JUICIO AL 'PROCÉS'

Cuixart sí reivindica el 1-O

Jordi Cuixart, durante su declaración en el Supremo

Jordi Cuixart, durante su declaración en el Supremo / periodico

Daniel G. Sastre

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Desde que empezó el juicio al ‘procés’, Jordi Cuixart se ha comportado de manera diferente al resto de acusados. Sonríe desde el banquillo, saluda a menudo al público de la sala, se le ve menos tensionado que a sus compañeros. También su interrogatorio fue distinto: imbuido de una especie de aura mística que fue muy celebrada por el independentismo, no quitó importancia al referéndum del 1-O, sino que lo reivindicó.

Cuixart, todavía presidente de Òmnium, usó un tono coloquial que desquició a la fiscalía y le valió alguna advertencia del presidente del tribunal, Manuel Marchena. Por su discurso, más pensado para los libros de historia que para obtener una sentencia favorable, circularon nombres como el de Gandhi, el de Martin Luther King o el de la plaza de Tiannamen. Pareció por momentos que Cuixart y su interrogador estuvieran en universos paralelos: si para uno el referéndum debió paralizarse cuando lo ordenaron el Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya, para el otro el 1-O debería despertar “orgullo” en “todos los ciudadanos de España”, porque constituyó “el ejercicio de desobediencia civil más grande que ha habido en Europa”.

La tercera semana de juicio tendrá declaraciones políticas de alto voltaje, como las de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría o Artur Mas. Pero este martes, los interrogatorios de los dos últimos encausados, Cuixart y Carme Forcadell, han servido de resumen de las dos actitudes que han tomado hasta ahora los líderes políticos procesados por impulsar el 1-O y la declaración de independencia. La expresidenta del Parlament se adscribió a la de los que matizaron la importancia de los hitos políticos soberanistas de octubre del 2017; el líder de Òmnium fue el más explícito entre los que los defendieron.

Transfiguración en prisión

El mismo Cuixart explicitó su transfiguración, fruto de largos meses de prisión preventiva. “Despúes de 500 días en la cárcel, mi prioridad no es salir de prisión. Quiero la absolución, pero mi prioridad es la solución del conflicto político entre Catalunya y España”, dijo. Y quiso subrayar el cambio que ha experimentado desde que declaró ante el juez instructor, Pablo Llarena, renegando de su comedimiento de entonces: “Estaba vinculado a una voluntad de salir de prisión al precio que fuera”.

La declaración de Cuixart ejerció de elemento catártico para el independentismo. Después de dos semanas en la que los ‘exconsellers’ del Govern enmendaron sus palabras del convulso 2017, los principales líderes del soberanismo se lanzaron a alabar la declaración del líder de Òmnium. “Ha hecho un alegato histórico en defensa de la desobediencia civil”, dijo por ejemplo el presidente de la Generalitat, Quim Torra. “Cuixart es un torrente luminoso en medio de una oscuridad aterradora”, escribió en Twitter Carles Puigdemont, que comenta cada jornada del juicio desde Bélgica.

Al expresidente de la Generalitat le vino muy bien la declaración de Cuixart para apuntalar el mensaje político que acababa de lanzar desde la BBC. Puigdemont declaró que se arrepiente de haber dejado “sin efecto” la declaración de independencia el 10 de octubre del 2017, pero esa épica casaba mal con el realismo que han exhibido ante el Tribunal Supremo los que fueron miembros de su Govern. El interrogatorio de Cuixart le sirvió para apuntalar su relato de que los ‘fets d’octubre’ sí sirvieron para algo.

Forcadell rebaja la DUI

Seguramente Puigdemont no contaba con que Carme Forcadell volviera a echar agua al vino por la tarde. La expresidenta del Parlament rebajó de nuevo la declaración de independencia a la categoría de “declaración política” que ni siquiera se llegó a votar porque estaba en el preámbulo del texto sobre el que se pronunció la Cámara. También se desmarcó de los planes para lograr la secesión –dijo que no participó “en ninguna estrategia”-, e incluso aseguró que la Mesa del Parlament no tuvo intención en ningún momento de desoír al Tribunal Constitucional. El programa de Junts pel Sí, que contemplaba la independencia unilateral, no se llevó a la práctica, añadió.

Además de por la vía de mostrar respeto a las instituciones españolas, Forcadell se defendió asegurando que no entraba dentro de sus funciones como presidenta del Parlament evaluar la constitucionalidad de las propuestas que sometía a votación, sino solo su adecuación técnica al reglamento. Al mismo tiempo, llevaba a Estrasburgo su prisión preventiva.

Los fiscales incurrieron de nuevo en errores –en la correlación de hechos y fechas, por ejemplo- y titubeos. Las acusaciones podrán a partir de este miércoles, cuando también tendrá opción de participar por primera vez los representantes de Vox, corregir la impresión general de que la actitud violenta de los independentistas catalanes, clave para sostener el cargo de rebelión, no está lo suficientemente acreditado.

Rajoy, Sáenz de Santamaría y Mas, entre otros, abren el turno de declaraciones de los testigos. Todos ellos son protagonistas ineludibles de los años del ‘procés’, sobre cuya naturaleza real discrepan tanto los acusados.