LA ENDIABLADA LEGISLATURA

La renuncia al escaño de Jordi Sànchez abre la 'vía Turull'

Xabi Barrena / Daniel G. Sastre

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Llegó la hora del plan c. Tras el candidato en el 'exilio', Carles Puigdemont, y el de la cárcel, Jordi Sànchez, que no han podido, en ambos casos, ser investidos como 'president' por la acción de la justicia española, la trinchera independentista prosigue su relato con Jordi Turull, en libertad, pero encausado. Junts per Catalunya ha elegido a alguien que la semana que viene, si todo sigue su derrotero, podrá debatir presencialmente -en pos del voto de la CUP que lo aúpe al Palau de la Generalitat-, pero sobre el que, al mismo tiempo, pende la espada del juez Pablo Llarena, presto a procesarlo, y por tanto, inhabilitarlo, como mínimo, a cuenta del 1-O, cuando el próximo candidato era 'conseller' de la Presidència. Un relato, el secesionista, que tiene como guinda la inhabilitación y expulsión de un 'president' en ejercicio, una nueva muestra, narran, de que los derechos democráticos no son respetados en España.

Para la activación del plan c había que guardar en el cajón el b. Y eso, acortar plazos, es lo que ha hecho JxCat, vía el propio Sànchez. La declaración de este martes ante el Tribunal Supremo tenía en principio como objetivo persuadir a los  magistrados de que permitieran al número 2 de JxCat acudir al pleno de su investidura. Había que esperar el dictamen del tribunal y quién sabe si presentar recurso ante altas instancias internacionales. A la postre, Sànchez ha aplicado cirugía de guerra y ha comunicado su próxima renuncia al escaño. Sin escaño no hay opción de ser candidato, ergo urge el recambio.

Los 'cupaires', firmes en la abstención

Eso sí, que haya cambio de candidato no garantiza el éxito de la empresa. Tal y como avanzó EL PERIÓDICO el pasado sábado, la última oferta (verbal) de JxCat a la CUP, consistente en planificar una cuestión de confianza al nuevo Govern a mitad de legislatura, no satisface lo suficiente a los anticapitalistas como para mutar su voto de la abstención al 'sí'.

El diputado Carles Riera ha reiterado este martes que para la CUP no es una cuestión de nombres, sino de programa. Y la valoración que se hizo en su día de la propuesta de acuerdo que se les hizo llegar era que el nuevo Ejecutivo emprendería el camino del "autonomismo".

No solo eso, los anticapitalistas han convocado de urgencia una conferencia política para "analizar la coyuntura actual" donde se prevén -a tenor de los tuits de los últimos días en que acusan a JxCat de tratar de negociar a base de filtraciones en lugar de hacerlo cara a cara- más cachetes que caricias a los posconvergentes en general y a Turull en concreto.

Dicho de otro modo, a pesar del cambio de candidato las cosas siguen igual. Al duopartito de JxCat y ERC les faltan dos votos para no depender de una CUP que está de uñas con ellos. Y esos dos votos se hallan en Bélgica, en manos de Puigdemont y Toni Comín. Fuentes independentistas señalaron que el hecho de que los 'puigdemontistas' se hayan apresurado a activar el plan c indica que quizá el 'expresident' tiene ya decidido ceder su acta, siempre en el bienentendido de que sería preferible mantenerla. De no ser así, la primera investidura sería fallida y empezaría a correr el reloj de dos meses para celebrar un segundo pleno antes de ir de nuevo a elecciones.

El futuro plan d

Las dificultades, con todo, nunca vienen solas. Llarena, que este martes ha abierto una pieza separada del sumario y ha decretado su secreto por un mes,  se encuentra a punto de culminar la fase de instrucción y de dictar auto de procesamiento. Se espera que los plazos hasta la celebración del juicio sean breves (se habla de sentencia en un año) y si, primero, Turull es procesado -como todo apunta- y, posteriormente, condenado por alguno o todos de los llamados delitos graves (malversaciónsedición y rebelión) sería inhabilitado. Es decir, el 'exconseller' de Presidència, en ejercicio en los meses previos y durante el 1-O, tiene bastantes números de ser apartado de cargo público.

Nada, por otra parte, que no se sepa desde las 23.00 horas del 21 de diciembre, la noche de las elecciones. Pero el independentismo, fan de Constantino Kavafis y su 'Ítaca', resolvió, seguramente aquella misma noche, que ante la imposibilidad de oponerse al avance blindado del Estado ellos, al menos, opondrían el relato. Y que más que el fin del viaje, el nombramiento del futuro plan d (se abren las apuestas) como 'president', lo importante era el trayecto.