EL TABLERO CATALÁN

Jordi Turull, un pedigrí 100% convergente

Jordi Turull

Jordi Turull / periodico

Daniel G. Sastre

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Con Jordi Turull (Parets del Vallès, 1966) hay poco margen para la sorpresa. Independentista convencido desde adolescente, y principal azote dialéctico del tripartito, en los últimos años ha sido lugarteniente aplicado primero de Artur Mas y después de Carles Puigdemont.

Señalado ahora por todas las fuentes como próximo presidente de la Generalitat, Turull exhibe un pedigrí 100% convergente: como su partido, se ha adaptado siempre a las circunstancias y ha demostrado un afinado olfato de poder.

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Esa identificación completa con lo que ha representado Convergència -ahora PDECat- desde la Transición le ha granjeado el cariño mayoritario de los afiliados, pero también ha propiciado el momento más polémico de su biografía política.

El 16 de abril del 2013 dio apoyo a Oriol Pujol ante las puertas del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya cuando iba a declarar por el 'caso ITV'. La imagen, en la que se le ve junto a Josep Rull y Francesc Sànchez, aún le persigue, y no le ayudará a obtener el apoyo de la CUP.

La trayectoria de Turull es la de su partido. Licenciado en Derecho, no llegó a ejercer, porque desde muy joven ocupó cargos técnicos en varios ayuntamientos, y fue concejal en el suyo. Llegó al Parlament en el 2006, y en la Cámara ha representado todos los papeles: diputado raso en la oposición, portavoz de CiU cuando volvió al Govern, jefe de grupo parlamentario cuando se creó Junts pel Sí.

Amigos y enemigos le reconocen una gran capacidad de trabajo, y subrayan el buen entendimiento que mantuvo con Marta Rovira mientras compartieron filiación parlamentaria.

Paso por la cárcel

Turull llegó al Govern cuando a otros les temblaron las piernas. Fue portavoz y 'conseller' de Presidència, y el paso por la cárcel no le amilanó: representó a JxCat en los debates justo después de salir de Estremera. "Es de lo mejor que tenemos, pero siempre estaba en segundo plano", decía este martes uno de sus colaboradores.

Cuando intentó dar el salto a la primera línea, en el congreso fundacional del PDECat, fracasó. Si nada falla, ahora volverá al Palau de la Generalitat por la puerta grande, aunque no se sabe por cuánto tiempo: la amenaza de la inhabilitación por su implicación en el 'procés' pende sobre él.