TRIBUNALES

Los policías forales que atendieron a los heridos: lo de Alsasua fue una "paliza" por ser guardias civiles

Cuentan que el sargento estaba llorando y vestido con una camisa blanca manchada con numerosas huellas de zapatos

Juicio de Alsasua

Juicio de Alsasua / FERNANDO VILLAR

Europa Press

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Los dos policías forales que acudieron en ayuda de los guardias civiles agredidos en Alsasua (Navarra) han afirmado hoy que recibieron una "paliza" por su condición de miembros del instituto armado, ya que nadie más denunció lesiones y la gente allí congregada sabía que eran agentes.

En la tercera jornada del juicio que se celebra en la Audiencia Nacional contra ocho presuntos agresores de los guardias civiles, que se enfrentan a penas de entre 12 y 62 años de cárcel, han declarado también el propietario y una camarera del bar donde ocurrieron los hechos, que han negado haber visto el incidente.

Los agentes autonómicos que fueron al lugar han relatado el "ambiente" que viven en Alsasua en el día a día. "Cada vez que nos toca actuar allí acabamos teniendo que salir rápido, porque enseguida empiezan los gritos y los insultos", ha explicado uno de ellos, que ha añadido que esa noche "había gente que claramente te miraban con asco, como muchas veces".

Han coincidido en la madrugada del 15 de octubre de 2016 que se encontraron con unas 40 personas fuera del bar Koxka en un ambiente muy tenso y que los únicos heridos que allí había eran los guardias civiles porque "nadie "solicitó ningún tipo de parte de lesiones ni se puso ningún tipo de denuncia por ser agredido". "Vi claramente que fue una paliza y ya está", ha dicho uno categórico.

Ambiente hostil y lloros

Tendido en el suelo se encontraron al teniente de la Guardia Civil, con la cabeza en el regazo de su novia, con sangre en la boca, bastante aturdido y con mucho dolor en la pierna. También estaba el sargento, llorando y vestido con una camisa blanca manchada con numerosas huellas de zapatos.

Desde que llegaron al bar el ambiente era "hostil", según su testimonio, y escucharon frases recriminándoles que entraran "en el juego de la Guardia Civil" y otras como: "¿Por qué no detenéis al sargento?" o "Vosotros sois de aquí, no os pongáis de su lado".

Los dos temieron por su integridad física, por lo que pidieron refuerzos que tardaron una "eternidad", e intentaron que no se produjera "ninguna chispa" a la vez que trataban de identificar a los agresores.

Al primero que identificaron con la ayuda de los guardias civiles fue a Jokin Unamuno, al que arrestaron en medio de una gran tensión con muchas personas grabando con sus móviles (nadie ha facilitado ninguna grabación) mientras los agentes recibían empujones y burlas.

Consiguieron meterle en el coche al tiempo que otro acusado, Ohian Arnanz, amenazaba a uno de los agentes con el puño en alto y luego una chica (que está siendo investigada por un juzgado de menores) abrió la puerta del vehículo policial y lo liberó. "Ni se me ocurre que alguien me puede sacar a alguien del coche, nunca me había pasado", ha enfatizado uno de los agentes.

Versión contraria del dueño del bar y la camarera

La versión que han dado hoy los policías forales y ayer los guardias civiles agredidos contrasta con la del dueño y una camarera del Koxka, que hoy han afirmado ante el tribunal que no notaron ambiente tenso dentro del bar (donde comenzó la agresión) ni tampoco un tumulto de gente fuera.

La camarera ha relatado que no se enteró "absolutísimamente de nada" y que fuera vio la camisa blanca del sargento limpia, mientras que el dueño del bar ha indicado que, si bien le dejó su abrigo al teniente herido en el suelo, no supo por qué se había producido el altercado y ni siquiera habló del tema luego con los acusados que siguen yendo a su bar.