CONFERENCIA EN EL TNC

Torra elude toda amenaza y ofrece diálogo a Sánchez con un referéndum como norte

Fidel Masreal

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Avanzaban los colaboradores del 'president' que la conferencia de Quim Torra ("El nostre moment") no daría titulares y dejaría insatisfechos a los llamados "hiperventilados". Es decir, a los independentistas más radicales, los partidarios de la desobediencia inmediata o de soltar a los presos independentistas encarcelados en centros penintenciarios catalanes. Y en efecto, en algo menos de una hora de intervención, Torra puso en prácitca su tono habitual, el tono "a la catalana manera"; como le gusta a él mismo mencionar. Un tono poético, un tono independentista, obviamente, pero un tono de franca y abierta oferta de negociación al Gobierno del PSOE para abordar el conflicto catalán. Sin renuncias pero sin ninguna amenaza concreta. Y ocn un mensaje de ampliación de las mayorías, de la mano de la izquierda catalana y estatal, para aunar la movilización del pasado 1 de octubre (independentista) con la de la manifestación del 3 de octubre (que superó las costuras soberanistas y aunó a todos los contrarios a la represión policial del 1-O). 

Valga como ejemplo de la falta de amenazas, en la conferencia presidencial, que incluso cuando planteó Torra que no aceptará una sentencia condenatoria a los procesados por el 1-O, obvió concretar en qué se traducirà esta actitud. Se limitó a anunciar: "Estudiaré la decisión a tomar y me pondré a disposición del pueblo a través de los representantes legítimos del Parlament. Una decisión que será comunicada a los representantes catalanes en el Congreso y el Senado y del Parlamento europeo para que actúen con fidelidad al pueblo de Catalunya". ¿Elecciones? ¿Abandono de los independentistas de las instituciones estatales? No lo dijo.

Pero lo sustancial de la conferencia es el diálogo. Sí, el 'president' denunció la falta de garantías democráticas que, a su juicio, vive el Estado. La injusticia de la represión. Lo trascendente que es la existencia de presos y de desplazados al extranjero. Pero ofreció al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de forma solemne, abrir la negociación. Lo hizo en catalán y en castellano. Y en términos de mano abierta, y con el único límite de conseguir un referéndum (pese a que, en la misma conferencia Torra había reivindicado la legitimidad del resultado del referéndum del 1-O y la existencia de una mayoría social independentista). Un diálogo y negociación "de buena fe; sentémonos, escuchémonos, hablemos y negociemos siempre, con la paz y la democracia como principios de actuación". 

Valga como ejemplo de la falta de aristas amenazantes en el discurso que, en una versión escrita distribuida por el Govern minutos antes de la conferncia, se condicionaba este diálogo a que incluyera "la liberación de los presos políticos y el libre retorno de los exiliados". Pero Torra no dijo estas palabras.

Sí pronunció otras respecto a la propuesta que la víspera había lanzado el presidente del Gobierno, en favor de un referéndum sobre un nuevo Estatut. Torra dijo que esta música le sonaba "interesante", porque supone reconocer la existencia de una crisis institucional, si bien opinó que "tan solo un referéndum de autodeterminación acordado, vinculante y reconocido internacionalmente puede renovar el mandato del 1-O". También ha respondido el Govern de forma abierta a la oferta de la presidenta del Congreso, la popular Ana Pastor, para que el 'president' se explique y debata en el Congreso.

Ante esta actitud hacia el Ejecutivo socialista, en la Moncloa evitaron también, tras la conferencia, alimentar la tesis del choque. La portavoz, Isabel Celáa, se limitaba a apuntar, sobre lo dicho por Torra sobre una eventual sentencia condenatoria en el juicio del 1-O: "No hablemos de futuribles, las sentencias de los jueces hay que aceptarlas. Torra ha hablado para su público, los independentistas, que no tienen una mayoría social en Catalunya".

La marcha y las mayorías

La intervención incluyó una reflexión de calado, dada la indisimulada controversia que vive el independentismo sobre qué caminos emprender. Apuntó el 'president' que deben aunarse las mayorías del 1-O y la del 3-O. "Divididos no podemos superar un desafió como este", asumió. Es decir, que deben recuperarse amplias mayorías. Por ello, en castellano, el guiño de Torra a la izquierda española antimonárquica, a la que invitó a sumarse a su propuesta de una marcha por los derechos civiles, sociales y nacionales. "Es una propuesta a todos los ciudadanos de España, piensen como piensen sobre la independencia de Catalunya, pero que frente a la violencia, las amenazas y las injusticias se quieran sumar" a la marcha, la propuesta práctica más sustancial de una conferencia sin sorpresas. Sin aristas.