BALANCE DE FIN DE AÑO

Sánchez frena a Torra

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Iolanda Mármol

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Pedro Sánchez termina el 2018 con un balance triunfalista de sus siete meses al frente de la Moncloa y la voluntad de agotar una legislatura que depende en buena medida de si logra encauzar un diálogo con los independentistas que permita rebajar la crisis y salvar la aprobación de los Presupuestos. Nada de lo que dijo este viernes el presidente en su comparecencia tras el último Consejo de Ministros del año desvela que haya una base real para alimentar el optimismo en relación a Catalunya o un plan para sobrevivir si no salen adelante las cuentas públicas.  

Una semana después del encuentro entre Sánchez y Quim Torra en Barcelona, parece haberse instalado, de nuevo la frialdad, con llamadas de atención y sin una fecha concreta marcada en el calendario para volver a verse (dijeron que sería en enero). 

En ese clima Sánchez aconsejó este viernes a Torra que vuelva espíritu del comunicado que pactaron en el Palau de Pedralbes y no vuelva a caer en la tentación de agitar el discurso radical. El presidente habló por primera vez de su reacción al recibir la lista de 21 puntos que le planteó el 'president'. Dijo que le respondió en privado lo mismo que dice en público. A saber: "Hay que pasar de la voluntad de diálogo al dialogo real", el único camino es el que refleja la declaración conjunta, ley y diálogo, porque "esa es la visión y lo demás son monólogos".

Es la fórmula encontrada por el Ejecutivo para frenar una eventual nueva escalada de reivindicaciones de Torra y volver al marco del 'espíritu de Pedralbes' cuando hay tanto en juego (a ambos lados) pero sin tensar (aún más) la relación. Sánchez envió el recado, pero evitó elevar el tono en una comparecencia muy medida, con respuestas sintéticas, obvias que rehuyeron la confrontación. 

Medio lleno o medio vacío

Sánchez necesita que la distensión con la Generalitat prospere en términos prácticos. De ERC y el PEDECat depende que pueda aprobar los Presupuestos, que tiene previsto presentar en el Congreso a finales de enero. A días, ese vaso se ve medio lleno o medio vacío. La reunión del 20-D y el apoyo de los dos partidos catalanes a la senda del déficit, la semana pasada, espolearon el optimismo. Voces en el PP, Podemos y el Gobierno quisieron ver entonces que sería posible aprobar las cuentas y terminar la legislatura. El tono duro del discurso de ambas fuerzas en el Senado, este jueves, y la revelación de Torra de que había planteado 21 puntos a Sánchez han enfriado algo esas expectativas. 

Los independentistas repiten la idea de que sin una propuesta política para Catalunya no votarán a favor de los Presupuestos. Sánchez respondió este viernes que el plan para resolver la crisis debe salir de las fuerzas políticas catalanas y debe concitar la mayoría de dos tercios del Parlament. "La Generalitat de Catalunya y los grupos parlamentarios sustenten y permitan la tramitación de esos Presupuestos". Queda abierto a reflexiones si el presidente estaba limitando su petición a la "tramitación" (es decir, que no la bloqueen con enmiendas a la totalidad, lo que le daría tres meses de oxígeno) o bien que la aprueben (verbo que no utilizó), lo que le permitiría agotar la legislatura.

Dependiendo de lo que dure su mandato Sánchez verá o no desde la Moncloa la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. El Ejecutivo socialista dijo que se materializaría antes del verano, después marcó la fecha de fin de año, y este viernes el presidente lo dejó en el aire. "Si hemos esperado cuarenta años, esperar unos meses más no es problema, al menos para este Gobierno", esquivó para recordar que el proceso es "garantista" y que la familia tiene ocasión de plantear enmiendas al procedimiento.

Vox no se domestica

Sánchez reflexionó sobre el auge de la extrema derecha y envió, también, avisos a navegantes. Advirtió al PP y Ciudadanos de que si su pacto con Voz en Andalucía les lleva a recortar libertades recogidas en leyes aprobadas en el Congreso o a poner en jaque la ley de violencia de género o medidas que estrechen la seguridad de las mujeres, el Estado actuará con "todos sus instrumentos".

El presidente reprochó la radicalización de PP y Cs para capturar el voto que se fuga hacia el partido de Santiago Abascal. Acusó al líder de los conservadores, Pablo Casado, de dirigir la "involución" de su partido. "Si creen que van a moderar a la ultraderecha por pactar con ella, se equivocan",vaticinó. 

A Albert Rivera le recordó que hay sumas incompatibles . "Estar al mismo tiempo con el sentido común y los extremistas no es posible. Lamentablemente Ciudadanos abraza las tesis de la ultraderecha y se apoya en ella para gobernar en Andalucía y espero que los españoles tomen nota", defendió. Eso fue lo más cerca que estuvo de referirse a elecciones.