UN AÑO DE LOS ATENTADOS EN CATALUNYA

Un testimonio del 17-A: "Evacuamos a los heridos en camillas improvisadas"

Rafael Álvarez, jefe de una unidad de Bomberos de Barcelona, recibió a las cinco de la tarde una llamada del jefe de guardia que le dejó helado

Begoña González

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El 17 de agosto del año pasado, Rafael Álvarez estaba, como tantos otros días, al frente de una de las unidades del cuerpo de Bomberos de Barcelona. Sobre las cinco de la tarde, recibió una llamada del jefe de guardia que le dejó helado. "Recibí una llamada con la escasa, preocupante y sobrecogedora información de que acababa de tener lugar un atentado en la Rambla de Barcelona. Teníamos que acudir cuanto antes", recuerda Rafael, que asegura que mantiene muy nítidos los recuerdos de aquel servicio que se convirtió en uno de los que más le ha marcado de toda su carrera.  

"Mientras íbamos hacia el epicentro era inevitable tratar de ponerse en situación e imaginarse lo que debían estar sintiendo las personas que estaban ahí", recuerda el jefe de la unidad. Lo primero que hizo Rafael al recibir el aviso fue acercarse a la zona del atentado e instalarse en el punto de control avanzado que se instaló en el mismo lugar que el hospital de campaña, en el Sfera de la plaza de Catalunya.

"Era un pequeño caos"

"Cuando nosotros llegamos se estaba procediendo a evacuar a todas las personas de la zona", repasa Rafael, que recuerda lo caótico del momento. "Tuvimos que rotular el suelo con flechas para evitar las aglomeraciones en la mayor medida de lo posible, había mucha gente entrando y saliendo de las bases que montamos, así que les marcábamos el camino en función de la gravedad de su estado", cuenta.

La situación era crítica y la necesidad de atender lo más rápido posible a los heridos era máxima. "Se usaron todos los medios que había disponibles. Llegamos a evacuar heridos en los paneles de las postales a modo de camillas improvisadas. Era un pequeño caos", asegura Rafael. El jefe de la unidad de Bomberos recuerda que él y sus compañeros actuaron bajo el mando de los Mossos d’Esquadra, que es el cuerpo que toma el control en caso de terrorismo, y destaca que desde el primer momento su misión fue asegurar el entorno. "Teníamos que mantenernos alerta para evitar que cualquier otra situación pudiera descontrolarse", asegura Rafael. Y recuerda que la función de los bomberos en casos de emergencia es precisamente tratar de crear una situación de calma.

Amplia colaboración

En el dispositivo participaron 36 efectivos, tres tanques y cuatro ambulancias del cuerpo de Bomberos de Barcelona, pero muchos más ofrecieron su ayuda. "No podíamos llevar muchos efectivos, porque la Rambla ya estaba suficientemente colapsada de vehículos de los cuerpos de seguridad", explica Rafael, recordando la cantidad de compañeros de otras bases que querían colaborar en las tareas. "Muchísima gente quiso colaborar, esa fue una de las cosas 'bonitas' de aquel día", recuerda el jefe de la unidad de Bomberos de Barcelona.

"Después de haber realizado el servicio, al llegar a casa, el estrés de la actuación fue dejando paso a una enrome tristeza", asegura. "Es inevitable, lo vas repasando todo y piensas en cómo podrías haber actuado o qué habrías hecho diferente. Piensas en la gente, piensas en los heridos, en los familiares de las víctimas, en los compañeros de servicio…", añade el bombero. "Ya se sabe que ningún mar en calma hizo experto a un marinero, y por eso, de este servicio, como de todos los demás, sacamos una serie de mejoras que aplicaremos a futuros servicios", concluye el jefe de Bomberos.