Susana Díaz: "Los herederos de Franco tienen la sartén por el mango"

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Juan Ruiz Sierra

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En el día en que salió de la Junta de AndalucíaSusana Díaz se movió entre el reconocimiento de la "legitimidad" de Juan Manuel Moreno, las cargas contra Vox y la ausencia de señales de que piensa retirarse de la primera línea política. El protagonista absoluto de su intervención fue el partido ultra, cuyos 12 diputados "tienen la sartén por el mango" pese a ser los "herederos del franquismo".

"Gracias a esos votos de extrema derecha usted va a alcanzar la presidencia de la Junta", le dijo Díaz a Moreno. Sobre Ciudadanos, sus socios hasta hace solo unos meses, la líder del PSOE andaluz también pasó de puntillas, solo para argumentar que desvincularse del acuerdo entre el PP y Vox, como intentan los naranjas, es imposible. La expresidenta echó mano a la canción de Objetivo Birmania. "Los amigos de mis amigos son mis amigos", recordó.

Díaz prefirió centrarse en las propuestas del partido de Santiago Abascal, como su voluntad de acabar con la ley de violencia de género, el matrimonio homosexual y la memoria histórica. La expresidenta incluso se detuvo en su fe católica para criticar la política de Vox con los inmigrantes irregulares. "Yo soy creyente. Nunca he escuchado a Cristo decir: 'Deportaos'", explicó.

Pero la líder del PSOE andaluz también reconoció la "legitimidad" del pacto andaluz, llegando a hacer una tímida defensa de Pedro Sánchez. "No voy a dudar de la legitimidad de su gobierno. Yo no voy a decirle lo que cada día tiene que escuchar el presidente Sánchez", señaló.

"La veo desdibujada", le contestó Moreno. "Usted sí que no tiene legitimidad para criticar este acuerdo", sostuvo. Aquí las relaciones de Sánchez con el independentismo catalán pasaron al primer plano. "Si los amigos de mis amigos son mis amigos, ¿los amigos del señor Sánchez son sus amigos?", le preguntó el nuevo presidente.

"Discrepancias" con Sánchez

En la réplica, Díaz dejó claro que no comparte la estrategia del líder del PSOE de apoyarse en ERC y el PDECat, pero también aprovechó para recordar que Pablo Casado, líder del PP, tenía pensado relevar a Moreno el día después de las elecciones. "Mire, con mi secretario general puedo tener discrepancias políticas, pero no orgánicas", le dijo a Moreno.

La afirmación es discutible. La dirección socialista ha enterrado por el momento el hacha para no desatar una guerra abierta a pocos meses de las elecciones de mayo, pero sigue pensando que Díaz debe dar un paso atrás. Moreno hurgó en la herida. "Hay muchos en Ferraz que le están señalando la puerta de salida. Sea prudente", dijo.

Pero Díaz no ofreció ningún atisbo de retirada. Al contrario. "Espero tener la confianza de los andaluces cuanto antes", concluyó.