UN AÑO DEL REFERÉNDUM UNILATERAL

La enseñanza se suma a la protesta en el aniversario del 1-O

Manifestacion de  estudiantes  en la plaça  Universitat

Manifestacion de estudiantes en la plaça Universitat / periodico

Carmen Jané

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La comunidad educativa, que tanto protagonismo tuvo en el fallido referéndum del 1 de octubre del 2017 tras el llamamiento de Som Escola de ir a defender las escuelas donde se ejercería el derecho al voto, no ha querido quedarse fuera de las protestas por la violencia policial de aquel día. Sin una huelga formalmente convocada, los docentes acudieron a sus puestos de trabajo, aunque cada escuela tenía capacidad para realizar las actividades que creyera oportuno, según la Conselleria d'Ensenyament.

De los sindicatos, tan solo Ustec llamaba a manifestarse “al término de la jornada lectiva de la mañana”, poco después de los cinco minutos de paro de las 12 de la mañana.

Los alumnos sí estaban llamados a la huelga y a manifestarse por las calles, tanto en universidades como en los centros de secundaria y formación profesional, y lo siguieron con desigual entusiasmo. Según Ensenyament, la incidencia en los centros públicos catalanes en tercero y cuarto de ESO, Bachillerato y Formación Profesional estuvo entre el 20% de los centros de Barcelona y el 82% de las Terres de l’Ebre. En las universidades también fue desigual y hubo quien hizo clase con normalidad, como la UPF o la mayoría de facultades de la UPC, excepto Arquitectura.

Tan solo se registraron incidentes de importancia en la Universitat de Lleida, donde un grupo de activistas bloquearon de madrugada los accesos a la escuela de Ingeniería Agrónoma con contenedores cruzados, impidiendo el paso. Los Mossos detuvieron a un estudiante. También en Lleida, los activistas cortaron los accesos al campus y bloquearon las puertas entre las 9 y las 11 de la mañana, dejando pasar selectivamente cada media hora a quien quería hacer clase. La situación se normalizó a partir de media mañana.

En la UB y la UAB se cortaron accesos y la participación en las movilizaciones fue bastante desigual. En la Universitat de Girona, el paro fue casi total, mientras que en la Rovira i Virgili, llegó al paro completo en el campus de las Terres de l’Ebre y a medio gas en Tarragona.

Tan solo la manifestación de estudiantes por el centro de Barcelona evidenció una imagen de fuerza del independentismo entre la juventud catalana. Entre 15.000 asistentes según la Guardia Urbana y 50.000 según los convocantes siguieron el itinerario de una marcha muy pacífica y festiva, entre la plaza Universitat y la plaza de Sant Jaume, donde un apresurado 'president' Quim Torra les animó a seguir con su lucha cuando la mayoría de los asistentes ya se habían marchado a casa o estaban tranquilamente comiéndose un bocadillo sentados en el suelo.

La manifestación de los estudiantes, cuyo punto más sensible fueron los insultos y lanzamiento de muy pocos objetos (tres huevos, algunas latas y unos puñados de comida para perros) ante la comisaría de la Policía Nacional en la Via Laietana que defendía un cordón policial de los Mossos d’Esquadra. El resto se limitó a gritar “En este edificio haremos una biblioteca” y “Más educación y menos represión”.