ELECCIONES AUTONÓMICAS

Las elecciones andaluzas: Una campaña en busca de recetas contra el desempleo

Jornaleras de Marinaleda (Sevilla), durante la recolección en un campo de alcachofas.

Jornaleras de Marinaleda (Sevilla), durante la recolección en un campo de alcachofas.

Julia Camacho

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El desempleo corona la lista de preocupaciones en Andalucía año tras año. Sitúa a la comunidad a la cabeza de España e incluso de Europa y es el eterno caballo de batalla de los partidos políticos, incapaces de atajar un problema estructural pero falto también de medidas coyunturales eficaces. Cuando el modelo territorial no se cuela en sus actos y debates de campaña, todos los candidatos a presidir la Junta de Andalucía a partir del 2 de diciembre se esfuerzan por tratar de dar con la fórmula mágica que reduzca las colas en el Inem y rebaje una tasa de paro que ronda el 22,85%, según los últimos datos de la Encuesta de Población Aactiva (EPA). Unas propuestas que van desde la bajada masiva de impuestos hasta la inversión pública para corregir la precariedad.

El desempleo en Andalucía supera en 8,3 puntos la media española, y hasta en 14,75 puntos los datos de paro de la Eurozona. Octubre cerró con 815.452 personas sin empleo, por debajo del horizonte psicológico del millón de desempleados, como subraya el Ejecutivo regional. La presidenta andaluza y candidata socialista a la reelección, Susana Díaz, presume de que la evolución ha sido positiva y el diferencial se va recortando: en los años más duros de la crisis el porcentaje llegó a ser del 36%, y, sin embargo, gracias a las recetas socialistas, se han creado cerca de medio millón de puestos de trabajo en la pasada legislatura.

El problema, según reconocen todos los sectores, radica en la calidad de esos nuevos puestos de trabajo: el 94,5% de los más de 4,1 millones de empleos registrados hasta octubre en la región fueron de carácter temporal. La precariedad del empleo contrasta con la bonanza del sector empresarial andaluz, que ha colocado a la comunidad en los últimos años a la cabeza de las exportaciones nacionales, y no solo con productos agrícolas. La tecnología aeronáutica, por ejemplo, vende ya más que el aceite de oliva en el extranjero, según los datos del Gobierno andaluz.

Para combatir esta situación, los dos principales partidos de la derecha, PP y Ciudadanos, apuestan por rebajar la presión fiscal y reducir las trabas burocráticas a fin de atraer empresas de mayor tamaño y, por tanto, riqueza. Así, abogan por una bajada del tramo autonómico del IRPF y el impulso a una tarifa plana para los emprendedores que se animan a crear negocios. Los populares, en este sentido, incluso proponen que sea una cuota cero a la Seguridad Social durante los dos primeros años de actividad para atraer a los jóvenes emprendedores menores de 30 años. También habría planes especiales para autónomos del mundo rural.

Más contratos indefinidos

Desde el PSOE, por el contrario, apuestan por planes para dar estabilidad y fomentar la creación de contratos indefinidos; una fórmula, dicen, para que el empleo sea de calidad y compensar el gran problema de un tejido laboral excesivamente dependiente del sector servicio y actividades estacionales como el turismo. El objetivo de los socialistas, según aseguran en campaña, es reducir el desempleo nueve puntos en la próxima legislatura mediante el fortalecimiento del Servicio Público de Empleo y potenciando políticas activas. En esa línea se enmarcaría por ejemplo el Plan Especial para el Campo de Gibraltar, una de las comarcas más atizadas por el paro, que el Gobierno central aprobó justo antes del inicio de la campaña electoral y que incluye medidas fiscales y creación de infraestructuras.

Para Adelante Andalucía la solución pasa por aumentar la demanda interna subiendo salarios y, sobre todo, por aumentar la inversión pública, convencidos de que una bajada de impuestos no solo no crea empleo, sino que perjudica a los servicios públicos. La confluencia de Podemos e IU aboga por un cambio de modelo productivo que se centraría en una inversión del 2,5% del PIB en 5 años en I+D.