MOCIÓN DE CENSURA

Tardà: "No es un 'sí' a Sánchez, es un 'no' a Rajoy"

TARDÀ

TARDÀ / periodico

Roger Pascual

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Si el 'procés' ha llevado a un uso cansino y equivocado de la metáfora de Matrix, la moción de censura está haciendo lo mismo con el 'Frankenstein' de Mary Shelley. En primer lugar porque cuando el PP y Cs hablan de "Gobierno Frankenstein" no caen en la cuenta de que el monstruo no tenía nombre (Frankenstein remite al apellido de su creador) y que, además, ese Golem al nacer era "bueno y afectuoso".

En cualquier caso, una de las piezas clave para construir el artefacto para poner fin del 'marianismo' es ERC. Joan Tardà, portavoz de los republicanos en el Congreso, ha querido aclarar que su prioridad no era encumbrar a Pedro Sánchez, sino desalojar a Mariano Rajoy de la Moncloa. "Nuestro voto no es de apoyo al PSOE, sino de rechazo a la corrupción del PP. No es un 'sí' a Sánchez, es un 'no' a Rajoy", ha señalado.

Un argumento que le ha ido como anillo al dedo al candidato socialista para marcar distancias y poder lucir ante sus detractores que no habían pasteleado nada con los separatistas, como no se han cansado de afearle el PP y Cs. Tardà sí que ha concedido que prefieren un Gobierno español del PSOE y sustentado por Podemos que uno del PP apoyado por Ciudadanos. 

Partido sin corrupción

El portavoz de ERC, que ha sacado pecho de que su formación no ha tenido ningún caso de corrupción en 87 años de historia, ha señalado que el 'caso Gürtel' es solo un ejemplo más de un "régimen carcomido" por la corrupción. Pero rápidamente ha virado el discurso hacia el 'procés'. En su intervención ha desgranado con detalle el largo camino, iniciado con el recurso del PP contra el Estatut, que ha llevado a los independentistas a optar por la "desobediencia civil".

"Nunca asumiremos la criminalización de la desobediencia civil pacífica", ha advertido, recordando que Jordi Turull y Marta Rovira, entre otros, se pueden enfrentar a penas de más de 20 años de prisión. En este punto le ha avisado a Sánchez que con su idea de reformar el Código Penal para adecuar el delito de rebelión al caso catalán lo que hace es reconocer que no hubo rebelión. "Después del 1-O nada será igual, pero ustedes siguen sin proyecto político para Catalunya". 

En su réplica, Sánchez, en tono mucho más conciliador que el empleado contra los independentistas en las semanas previas a la moción, ha usado palabras de Tardà para recordar que el independentismo no cuenta con el 51%. Eso sí ha concedido que hay "dos bloques que tienen el mismo apoyo social, una sociedad partida en dos".

Así las cosas, ha ofrecido superar la dinámica de bloques y tratar de abrir espacios de diálogo y consenso, que para el secretario general del PSOE serían en el marco del Estatut y la Constitución. "Empecemos a hablar de cómo podemos resolver entre todos la crisis catalana que afecta a todo el país. Es evidente que estamos en posiciones muy distintas (...). Me comprometo a explorar ese diálogo para encontrar una solución más pronto que tarde". Ambos han coincidido en reivindicar una "relación bilateral", que Sánchez considera lógica, entre ambos gobiernos.

Miedo a un "mini-Zapatero"

Tardà ha puesto en valor que Sánchez quiera levantar también la bandera de diálogo. Eso sí le ha pedido "más entusiasmo y atrevimiento, porque si no llegará el día que pensaremos que Sánchez es un mini-Zapatero", recordando que el proyecto de España federal del expresidente español fracasó. "Solo les pedimos que no nos tomen el pelo", le ha reclamado.