El Govern intenta aplacar el malestar por los cambios en la inmersión lingüística

Quim Torra

Quim Torra / EFE / ANDREU DALMAU

Xabi Barrena / Fidel Masreal

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Los nervios prelectorales están a flor de piel en Catalunya, en general, y en los socios del Govern en particular. Sirva como ejemplo el inicio de tormenta que se ha desatado esta semana a cuenta de un documento de la ‘conselleria’ de Ensenyament sobre el modelo lingüístico y sobre el que este jueves todos los actores implicados han querido pasar página. En el texto, “mal comunicado” aceptan fuentes de ERC, el partido que controla el departamento, se explica cómo hacer frente a una especie de puesta al día de la aplicación de la inmersión lingüística, bajo un concepto muy básico: apretar más en aquella lengua que menos se domine. Pero en ningún momento se aborda una revisión de la inmersión lingüística.

Los sectores hiperventilados se pusieron las manos a la cabeza por entender que ERC, el mismo partido que en los últimos meses ha sido tildado de “autonomista” osaba, ahora, nada menos que atacar el mascarón de proa del autogobierno catalán, la inmersión lingüística. Y no solo eso, el ejecutor de la medida era Josep Bargalló, el ‘conseller’ de Ensenyament, pero sobre todo, figura del tripartito de hace 10 años. Como teoría conspirativa lo tenía todo.

Y no solo eso, si no que el uso del término “lengua primera”, en lugar del poco igualitario “lengua materna”, podía dar a entender que en algunas áreas el castellano sería el idioma vehicular.

Arte de magia

Cabe decir que la polémica se desactivó por arte de magia cuando se supo que el documento de Bargalló fue iniciado cuando la ‘consellera’ era la convergente Meritxell Ruiz y que, por tanto, había pasado por la mesa de cómo mínimo dos ‘conselleres’ designadas por el PDECat: la propia Ruiz y la nada sospechosa de ‘botiflerisme’ Clara Ponsatí. Item más, la asociación de maestros Rosa Sensat, buque insignia de la pedagogía en Catalunya, afirmó que “no había más peligro que los que había hasta ahora de que el catalán deje de ser lengua vehicular”.

Con todo aquella interpretación fue la que primero recorrió las redes sociales y puso en alerta al propio Quim Torra y otros miembros posconvergentes del Executiu.

“El texto ha inducido a errores de interpretación que se podrían haber evitado y que creo que se subsanarán”. Así habla una destacada fuente conocedora directa de las conversaciones que este mismo jueves ha evacuado personalmente en el Parlament Torra, junto a Bargalló, y las ‘exconselleres’ Irene Rigau y Meritxell Ruiz.

Torra ha convocado a las ‘exconselleres’ porque, según su entorno, no esconde su preocupación respecto a la polémica generada por el texto en una parte del sector independentista y educativo.

En el entorno de Bargalló, por su parte.  se atribuía la polémica a la “hiperventilación independentista”, pero al mismo tiempo asumía que el texto está abierto a aportaciones. Un texto que en cualquier caso Bargalló defiende porque responde a un trabajo de especialistas en educación con aportaciones del Consejo de Europa.

En lo político, algunas voces posconvergentes interpretan que ERC vio en el documento una oportunidad para poner en práctica la táctica de ensanchar la base del independentismo, vía mostrando un perfil poco agresivo con los castellanohablantes. A su vez, los republicanos creen a pies juntillas que la posconvergencia, nerviosa por las encuestas --la última, el CIS de este mismo jueves--  vio una oportunidad de oro de seguir desgastando a sus socios y sin embargo rivales.