LA ENCRUCIJADA CATALANA

La cúpula de Interior se reúne con Puigdemont a cuatro días del 21-D

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Daniel G. Sastre / Luis Rendueles

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El Consejo de Ministros del próximo viernes en Barcelona se ha convertido en una operación de orfebrería política: cualquier movimiento en falso puede acabar con la tímida voluntad que se percibe en ambas partes –el Gobierno español y el catalán– de explorar un acercamiento. Por eso adquiere trascendencia la visita que hizo este lunes a Waterloo, donde tiene su residencia Carles Puigdemont, la cúpula del Departament d’Interior de la Generalitat. El ‘conseller’ Miquel Buch y su número dos en la Conselleria, Brauli Duart, se reunieron con el expresidente de la Generalitat a cuatro días de una cita que volverá a poner bajo los focos a los Mossos d’Esquadra.

Fuentes del Govern sostienen que la reunión no tiene nada que ver con el despliegue policial del próximo viernes, y aseguran que estaba prevista desde hace días. Concretamente, desde antes del 8 de diciembre, cuando Puigdemont se rodeó de fieles para presentar el Consell per la República en Bélgica y Buch no pudo acudir porque se quedó en Catalunya durante el puente supervisando el dispositivo de seguridad que se desplegó para el Día de la Constitución.

Sin embargo, las suspicacias son inevitables en un momento en el que los estrategas de los dos Ejecutivos no solo están pendientes del éxito del despliegue policial del viernes –los Mossos contarán con ayuda de la Policía Nacional ante las protestas anunciadas–, sino sobre todo de un encuentro entre Pedro Sánchez y Quim Torra que sigue en el aire.

En el Ejecutivo catalán eran este lunes optimistas con respecto a que se acabe produciendo una reunión de formato más amplio. Es decir, que a los dos presidentes los acompañen otros miembros prominentes de sus gobiernos, probablemente Carmen Calvo y Meritxell Batet (por el lado de Sánchez) y Pere Aragonès y Elsa Artadi (asistiendo a Torra).

Con las negociaciones para celebrar esa reunión todavía abiertas, desde el Govern se apresuraron a desvincular la visita de Buch a Puigdemont de la actualidad política, pese a la presencia de Duart en el encuentro. El secretario general de Interior expresó su malestar hace unos días, cuando tanto Torra como el ‘conseller’ manifestaron dudas sobre la actuación de los Mossos en Girona y en Terrassa del pasado 6 de diciembre.

Desde ese momento, Buch está en el punto de mira, tanto de parte del cuerpo de los Mossos –aunque después se disculpó– como del Gobierno. Dos días después, grupos de los CDR cortaron la autopista AP-7 durante quince horas y levantaron barreras de peajes en una decena de autopistas catalanas sin que la policía catalana interviniera, lo que propició un apercibimiento de la Moncloa.

Sin embargo, el Gobierno de Sánchez ha descartado repetir el despligue de la operación Copérnico cara al Consejo de Ministros del viernes en Barcelona. Así, ha decidido no incrementar el número de policías de las unidades antidisturbios (Unidades de Intervención Policial, UIP) que se desplazarán esta semana a Catalunya y que serán los ocho grupos, unos 400 agentes, que ya adelantó EL PERIÓDICO la pasada semana.

Fuentes conocedoras del operativo indicaron que «la Policía Nacional solo ayudará». «El mando y la responsabilidad del orden público la tendrán los Mossos d’Esquadra. Es una oportunidad para ellos, no sabemos si  la última», afirmaron. En principio, los antidisturbios de las UIP se limitarán a encargarse de la seguridad de la Delegación del Gobierno, de la Jefatura Superior de la Policía Nacional en Barcelona y de otras dependencias policiales. También participarán, junto a los Mossos, en la cobertura de seguridad alrededor de la Casa Llotja de Mar, donde tendrá lugar el Consejo de Ministros. 

"A la expectativa"

«Las instrucciones son que los Mossos llevarán el peso del orden público y que todo estará en sus manos el viernes. Nosotros debemos estar a la expectativa», asegura uno de los policías que participará en la misión del 21-D. No habrá, por tanto, unos piolines bis para el 21-D en Catalunya, similar a la operación del año pasado, cuando 4.500 agentes estuvieron fijos en Catalunya y hasta un total de 6.000 policías participaron en el intento de abortar el referéndum del 1-O.

La orden de servicio de los policías, con el inequívoco nombre de 'Apoyo Barcelona 21-D', se completa apuntando que «todos los equipos operativos, además del armamento orgánico, deberán llevar un CETME por equipo operativo». «Asimismo», añaden las fuentes, «todos los grupos operativos deberán portar cámara casco y el dispositivo de identificación de movilidad».

Los ocho grupos de la Policía Nacional comenzarán a salir este martes hacia Catalunya. Partirán de A Coruña y Vigo dos grupos (unos cien policías) de la VIII UIP, que pernoctarán por el camino y llegarán a Barcelona el miércoles. Allí estarán también a las nueve de la noche unos cien antidisturbios de Valencia, otros tantos de Sevilla, un grupo más (50 agentes) de Bilbao y otro de Navarra. Junto a ellos, para cubrir bajas por vacaciones o enfermedad, viajará otro equipo (7 agentes) de Valencia y otro de Pamplona. En total, unos 400 antidisturbios que se unirán a los destinados ya en Catalunya (unos 200 policías más). 

Eso sí, los antidisturbios han visto ampliada su misión, en previsión de posibles incidentes. En principio, iban a estar en Barcelona solo hasta el 22 de diciembre. El Ministerio del Interior ha aprobado un cambio y estarán allí hasta el día de Nochebuena, con la posibilidad de que se amplíe su estancia en función de los acontecimientos. A ellos se les unirán cinco grupos de las UPR (Unidades de Prevención y Reacción), su ‘hermano pequeño’ en la Policía, que llegarán a Barcelona también el miércoles procedentes de sus bases de Fuengirola (Málaga), Sevilla, Zaragoza, La Rioja y Castellón. Cada grupo de UPR lo forman unos 30 policías, lo que suma otros 150 agentes más.