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Sánchez defiende su tesis y acusa a PP y Cs de "enturbiar la democracia"
Juan Ruiz Sierra
Periodista
Juan Ruiz Sierra
Pedro Sánchez dijo este domingo que comprendía la "crítica, pero no la difamación". En el último día de la peor semana para este Gobierno desde que asumió el poder hace poco más de 100 días, el presidente justificó su tesis y acusó al PP y Cs de "enturbiar" y "hacer descender la calidad de la democracia". Sánchez también dejó abierta la puerta a un adelanto electoral en este año ("atarme los dedos, lo justo", dijo), evitó aclarar si consideraría positivo la salida de los dirigentes independentistas en prisión provisional y justificó la venta de armas a Arabia Saudí.
Dos días después de publicar su trabajo académico y desmontar las acusaciones de plagio vertidas por varios medios, a los que ha pedido que elijan entre rectificación o demanda, Sánchez se defendió en La Sexta. "Ni ha habido plagio, ni me lo ha escrito un tercero, ni he tenido trato de favor", dijo. Todo este caso, a su juicio, evidencia la incapacidad del PP y Cs para hacer una oposición sólida. Ambos, explicó, "usan el ataque personal ante la ausencia de propuestas políticas".
De ahí que rechace comparecer en el Congreso para dar más explicaciones sobre su tesis, como le piden los partidos liderados por Pablo Casado y Albert Rivera. "No podemos convertir al Congreso en un lugar donde se debaten cuestiones que no tienen nada que ver con la política. Eso no es dignificar la política, es enturbiarla. Seguir dando pábulo a una cuestión de ámbito personal hace descender la calidad de la democracia", señaló Sánchez.
"Ruido", no rectificaciones
El presidente se esforzó en rechazar las críticas por las numerosas rectificaciones llevadas a cabo por su Gobierno, que van desde la función que debe tener el Valle de los Caídos a la política fiscal, pasando por el papel del Ejecutivo en el proceso contra el juez Pablo Llarena en Bélgica. La que evidencia un mayor grado de enfrentamiento dentro del Gobierno tiene que ver con la venta de 400 bombas láser a Arabia Saudí. Margarita Robles, ministra de Defensa, quiso paralizar ese contrato, firmado por el anterior Ejecutivo. Sin embargo, ante el temor de que el régimen de Riad cancelara en respuesta la compra de cinco corbetas fabricadas por Navantia en Cádiz, Sánchez decidió reactivar el envío del armamento, pese a que puede ser utilizado en el conflicto bélico de Yemen.
El líder socialista desautorizó a Robles. "La ministra no vio el impacto que podía tener en otros contratos con Arabia Saudí. Ahí es donde entra el presidente del Gobierno", dijo en El Objetivo, de Ana Pastor. "La política es muy compleja. La política también es priorizar", insistió en varias ocasiones. La alternativa a esta marcha atrás, concluyó, era "romper las relaciones comerciales y económicas con Arabia Saudí".
Para Sánchez, sin embargo, no ha habido ninguna rectificación. Ni en este, ni en otros asuntos. "Niego la mayor. Los objetivos del Gobierno son la regeneración, la justicia social y la convivencia en Catalunya. Si lo tenemos claro, no hay rectificaciones. Lo demás es ruido", explicó.
La legislatura
En su primera entrevista en televisión, a mediados de junio en TVE, el presidente apostó por culminar la legislatura, llevarla hasta el 2020. El mensaje esta vez fue menos claro. Ni siquiera descartó un adelanto en lo que queda de año. "He aprendido que en estas cuestiones, atarme los dedos, lo justo", dijo.
La duración de la legislatura se ve condicionada por la crisis territorial. La causa en el Tribunal Supremo contra el proceso independentista del pasado otoño, y en especial la sentencia, afectará a la relación de ERC y el PDECat con el Gobierno, que necesita esos escaños. Pero el presidente, a diferencia de otros miembros de su Ejecutivo (como la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, y el de Exteriores, Josep Borrell), no quiso desvelar si es partidario de que los dirigentes independentistas dejen de estar en prisión provisional. "Tengo opinión, pero yo soy presidente del Gobierno. No puedo hacer una afirmación sobre esa cuestión", se defendió Sánchez.
Finaliza la entrevista. En resumen: Sánchez defiende su tesis y acusa a PP y Cs de “enturbiar la democracia”. El presidente del Gobierno deja la puerta abierta a un adelanto electoral en este año. Evita aclarar si es partidario de la salida de los dirigentes independentistas presos.
Inmigración. El presidente del Gobierno niega que se hayan producido "devoluciones en caliente" e insiste en su compromiso de eliminar las concertinas en las vallas de Ceuta y Melilla, aunque sin aclarar cuándo ni cómo.
Sobre la rectificación en torno a la defensa del juez Llarena: "Hicimos una reflexión y vimos que no se podía separar la defensa del juez de la defensa del Estado".
"El punto de encuentro de la mayoría de catalanes es su autogobierno", reitera Sánchez.
"La política es priorizar y en Catalunya hemos de priorizar el diálogo a la confrontación. El conflicto habrá que resolverlo con una votación, pero el independentismo tendrá que hacer autocrítica. Torra tiene que abrir un diálogo entre catalanes".
Momento para hablar de Catalunya. A la pregunta de si comparte las opiniones de sus dos ministros catalanes, Josep Borrell y Meritxell Batet, a favor de la libertad condicional para los políticos presos, Sánchez no se moja: "Yo soy presidente del Gobierno y no puedo hacer una afirmación sobre esa cuestión porque debo respetar la autonomía del poder judicial. Tengo que ser mucho más escrupuloso, tengo una opinión pero soy el presidente del Gobierno".
Sánchez confía en poder aprobar los Presupuestos y evita aclarar si convocará elecciones este año: "Atarnos los dedos, lo justo. Este Gobierno durará lo que dure la acción del Gobierno. En el momento en el que prime la discrepancia, el Gobierno tendrá que convocar elecciones. Yo tengo 84 diputados".
Sánchez da por imposible derogar toda la reforma laboral del PP, pero prevé laminar una parte de ella. "Si mañana plantease la derogación total, perdería la votación".
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Sánchez niega las "rectificaciones" de su Gobierno y considera que solo es "ruido" de la oposición. Reitera que quiere aprobar un impuesto a las transacciones financieras y a las grandes tecnológicas. En relación con el IRPF: "La gente rica no paga el IRPF porque tiene otros instrumentos, así que el listón debe estar a partir de 140.000 o 150.000 euros".
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