tiempos, una maniobra de estas características habría provocado un terremoto en el partido. Pero ahora ya no. Las federaciones, incluidas las más importantes, han visto cómo la dirección del PSOE tachaba los nombres que habían propuesto y ponía a otros, y aunque han expresado su malestar con distintas intensidades, están dejando hacer. La autoridad interna de Sánchez casi no se discute desde que volvió contra pronóstico al mando, y ahora que es jefe del Ejecutivo y ha llevado a los socialistas a un clarísimo primer puesto en las encuestas, mucho menos.

El peso de las bases

Según lo pactado en el último congreso del partido, justo después del regreso de Sánchez al liderazgo, las listas se llevan a cabo partiendo de la votación de los afiliados en las asambleas locales. Sin embargo, el visto bueno definitivo lo tiene que dar el comité federal. Y allí, la amplia mayoría de sus más de 250 miembros están alineados con el secretario general.

Durante todo este jueves pasaron por la sede del PSOE, en la madrileña calle de Ferraz, los secretarios de Organización de gran parte de las federaciones. Con casi todas había acuerdo previo. Pero no con Andalucía, ni con Aragón. Ambos territorios llevaron sus listas, votadas por los militantes. Allí había nombres que la dirección del PSOE no está dispuesta a dejar entrar. Por ejemplo, Ignacio Urquizu, defensor de la traumática abstención ante Mariano Rajoy en el 2016, como número uno por Teruel. O Antonio Pradas de número dos en las listas sevillanas, por detrás de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Pradas fue uno de los principales artífices de la defenestración de Sánchez y la llegada de la gestora al PSOE. El presidente del Gobierno no olvida.

No hubo acuerdo con estas federaciones, ni tampoco con Galicia. Pero ninguna de ellas está dispuesta a dar la batalla en el comité federal. El PSOE, en este sentido, ya no es lo que era.