COMPARECENCIA DEL 'PRESIDENT'

La cumbre de Torra pierde fuelle

El 'president' Quim Torra, durante su comparecencia este miércoles en el Parlament.

El 'president' Quim Torra, durante su comparecencia este miércoles en el Parlament. / DANNY CAMINAL

Daniel G. Sastre / Xabi Barrena / Júlia Regué

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La cumbre de partidos catalanes que anunció Quim Torra pierde fuelle. Ciutadans ya había anunciado que no participará, porque considera que el lugar indicado para debatir sobre la convivencia es el Parlament. Pero la CUP anunció también este miércoles que no participará en el encuentro, en una nueva demostración de que ha decidido volver a centrar su estrategia en la calle. Y el PP tampoco tiene intención de acudir. La cita del 16 de noviembre se ha convertido a estas alturas en una reunión a tres, donde los representantes del Govern solo se verán cara a cara con los de PSC y Catalunya en Comú Podem.

A cambio, al 'president' le han salido otras propuestas. Pedro Sánchez, que intenta a la desesperada que PDECat y ERC no desahucien definitivamente los Presupuestos Generales del Estado, invitó a Torra a entrevistarse personalmente con él antes de la reunión que el Consejo de Ministros celebrará en Barcelona en diciembre. "En los prolegómenos de ese Consejo me reuniré con Torra, si él quiere: yo estoy dispuesto", dijo el presidente del Gobierno.

El Govern no ha respondido oficialmente a esa oferta. El Ejecutivo catalán está algo molesto por el retraso de una reunión que estaba prevista inicialmente para después del verano, después del encuentro que Sánchez y Torra mantuvieron en julio en la Moncloa. El hecho de que el presidente del Gobierno la vincule ahora a la negociación de los Presupuestos del Estado termina de enfriar las expectativas de los independentistas, aunque siempre han dejado claro que tienen interés en la cita.

Pero a Torra le acucian ahora otras preocupaciones, como demostró ayer en el Parlament. Sobre todo, la de dejar claro que no habrá tregua con el Estado. Mientras en privado continúan las reuniones entre miembros de su Govern y del Ejecutivo español, el 'president' recupera en público su discurso más duro con motivo de la abultada petición de penas para los presos del 'procés'.

Para hacerlo, solemnizó su rechazo a Sánchez y a los Presupuestos que ha pactado con Podemos en una comparecencia sorpresa en la Cámara catalana. "No traficamos con la democracia", afirmó. Con un tono más épico y con más elementos para su discurso –como la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) sobre Arnaldo Otegi o la decisión del Tribunal Supremo sobre las hipotecas-, en realidad Torra repitió los mensajes de los últimos días contra la actuación de la justicia española.

Tras iniciar su intervención subrayando la "hora grave" que vive "la nación", el presidente de la Generalitat insistió también en que los independentistas "ni se sentarán a negociar los Presupuestos del Estado mientras continúe la vulneración de derechos civiles y políticos". Después apeló a la sentencia contra el Estado sobre Otegi para afirmar que pasará lo mismo tras el juicio del 1-O. Y, en el mismo sentido, Torra usó la decisión del Supremo contra las hipotecas para criticar el "escándalo absoluto", y el "descrédito" de la justicia española, y para pedir la dimisión del presidente del Tribunal, Carlos Lesmes.

Dureza de Arrimadas

La oposición se lanzó contra él. Inés Arrimadas arremetió duramente contra "la realidad paralela" en la que vive, según ella, el independentismo. También se mostró sorprendida por el poco calado de la intervención previa de Torra: "¿Para eso comparece? Esperábamos una novedad y nos ha dado lo de siempre, 'presos' y que no votarán los Presupuestos Generales del Estado".

Tanto ella como Miquel Iceta pidieron sin éxito a Torra que concrete qué significa que no aceptará una sentencia condenatoria contra los presos. Pero la intervención que más dolió al 'president' fue seguramente la de Natàlia Sánchez. Antes de anunciar que no participarán en la cumbre del 16 de noviembre, la diputada de la CUP afeó al Govern sus contradicciones y lo instó a la desobediencia: "No podemos estar acusando al Estado un día y negociando con él el otro".

Para dar imagen de unidad independentista tras unas semanas convulsas, de la réplica a la oposición se encargó el 'vicepresident' de la Generalitat, Pere Aragonès. Pero ese gesto fue interpretado como una debilidad por parte de varios grupos de la Cámara. "¡Qué vergüenza! No es solo que no dé la cara, es que, además, los suyos le tapan", dijo por ejemplo Arrimadas.