EL LABERINTO POSCONVERGENTE

La Crida echa a andar asumiendo que es también un partido político

Constitución de la Crida

Constitución de la Crida / periodico

Fidel Masreal

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Unidad. Esta fue la palabra más repetida en la puesta de largo de la Crida de Carles Puigdemont, como si el hecho de que los oradores y las pancartas la proclamaran una y otra vez consiguiera que se hiciera mágicamente realidad y automáticamente Esquerra Republicana y sobre todo el PDECat decidieran, sí, disolverse en este nuevo movimiento político al que el orador del acto, el locuaz Eduard Pujol, se le escapó a primera hora que sí, que es, sí, un movimiento, pero también un partido político.

El congreso constató que la Crida no tiene especial interés en desplegar un debate sobre la agenda política. Ni una enmienda viva llegó cónclave. Ni una discusión política sobre salud, paro, educación o el conflicto del taxi. Las ponencias política y organizativa se aprobaron sin debate. Con una unanimidad casi absoluta en todas las votaciones. La lista alternativa sólo coló a dos de sus diecinueve candidatos en la ejecutiva en la que Jordi Sànchez será presidente (y que reclamó, en un mensaje al final del cónclave, "una estrategia definida y compartida" del independentismo) y Toni Morral secretario general. Y que tendrá en Elsa Artadi en un pilar fundamental.

Sólo fue la petición de palabra de un congresista, Joan Colomines, hizo posible un cierto toque crítico, denunciando que no se garantiza la paridad en la dirección y que existen demasiados “coches oficiales” en la lista que impulsa Puigdemont y encabeza Jordi Sànchez, la lista ganadora a la que la lista alternativa incluso pidió que se apoyara en el caso de los dos principales cargos: Sànchez y el secretario general Toni Morral. La lista alternativa se presentó como la lista que pide "dar poder a las bases". "Somos los de abajo, somos la lista de base, aunque legalicemos la Crida como partido seremos movimiento y además defenderemos a las minorías", dijo Jordi Ferrés.

Sin debate

Fue una fiesta, más que un congreso. Y pese a ello, la intervención crítica mencionada, de Joan Colominas, también advirtió sobre el riesgo de que todo ello se parezca demasiado a un partido político. No en vano, existe una dirección, un líder indiscutible, una voluntad inequívoca de concurrir a las elecciones y un programa. Monotemático, pero programa. La independencia por la vía de la negociación o de la desobediencia civil pacífica si es necesario. Sin más concreción.

El cónclave, balsa de aceite, contó con unos 4.000 asistentes, pero los que votaron fueron muchos menos. La ponencia política la votaron favorablemente sólo 1280 personas. Entre los asistentes, ‘consellers’ del Govern Torra, algún cargo territorial del PDECat –y ausencias notables en este espacio, como la de Artur Mas- y la presencia, en la clausura, del presidente posconvergente, un David Bonvehí que hace y hará equilibrios para posponer el choque frontal entre el espacio de Puigdemont y la posconvergencia que algunos en el PDECat quieren que plante cara al ‘expresident’ desde ya mismo.

Un Puigdemont que dejó algún encargo explícito a sus adversarios en el soberanismo. Dijo que algunos no ven bien la Crida ("no habrían querido que llegáramos hasta aquí") pero advirtió que sí, que esta plataforma “tomará decisiones políticas” y se alimentará de las bases del independentismo que quieren unidad. Clamó entonces contra las “exclusiones” y los “vetos”, pocos meses después de haber vetado la contunidad de Marta Pascal frente al PDECat. “Queremos una Catalunya así, sin vetos, sin exclusiones, sin sectarismos”, dijo, quizás pensando en los nuevos codazos existentes en las candidaturas independentistas cara a las elecciones municipales en Barcelona.

El ‘expresident’, en videoconferencia desde Waterloo, también lanzó un dardo implícito contra la estrategia de ERC, que Puigdemont equipara a una cierta rendición. Por ello dijo: “No tenemos derecho a rendirnos, a pedir ninguna rendición. No tenemos derecho a la comodidad y al conformismo”.

Torra también apeló al combate político, tras haber sido duramente reprendido por la ANC, por no cumplir su agenda de autodeterminación. “Si creo que no tengo fuerzas, apoyos o capacidades para tirar este país a la independencia, hacer avanzar hacia la independencia o conseguirla, me iré.Podemos hacerlo mejor o peor pero nos estamos dejando la piel para hacer la república”. Y pidió unidad cara a las municipales en Barcelona y las europeas.

Mensaje a Pedro Sánchez

El 'president', en modo combativo, lanzó de nuevo una advertencia al Gobierno de Pedro Sánchez, con el que el 'vicepresident' Pere Aragonès y la 'consellera' de Presidència, Elsa Artadi, negocian una mesa de diálogo. "Si no hay un reconocimiento del derecho a la autodeterminación, nos quedaremos en el 'no' a los presupuestos" del Estado". Torra se quitó de encima la amenaza de la ultraderecha: "Si alguien nos dice alerta del tripartito de la ultraderecha, entre el PSOE de Sánchez y el tripartito de la ultraderecha yo escojo independencia".