LA BATALLA DE LAS MUNICIPALES

Todos quieren ser Pasqual Maragall

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Roger Pascual / Toni Sust

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Pasqual Maragall se ha convertido en el gran referente de las elecciones municipales del año que viene. El alcalde de que llevó a Barcelona los Juegos Olímpicos que transformaron la ciudad para siempre es el espejo en el que se miran casi todos los aspirantes al trono: no solo para alcanzar la alcaldía, sino también para legar una impronta tan profunda como la del alcalde que más huella ha dejado tras la restauración de la democracia.

Solo la CUP y el PP (los dos partidos con menor representación en el consistorio) han resistido a la tentación del 'revival maragallista'. El último partido en subirse al carro de esta corriente ha sido ERC, que ha convencido a Alfred Bosch para que renuncie a ser alcaldable y así poder poner como cabeza de lista a otro Maragall, Ernest. El actual 'conseller' de Exteriors, gran conocedor del consistorio, ya fue uno de los colaboradores más cercanos de su hermano en el Ayuntamiento de Barcelona. Con esta carta los republicanos neutralizarían la imagen de continuidad 'maragallista' que podría aportar Ferran Mascarell si al final es el elegido por el 'expresident' Carles Puigdemont para encabezar la lista posconvergente de la capital catalana. Ernest y Ferran fueron estrechos colaboradores de Pasqual y llegaron a ser compañeros de Govern en la época del tripartito. 

La noticia del cambio de tercio en las filas republicanas llegó tan solo dos días después de que trascendiera que Manuel Valls también quería invocar el 'maragallismo'. Ciutadans, que no ha logrado ningún alcalde en sus 12 años de historia, ha marcado en naranja las municipales del 2019 y había apostado por Valls para la batalla de Barcelona (que presentará su candidatura el martes). El exprimer ministro francés ha ofrecido convertirse en su asesor de la campaña municipal a la consultoría de Xavier Roig, el que fuera mano derecha de Maragall en su etapa como alcalde de la ciudad y al que también asesoró cuando dio el paso a la política autonómica. Roig fue jefe de gabinete del alcalde olímpico de 1983 a 1996, es decir, prácticamente todo el tiempo en el que Maragall estuvo al frente del consistorio. Con él a su lado, Maragall ganó las elecciones de 1983, 1987, 1991 y 1995.  

Para un candidato como Valls, que nunca se ha desempeñado en la política barcelonesa, fichar a Roig es contar con alguien que, si bien hace ya más de dos décadas de ello, ha tenido un conocimiento total de la maquinaria municipal. Fue el cocinero principal del consistorio durante el periodo en el que la ciudad experimentó una gran transformación sobre la base de que Barcelona fuera designada organizadora de los Juegos Olímpicos de 1992. El jefe de gabinete se convirtió en el guardián de la imagen de Maragall, imponiendo un criterio profesional sin importarle entrar en tensión con el PSC y con el propio entorno personal del alcalde.

Este trío de partidos se unen a dos formaciones que hace tiempo que reivindican la figura de Maragall. El primero, obviamente, su antigua formación, el PSC. Los socialistas no desaprovechan la ocasión de reivindicar el espíritu olímpico como un ejemplo de colaboración entre administraciones para dar un salto adelante. Desde Pedro Sánchez corriendo con la camiseta 'vintage' de Barcelona-92 por la Moncloa hasta Jaume Collboni. El que volverá a ser el candidato del PSC a la alcaldía no pierde la oportunidad de blandir el "sueño metropolitano" maragallista y de acusar a Ada Colau de no tener la capacidad de liderazgo del exalcalde. La alcaldesa siempre ha insistido en reivindicar el 'maragallismo' y no ha dudado en señalar que "Maragall ha sido el mejor alcalde que ha tenido nunca Barcelona”. Con independencia de lo que deparen las urnas el año que viene, el 'maragallismo' puede decir ya que es el gran ganador de unas municipales con aroma olímpico.