CHOQUE INDEPENDENTISTA

Puigdemont y la desobediencia, claves de un cisma profundo

Carles Puigdemont

Carles Puigdemont / AP / MARKUS SCHREIBER

Fidel Masreal / Júlia Regué

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Roger Torrent nos ha hecho otro 30 de enero!", exclamaban enojados este miércoles en el entorno de Carles Puigdemont y del 'president' Quim Torra. Con ello se remitían a la decisión que tomó el presidente del Parlament de suspender en el último momento el pleno de investidura del líder de Junts per Catalunya. Lo hizo tras las advertencias del Tribunal Constitucional, que había vetado esa sesión. Y es que en el fondo del cisma entre JxCat y Esquerra radica una lucha descarnada por el liderazgo independentista y por mantener o no la estrategia de la desobediencia.

Los seguidores de Puigdemont sostienen que su líder está en condiciones de regresar y volver a ser 'president'. ERC reivindica la figura de su líder encarcelado, Oriol Junqueras. Un Junqueras que, en una carta leída a la militancia en la reciente conferencia nacional del partido, lanzó un dardo contra el espacio posconvergente: "Ninguna lección de dignidad y patriotismo, ninguna. Esquerra se tuvo que cargar todo el trabajo y responsabilidad a la espalda para salvar el 1-O y ha tenido que hacer una campaña con su cabeza de lista en la prisión". Toda una demostración de orgullo respecto al otro gran líder del soberanismo, Puigdemont, con quien Junqueras mantiene una relación prácticamente nula.

En esa misma conferencia de Esquerra, Torrent también advirtió: "Que nadie nos pida gestos simbólicos, de esos que te quedas muy descansado cuando los haces, pero que no acercan al objetivo. No los haremos a menos que sirvan para llegar al final". De hecho, también el PDECat ha redactado una ponencia política cara a su congreso de este fin de semana en la que, sin renunciar a nada, se defiende "una acción política posibilista".

En cambio, Puigdemont y sus fieles quieren mantener la tensión con el Estado reivindicando la construcción de la república sin renuncias. Las enmiendas de los críticos con la dirección del PDECat abogan por pisar el acelerador de forma inmediata hacia la independencia. "Yo tambien la quiero ya, pero no por gritarlo 30 veces nos la concederán", replica un miembro de la cúpula posconvergente. De hecho, ERC este miércoles ha hurgado indisimuladamente en la tensión interna que vive el PDECat.

"Quieren tumbarle"

"Esquerra está obsesionada con Puigdemont y su posible regreso como 'president', una opción cada vez más posible, y por eso quieren tumbarlo como sea", concluyen en el entorno de Puigdemont.  Y asumen que la brecha entre republicanos y 'puigdemontistas' será una constante durante toda la legislatura. La hipótesis de convocar elecciones -algo que no puede hacerse por ley hasta el mes de octubre- no está hoy por hoy sobre la mesa.

El Govern de Torra (que mostró un tono negociador y dialogante tras dos horas largas de reunión en la Moncloa con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez) no ha llegado a ejecutar ningún acto de desacato, salvo la moción de la CUP de ratificación de la declaración independentista del 9-N del 2015. Una moción debidamente suavizada por ERC y JxCat y pese a ello impugnada por el Ejecutivo central y suspendida por el Tribunal Constitucional.

Con todo, los discursos de Torra y Puigdemont sigue siendo el de flirtear con la idea del desacato o de otro 1-O. ERC y la dirección del PDECat están, en cambio, en otras coordenadas. La tensión entre líderes y estrategias seguirá, pues, perforando la unidad independentista.