EL PULSO SECESIONISTA

Torra intenta reactivar la 'diplomacia' catalana en EEUU

El presidente de la Generalitat busca una representación catalana que propague el mensaje del independentismo

Quim Torra

Quim Torra / EFE / LENIN NOLLY

Ricardo Mir de Francia

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La primera visita de Quim Torra a Washington desde que es presidente de Catalunya será recordada por su sonado desplante al embajador español durante la recepción del Folklife Festival en protesta por los argumentos que ofreció Pedro Morenés para rebatir el relato del independentismo. El choque escenificó la tensión entre ambas administraciones, pero también oscureció el que era uno de los objetivos principales del viaje del ‘president’: la reactivación de la diplomacia catalana en Estados Unidos tras el cierre de sus delegaciones por orden del artículo 155. “El trabajo que ha hecho la delegación estos años ha sido esencial para explicarnos como nación en el mundo”, dijo Torra en uno de sus actos. “El Gobierno español ha querido silenciarnos, pero que nadie tenga dudas, esta y otras delegaciones reabrirán lo antes posible”.

En su estrategia por internacionalizar la causa del independentismo, la Generalitat lleva años apostando fuerte por EEUU. En 2014 abrió su representación en Washington, hasta entonces centrada en Nueva York, y casi en paralelo contrató los servicios de un lobi para abrirse puertas en los pasillos del poder estadounidense. Inicialmente apostó por Independent Diplomat, una firma especializada en defender los intereses de naciones sin Estado, particularmente en las Naciones Unidas. Pero la apuesta cambió el año pasado. Dos meses antes de la consulta ilegalizada del 1-0, se contrató los servicios de SGR Government Relations and Lobbyng, un despacho con mayor influencia en el Congreso y la clase política de Washington. El coste de las dos consultoras supera los dos millones de euros. Su resultado depende del criterio que se aplique.

En términos absolutos, los gobiernos independentistas de Mas, Puigdemont y Torra no han conseguido nada. Tanto Barack Obama como Donald Trump apoyaron sin fisuras la integridad territorial de España. Y del Congreso y sus comités de relaciones exteriores no ha salido nada de entidad. Ni una ley, ni una resolución ni un pronunciamiento colectivo. El conflicto catalán se mencionó durante un debate sobre el derecho de autodeterminación en el mundo, pero no fue más que uno de los cientos de debates que cada año celebran los comités del Congreso.

Sembrando contactos

Otra cosa es el análisis en términos relativos. Con un equipo muy inferior en número y recursos al centenar de funcionarios y diplomáticos de la embajada española en Washington, los catalanes han ido sembrando como las hormigas en estos últimos cuatro años. Llamando a puertas, estableciendo contactos, plantando picas. Particularmente con funcionarios de medio rango en el Departamento de Estado y con asesores de los congresistas. En total, sus representantes han mantenido casi 200 reuniones con funcionarios estadounidenses desde el 2014, según consta en las declaraciones semestrales de su delegación ante las autoridades estadounidenses.

“Los catalanes eran muy buenos en establecer contactos y darte su versión de lo que está sucediendo en Catalunya”, asegura un ex funcionario estadounidense que se reunió tanto con los representantes catalanes como con los diplomáticos españoles. “Los españoles, en cambio, venían a vernos generalmente por otros asuntos y tendían a hablar muy poco de la situación en Catalunya”. A favor de los primeros corrió la respuesta policial al referéndum del 1-0, que generó simpatías hacia el independentismo en la prensa estadounidense.

Ahora Torra pretende reactivar la diplomacia catalana interrumpida por el 155 con la reapertura de las delegaciones en varias capitales mundiales. Es lo mismo que tienen otras comunidades autónomas, con la diferencia de que, según Torra, volverán a hacer lo mismo que hasta ahora: propagar las aspiraciones de una parte de los catalanes. Lo harán en un aparente desafío a los límites impuestos por el Gobierno de Pedro Sánchez, que ha dicho que no se opondrá a la reapertura a menos que las delegaciones hagan funciones de ‘embajada’.

Nuevo entidad 'amiga'

A falta de la designación de un delegado en Washington, la Generalitat cuenta ahora con el apoyo de otro organismo fuera del alcance de una eventual reactivación del 155. Es el Catalonia-America Council, una entidad estadounidense y financiada con donaciones privadas que dirige Andrew Davis, quien fuera jefe de la delegación en Washington hasta hace unos meses. Durante su inauguración, a la que asistió Torra, Davis aseguró que expondrán los agravios del independentismo ante las organizaciones de derechos humanos y tratarán de crear un caucus catalán en el Congreso federal y otros parlamentos estatales. Es una misión ambiciosa, pero no imposible. Los caucus son grupos de congresistas que defienden objetivos legislativos comunes. En algunos casos, en defensa de los intereses de ciertos países, como Albania, Polonia, Israel, Finlandia, Serbia o Sri Lanka.

A corto plazo las posibilidades de éxito del independentismo son casi nulas, pero si el conflicto se eterniza, puede que algún día puedan recoger algún fruto de las gestiones actuales. “Si hay que elegir, EE UU siempre se quedará con su mejor aliado, aquel con el que tratamos diariamente en asuntos económicos, de seguridad o Defensa, aquel que es miembro de las organizaciones internacionales. Es decir, España”, asegura el ex funcionario del Consejo Nacional de Inteligencia y el Departamento de Estado, Spencer Boyer.

Un apunte antes de acabar. La trifulca entre Torra y Morenés en el Smithsonian ha pasado completamente inadvertida en EE UU. Ningún medio ha informado de ella. Tampoco se ha hablado de la visita del 'president'.