El PDECat y la Crida libran la batalla final por las listas

Carles Puigdemont recibe el aplauso de los asistentes al congreso de la Crida tras su discurso en la clausura del congreso constituyente.

Carles Puigdemont recibe el aplauso de los asistentes al congreso de la Crida tras su discurso en la clausura del congreso constituyente. / JORDI COTRINA

Fidel Masreal

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Lla ejecutiva del PDECat, reunida este miércoles en un hotel de Barcelona, mostró su confianza en David Bonvehí, Míriam Nogueras y Ferran Bel -presidente, vicepresidenta y responsable de organización del partido- para cerrar la lista electoral del partido cara a las elecciones generales, que se presentará bajo la marca Junts per Catalunya. Según fuentes de la dirección, la reunión mostró de nuevo un clima de "resistencia y firmeza" del partido frente a las influencias de la Crida, que impulsa el 'expresident' Carles Puigdemont. Una Crida que, en contra del criterio ampliamente expresado por sus bases, decidió nadar y guardar la ropa: no implicarse como partido o asociación en las generales -dado que su llamada a la unidad de todos los independentistas no ha tenido fructificado- pero dejar la puerta a que algunos de sus caras visibles formen parte de la lista del PDECat, que llevará de nuevo el nombre de Junts per Catalunya. Una intengración que podría incluir -retorciendo todavía más la coherencia- al presidente de la Crida, Jordi Sànchez, encarcelado y juzgado por el 1-O.

El PDECat celebra este jueves su consejo nacional, máximo órgano entre congresos, sumido en un hervidero de presiones y recelos internos. Todo está abierto. Una opción que toma cuerpo es que encabecen la lista por Barcelona, Tarragona y Lleida, los presos Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull. Girona es una incógnita. La clave, con todo, es quién ocupa el número dos, dado que los dirigentes encarcelados difícilmente podrán ejercer de diputados si, como es previsible, el Supremo les inhabilita en la sentencia. Así pues, pugnan por la segunda posición en Barcelona perfiles tan divergentes como el de Carles Campuzano, veterano diputado del sector moderado y defensor de un soberanismo "útil" en Madrid, y el de Míriam Nogueras, vicepresidenta del partido y fiel a Puigdemont y a la idea de que el PDECat es un instrumento caduco en beneficio de la Crida.

Otros diputados que vencieron las primarias comarcales, del sector moderado, temen quedar apartados por perfiles como el de Nogueras. Es el caso de Jordi Xuclà, de Olot, o de la senadora y exlíder del partido, Marta Pascal. Está todo abierto, apuntan fuentes de la dirección. Una dirección en la que conviven sectores enfrentados ya abiertamente.

La Crida desoye a sus bases

Mientras, la Crida confía en situar a perfiles de su agrado sin implicarse formalmente en la candidatura. Se trata de Sànchez o del portavoz de JxCat en el Parlament, Eduard Pujol, entre otros. Este miércoles, Toni Morral, en nombre de la entidad, confirmaba que se inclinan por no concurrir a los comicios estatales, pese a que en la segunda de las preguntas a las bases formulada este fin de semana, sobre si se acepta que la Crida participe "como tal" en los comicios" si "otras organizaciones políticas aceptasen la confluencia electoral", el sí se impuso por el 91% de los votos. Según Morral, portavoz de la formación, no se trataba de una consulta vinculante. Morral no renuncia a conseguir una lista independentista unitaria cara a las elecciones europeas del mes de mayo.

El recelo interno en un sector del PDECat respecto a la Crida se resume en la idea de que la plataforma de Puigdemont de nuevo situará a sus fieles en lugares clave de la candidatura al Congreso sin haber participado en ningún proceso interno de primarias como sí han hecho los candidatos y candidatas comarcales del partido. Se trata, afirman, de una nueva victoria de Puigdemont sobre la autonomía del PDECat. Y temen que se imponga la tesis más radical, la de condicionar cualquier pacto en Madrid al reconocimiento del derecho de autodeterminación. Para ello habrá que esperar a la confección del programa electoral, que se antoja otra batalla interna en las movidas aguas de la posconvergencia.