ENTREVISTA

Kepa Aulestia: "La realidad paralela independentista desprecia el hecho de gobernar"

Kepa Aulestia

Kepa Aulestia / JORDI COTRINA

Júlia Regué

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No hay solución para el conflicto catalán, sólo salidas que destensan tanta convulsión. Esta es la tesis que esgrime el político y escritor vasco Kepa Aulestia, que aterriza en Barcelona para instar a los políticos a arrinconar su temor a desdecirse con el fin de recobrar la estabilidad en Catalunya.

¿Qué errores ha cometido el independentismo?

Pensar que no pasaba nada por bordear la legalidad. El Estado de Derecho se ha demostrado, y ha funcionado: se aplicó el 155 y al día siguiente no se movió nadie. Tampoco se puede dejar de lado el principio de realidad y vender que vas a construir una realidad paralela.

¿Vendieron humo?

Sí. Renunciaron al gobierno de la nación catalana y mostraron una falta de estima garrafal al autogobierno. Si la Generalitat no se hubiese puesto al frente de la manifestación independentista, esta no sería lo que es ahora. Poner la fuerza simbólica de la institución catalana en una especie de asamblea paralela ha mantenido esta realidad paralela que ha desvencijado y despreciado el mero hecho de gobernar.

Usted asegura que a lo largo del 'procés' ha habido una "liquidación" de los partidos.

El caos de las entidades soberanistas es un sindiós. Hay una liquidación de los partidos que está siendo una realidad consciente y concurrente. Quien hace eso se está inhabilitando políticamente, porque está inhabilitando a Catalunya. Además, el independentismo no es un proyecto político porque no ha llegado a cuajar de manera unitaria y cohesionada.

¿El Gobierno ha jugado bien sus cartas?

El tono nacionalista español con el que se han expresado muchos dirigentes ha sido un caladero de voto independentista. También esa transferencia de responsabilidades hacia el poder judicial por dejadez.

¿Qué opina sobre la actuación judicial?

Es un mal paso. Creo que no cuestiono su independencia si digo que la asunción de determinados pronunciamientos está desbocando al propio poder judicial. La doctrina no está suficientemente sopesada, compensada y reflexionada. Hay calificaciones penales en el 'procés' que, por lo menos, son discutibles.

Usted presenció el debate de investidura a lehendakari del etarra Juan Carlos Yoldi. El juez rechaza que Jordi Sànchez pueda emularlo.

La doctrina ha variado. El 'procés' ha jugado al borde de la legalidad y esta ha acabado siendo interpretada al limite por fiscales y jueces. No puede haber un presidente en la cárcel. Tampoco pienso que presentándose a las elecciones uno pueda zafarse de sus responsabilidades judiciales. Aun así, creo que no tiene ningún sentido que Sànchez siga en prisión.

¿Cuál es su solución para Catalunya?

No la hay. Y esto no tiene por qué ser necesariamente dramático si se encuentran salidas. Una de ellas es recuperar la estima a la Generalitat, no tener temor a sonrojarse y desdecirse. Tiene que haber un ejercicio de renuncia y otro de rectificación: que los partidos independentistas renuncien a una república inmediata y que el Estado desjudicialice el 'procés' y revise las calificaciones judiciales dadas a ciertos hechos ocurridos.

¿Y un referéndum pactado?

Es un absurdo. Ni siquiera en Europa habría un gesto de compresión y generaría más problemas de los que hay con una sociedad dividida. Un referéndum es un despropósito ahora mismo, no un acto democrático, porque las consecuencias de la votación no las pueden controlar quienes lo convocan.

¿Puede contagiarse el 'procés' en el País Vasco?

No. Nadie quiere sus consecuencias ni reactivar un espiral de confrontación. No da ninguna gana meterse en otra aventura llena de riesgos, sinsabores, frustraciones y poco clara en sus beneficios.