LA LLEGADA DE LOS PRESOS A CATALUNYA

El 'col de Lledoners'

Torra sale de la prisión de Lledoners, este miércoles.

Torra sale de la prisión de Lledoners, este miércoles. / FERRAN NADEU

Xabi Barrena

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"Hay un altísimo riesgo de incendio, así que, por favor, que nadie fume. ¡Esperaros un rato!". Los consejos no eran baladís. A las siete de la tarde, el termómetro superaba los 30 grados en Sant Joan de Vilatorrada. A pocos centenares de metros del centro penitenciario Lledoners, donde están recluídos, desde este miércoles, Oriol Junqueras, Raül Romeva y los Jordis.

Un par de miles de personas acudieron a la obligatoriamente precipitada convocatoria que la ANC y Òmnium habían hecho pocas horas antes. Y quizá haciendo gala de aquello de que julio es el mes del Tour de France se ubicaron en cunetas, a lo largo de los escasos 300 metros de recorrido de la manifestación, e incluso en la calzada, con sus banderas anudadas al cuello cual etapa que asciende el Galibier o la Croix de Fer. Solo faltaba el caballero vestido de demonio que, tridente en mano, se echa a correr al lado del 'tête de la course'.

El 'look' ciclista se completaba con las pintadas en el asfalto. Cierto es que no estaba el nombre de Bernard Hinault, ni el de Miguel Indurain, pero el color predominante, el amarillo, era de nuevo, un homenaje a la 'grande boucle'.

Los parlamentos se hicieron justo donde los CDR, antes de la manifestación, habían hecho un acto de repulsa por la agresión sufrida por sus miembros a manos de 'ultras' españolistas. Eso hizo que, al lado de la tarima de los oradores, estuvieran colocados los asistentes más bulliciosos. Los que una y otra vez gritaban "¡queremos entrar en la cárcel!". Y que  tuvieron que ser disuadidos, megáfono en mano, recordándoles que faltan tres presos por llegar (Joaquim Forn, Josep Rull y Jordi Turull). Y que no cabían muchas algaradas.

También los que acallaban los discursos de los representantes políticos, singularmente por este orden: los de Marta Vilalta (ERC), David Font (PDECat) y Antoni Castellà (Demòcrates), con gritos de "unidad, unidad".

Buen inicio, mal final

Jaume Asens, de los 'comuns', fue aplaudido al acercarse al micro, pero erró al decir que el acercamiento de los presos estaba bien. La frase se completaba con que el traslado es un derecho y que la justicia se dará cuando los liberen. Pero el respetable la tomó con él. También ayudó que Asens huyó de la concisión y que la temperatura, cabe repetir, era de más de 30 grados.

Al final del acto apareció Quim Torra, que venía de entrevistarse con los reos. Él, su jefe de Gabinete, Josep Rius, y la 'consellera' de Justícia, Ester Capella, se vieron en una sala con los cuatro. "Están bien y fuertes. Llenos de coraje", transmitió Torra.

Próxima etapa, manifestación en Barcelona el 14 de julio. Día nacional francés.