ELECCIONES GENERALES DEL 28-A

Sánchez reivindica el orgullo de "querer" a España

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Juan Ruiz Sierra

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Pedro Sánchez ha comenzado este martes la precampaña para las generales del 28 de abril de forma heterodoxa. Con la sede del PSOE en obras, el presidente del Gobierno se ha ido a un espacio multiusos cerca del centro de Madrid, un lugar iluminado con una suave luz roja, más propia de un íntimo bar, en el que sonaban canciones como 'Te quiero', de José Luis Perales, y 'Mi querida España', de Cecilia. La palabra clave es 'querer', por si había alguna duda. Aparece en el nuevo lema socialista: "La España que quieres".

"Hay dos modelos de país. Eso es lo que está en juego. ¿Qué país queremos? Nosotros queremos la España de la educación, de las pensiones dignas, de la sanidad, del empleo digno, de la ecología y de la industria. La España que queremos es la que quieren los ciudadanos de manera mayoritaria", ha dicho Sánchez. Una España, ha continuado el presidente, donde "la Constitución sea un punto de encuentro y de convivencia, nunca de confrontación", una España "que no excluye, que no veta".

Un día después de que Ciudadanos se comprometiera por escrito a no pactar con el PSOE en ningún caso tras las elecciones, Sánchez se ha detenido en el veto de Albert Rivera a los socialistas. "Algunos nos quieren poner un cordón sanitario. Lo siento, pero ningún cordón sanitario va a resistir las ganas de avanzar en este país", ha anticipado Sánchez, cuyo discurso ha estado precedido por los testimonios de personas desconocidas, sin ningún cargo dentro del PSOE: una ingeniera, un jubilado, una entrenadora canina, un matemático, una cineasta y una médica.  

El miedo a la derecha

En la dirección del PSOE creen que la decisión de Ciudadanos solo puede traer consigo efectos positivos. Identificar por completo a los naranjas con el PP y Vox. Ayudar a despertar a los votantes tradicionales socialistas ante el riesgo de que el pacto en Andalucía se reproduzca en toda España. Y atraer de nuevo al grupo de electores que dejó el PSOE en los últimos años para apoyar a Ciudadanos, y que ahora se puede sentir incómodo ante la deriva de Rivera.

Frente a las acusaciones de que es un presidente "ilegítimo", un "okupa" en la Moncloa, un "traidor" a España por su diálogo con el independentismo catalán, Sánchez, como candidato, incide ahora en su perfil moderado, capaz de entenderse con los distintos partidos sin caer en la "crispación" de la derecha.  "Reivindicamos la política útil, ejemplar, educada, no crispada", ha señalado el jefe del Ejecutivo.