LA CRISIS CATALANA

JxCat y ERC, matrimonio de conveniencia

Los socios concluyen que es mejor la cohabitación temporal en el Govern que arriesgarse ya a unas elecciones

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Fidel Masreal / Xabi Barrena

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El Govern de coalición entre .la posconvergencia y ERC seguirá gobernando, pero dándose la espalda unos a otros. Una especie de matrimonio de conveniencia en el que se apelará constantemente, más como un lamento que como un deseo realizable, a la unidad. Ante la evidente falta de sintonía estratégica de fondo, el Ejecutivo de Torra se refugia en el enemigo externo y la necesidad, según el ‘president’ de seguir adelante con la “desobediencia” y los desafios al Gobierno del PSOE, pese a que el ultimátum a Pedro Sánchez tenga escaso recorrido

Esta es la conclusión de la resaca de la ruptura total en el Parlament. Dos partidos que conviven en el Govern pero que realizan su propio discurso. Como en el debate sobre la convivencia propiciado por Ciutadans: hubo un discurso del ‘president’ Torra por la mañana haciendo su defensa de la acción del Govern. Y otro por la tarde, más largo, del ‘vicepresident’, el republicano Pere Aragonès.

Ante la insuficiencia del instrumento de la moción de censura en el Parlament –porque nunca votarán juntos la CUP con el PP, Ciutadans, el PSC y los Comuns en este sentido- la Cámara ha constatado la fragilidad del bloque independentista gubernamental. O, en palabras de Sergi Sabrià, de ERC, que “hoy somos un poco más débiles, sin mayoría”.

Eso sí, que esa debilidad propicie, a la corta, unas nuevas elecciones parece poco probable. Básicamente porque una cosa es ir a unas elecciones con un ‘relato’ de plebiscitarias (2015) o de respuesta al Estado (2017) tras un ataque a la soberanía (el 155, por ejemplo) y, la otra, ir porque no ha habido entendimiento en la misma trinchera. Unas elecciones penalizarían a todos los secesionistas, opinan los partidos.

Hay, también, una razón práctica. Si tras esos comicios el independentismo pierde la mayoría absoluta o, incluso, repite exactamente los mismos resultados que los actuales, ¿qué cabe hacer?

El enemigo exterior

Así, a la vista de que el rey va desnudo, y de que ni a unos ni a otros les interesa por el momento ir a elecciones –la posible tapada, la ‘consellera’ de Presidència, Elsa Artadi, necesita más tiempo para ganar fuerza política-, nada mejor que desviar la atención hacia el adversario común, el juez del Supremo Pablo Llarena. Lo hizo en Bélgica el ‘expresident’ Carles Puigdemont, negándose a hacer la mínima autocrítica. Lo hizo su escudero Eduard Pujol, diputado de JxCat, en sus intervenciones mediáticas. Y también el ‘president’ Torra reiterando su –fallida- amenaza de ultimátum al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y elevando de nuevo el tono en defensa de la legitimidad de los CDR y de la desobediencia y el “espíritu” del 1-0 y del 27-0. Nuevamente, eso sí, sin dar detalle ningún sobre cómo piensa implementar la república, más allá de vaporosas referencias a la marcha por los derechos civiles, sociales y nacionales y un golpe encima de la mesa cuando lleguen la sentencia judicial sobre el ‘procés’.

Pero mientras Torra apelaba a la épica, ERC pedía liderazgos compartidos y reclamaba de nuevo una estrategia unificada.

En medio de esta táctica clásica de Puigdemont y Torra respecto a Llarena y Sánchez –llamada cortina de humo-, sí se han detectado en el Parlament gestos de futuro. Los de Aragonès respecto a los ‘comuns’. El ‘vicepresident’, encargado de llevar al Parlament próximamente los primeros presupuestos de su Govern, ha subrayado a los ‘comuns’: “Tenemos mucho camino a recorrer juntos” y ya comentado que las cuentas del 2019 serán una oportunidad para ello.

La gestión

Otro antídoto para tratar de mostrar que la nave gubernamental sigue remando es el repaso de medidas exhibidas por Torra y  Aragonès en el Parlament. Inauguración de un CAP, plan nacional contra la violencia machista, inversión en vivienda, aportación económica –por fin- del Govern a las guarderías de 0-3 años,  reglamento de la ley de transparencia y un decreto ley para regular el fenómeno de los menores inmigrantes no acompañados.