CRISIS EN LAS FILAS CONSERVADORAS

Casado impone prudencia para no repetir con Cospedal la "injusticia" de Barberá

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Pilar Santos

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Pablo Casado lleva con pesar todo lo que llegó a decir de Rita Barberá en el año 2016 y lo tiene muy presente ahora que le toca lidiar el escándalo que protagoniza María Dolores de Cospedal por los audios del excomisario José Manuel Villarejo.

Casado, junto con Javier Maroto, ambos vicesecretarios del PP en aquellas fechas, fueron los primeros que se quejaron de que las explicaciones de Barberá sobre los casos de corrupción que le salpicaban eran “insuficientes”. El ahora presidente de los conservadores le marcó la puerta y le sugirió que debía pararse a pensar si en esos momentos aportaba “algo” al partido.

La exalcaldesa de València vio cómo se le llegaba a pedir que renunciara al escaño en el Senado para no perjudicar las siglas en un momento en el que Mariano Rajoy intentaba formar Gobierno (tras la repetición de las generales de junio del 2016) y sufría la presión de Ciudadanos para que la dejara caer. Finalmente, Rajoy dejó de estar agazapado tras sus portavoces y ordenó que abandonara el partido pese a que aún no había sido imputada por el 'caso Taula', de blanqueo de capitales. Barberá se dio de baja del PP el 16 de septiembre, pero mantuvo el escaño para seguir como aforada. Había estado afiliada, contando Alianza Popular, casi 40 años y había conseguido cinco mayorías absolutas consecutivas.

Dos meses después, el 23 de noviembre, la exalcaldesa falleció de un infarto a los 68 años en un hotel de Madrid. En julio había visto el archivo de dos causas en su contra (por incumplimiento de la ley de memoria histórica y malversación de caudales públicos), pero no pudo disfrutar de la absolución, en febrero del 2017, de la trama valenciana del ‘caso Nóos’ que le había salpicado a ella. Esa “injusticia”, afirman fuentes de la dirección del PP actual, afectó mucho a Casado y ahora se ha propuesto no caer en ese error con Cospedal, ahora solo diputada pero exsecretaria de la formación durante diez años y uno de sus apoyos clave en el congreso de julio en el que se erigió como líder.

"Trabajos puntuales"

Esas mismas fuentes consideran que el nuevo presidente está intentando ser lo más “pulcro” posible en la gestión de la crisis desatada por las grabaciones que el excomisario Villarejo hizo “hace casi diez años” de conversaciones con Cospedal y su marido, Ignacio López del Hierro. Los tres hablaron en una reunión el 21 de julio del 2009 en la misma sede de Génova sobre los casos de corrupción que acechaban al PP. La web 'Moncloa.com' está dando a conocer poco a poco el contenido de la cita y este miércoles publicó un audio en el que se escucha cómo el excomisario y la política hablan sobre la investigación de la 'Gürtel', en concreto sobre un 'pen drive' con abundante información de la 'caja b' del PP. "O sea, que en el famoso 'pen drive' hay de todo", comentó Cospedal ante el comisario. Este le respondió: "Hay mucha chicha. Hemos hecho todo lo posible por romper el 'pen drive'". Cospedal y su marido se interesan por saber si Villarejo está en disposición de hacer algunos "trabajos puntuales" para ellos.

"Hasta ahora", insisten en Génova, no hay pruebas de que la exsecretaria general pudiera haber cometido algún "delito". Casado ha comentado estos días que quiere hacer un “equilibrio” entre el castigo al que se sometió a Barberá y la manga ancha que Rajoy le dio a José Manuel Soria, que tuvo que dimitir como ministro de Industria por las numerosas mentiras que dijo durante varios días. En público, a la prensa, y, en privado, al propio presidente del Gobierno (y amigo). Soria apareció relacionado con los llamados ‘papeles de Panamá’ y se supo que había participado en empresas familiares radicadas en paraísos fiscales. El extitular de Industria no explicó su participación en algunas de esas compañías y tampoco se la adelantó a Rajoy, que se acabó enterando por la prensa entrega por entrega.