BALANCE EN LA MONCLOA

Pedro Sánchez proscribe la línea dura del PP en Catalunya

Iolanda Mármol

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Tras dos meses en la Moncloa, Pedro Sánchez dice afrontar la situación en Catalunya con los "galones" que se ganó en el comprometido apoyo que dio a Mariano Rajoy para aplicar el artículo 155 de la Constitución. Desde esa experiencia, que le marcó, está determinado a abjurar de los cantos de sirena de PP o Ciudadanos, que, en su lucha por conquistar el voto de derechas, le piden mano dura en Catalunya. El presidente del Gobierno apuesta por la vía política y cree que la solución pasa por que los catalanes voten o un nuevo Estatut o un acuerdo que, en todo caso, no llegará en esta legislatura. Sánchez dice desconocer hasta cuándo durará su mandato y evita comprometer una fecha.

El jefe del Gobierno se marcha de vacaciones en un descanso salpicado por deberes, como el almuerzo con el Rey, el próximo lunes, y la conmemoración del 17-A en Barcelonadonde volverá a coincidir con Felipe VI, tal y como el presidente ha anunciado este viernes. A Doñana se lleva la presión de PP y Cs, que ya han avisado de que no bajan la persiana en agosto y amenazan con seguir recrudeciendo su discurso respecto a la inmigración y Catalunya.

El Gobierno descarta volver a la vía judicial contra el independentismo

Sánchez admite que en este último asunto lo máximo que puede hacer en esta legislatura es encauzar la situación y lamenta que Pablo Casado haya decidido emular la línea política de Albert Rivera para reconquistar el electorado perdido en pos de Cs. Aun en este escenario, el presidente descarta volver a la vía judicial que defendió Rajoy e ignora la amenaza del líder del PP de volver al 155. "Todos tenemos que aprender las lecciones de lo que ha ocurrido en Catalunya y las medidas extraordinariamente excepcionales que se aplicaron. Pido altura de miras. El PP tiene que aprender que el agravio territorial no es un proyecto que suma, es un proyecto que resta", avisó a Casado.

"Algo que se pueda votar"

Sánchez niega la vía judicial y apuesta por persuadir a la Generalitat de que la solución pasa por que los catalanes voten. ¿El qué? No está definido. Podría ser un "Estatut completado" que incluya lo recortado por el Tribunal Constitucional (algo que los independentistas creen superado), o bien un "acuerdo político". "El Gobierno es consciente de que la solución en Catalunya no será inmediata y exigirá la votación del conjunto de catalanes. Nosotros queremos votar un acuerdo que represente al 80% y lo que ellos proponen no representa ese porcentaje. Espero poder convencerlos", señaló.

Alega que es imposible reformar la financiación con las autonomías a las puertas de elecciones

En conversación informal con los periodistas no afinó más la fórmula del acuerdo político y solo habló genéricamente de "algo que se pueda votar" dentro de la Constitución, pero asumió que no será en esta legislatura.

Los galones del 155

Asegura Sánchez que Casado, a pesar de apostar por un tono duro, "no es ajeno a la realidad catalana" y desde ese conocimiento le exige lealtad. La misma, alega, que mostró él en el momento más complicado. "Yo me he comido el 155. Algún galón tengo", reivindicó. Admitió también que las conversaciones con los líderes catalanes tienen un "plano distinto" a las que ellos expresan en declaraciones públicas, algo que considera habitual.

No quiso hurgar en la herida. Al contrario. Puso en valor la reunión de la comisión bilateral Estado-Generalitatcomisión bilateral Estado-Generalitat del pasado miércoles e intentó disipar las lecturas catastrofistas. Indicó que los acuerdos no pueden llegar en un primer encuentro tras siete años de erial y apostó por que podrían cristalizar algunos pactos en la siguiente reunión, que fijó en diciembre.

Aguantar no, avanzar sí

No marcó, sin embargo, fecha alguna para la convocatoria electoral, a pesar de que los buenos datos que arroja el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) para el PSOE había levantado en Madrid, de nuevo, el runrún de un adelanto para aprovechar el empuje. ¿Resistirá el presidente la tentación de llamar a las urnas cuando está en la cresta de la ola? "Aguantar no, avanzar y reformar sí", zanjó.

Defiende que la Monarquía se ha "renovado" y es "ejemplar" con Felipe VI

Inasequible al desaliento, la prensa repitió la cuestión en un abanico creativo de versiones. Todas encontraron una respuesta vaporosa de Sánchez, la sonrisa cómplice de su jefe de Gabinete, Iván Redondo, y alguna también de la ministra portavoz, Isabel Celáa, como si la contestación estuviese preparada en el 'argumentario' para afrontar la comparecencia. Ni siquiera en corrillos añadió el presidente una palabra más. "Quiero llegar al final de la legislatura, es lo mejor para el país", dijo.

Despejó balones sobre la reforma de la financiación autonómica y alegó que, con los líderes territoriales pensando en la elecciones de mayo, iba a ser imposible encontrar el entendimiento necesario para cambiar de modelo en este mandato. 

Reculó con la reforma de la Ley de Estabilidad Presupuestaria. Le parece "impropio" que el Senado pueda bloquear la senda de déficit aprobada por el Congreso, pero adujo que no tiene mayoría para aprobarla. No respondió cuando le recordaron que sí tendría el apoyo de sus socios en el Congreso en esta materia, que se desgañitaron al pedirlo en el último pleno.

Flujos migratorios

Sobre el debate de la inmigración, Sánchez situó la responsabilidad de la imprevisión en el Gobierno de Rajoy y anunció que creará un mando único policialmando único policial en la gestión de los flujos migratorios.

También confirmó que no ha habido hasta el momento ningún acercamiento de presos de ETA al País Vasco

Explicó, además, que la exhumación de Franco del Valle de los Caídos se hará, pero no fijó fecha (se baraja última semana de agosto o primera de septiembre para aprobar el real decreto). Y salió a defender a la Casa del Rey. "Tenemos una Monarquía renovada y ejemplar en la figura del rey Felipe VI", opinó. ¿Y la del Rey emérito? "También".

Presupuestos: "Difícil no es imposible"