TERRORISMO YIHADISTA

Penas de entre 5 y 8 años de cárcel para la mayor red de captación de yihadistas

Las ruinas de un antiguo mausoleo destruido por las milicias yihadistas que ocuparon la ciudad ancestral de Tumbuctú en el 2012.

Las ruinas de un antiguo mausoleo destruido por las milicias yihadistas que ocuparon la ciudad ancestral de Tumbuctú en el 2012. / JP/TC/ /SN

Ángeles Vázquez

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La Audiencia Nacional ha condenado a penas de entre 5 años y medio y 8 años de cárcel a los cinco integrantes y un colaborador de una de la mayores redes de captación y envío de radicales para su incorporación a organizaciones terroristas de corte yihadista. Se calcula que ayudaron a una treintena de ellos a llegar a países como Mali, Siria o Libia para su integración en Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Estado Islámico (EI) o Jabaht Al Nusra.

En una sentencia de conformidad con cinco de los acusados, los magistrados de la Sección Tercera de la Sala de lo Penal han condenado a 8 años de prisión al líder de la organización, Mustafá Maya Amaya, por pertenencia a organización terrorista en calidad de promotor y director, con la atenuante simple de confesión. A otros cuatro acusados que reconocieron los hechos –Paul Audren Lawrence Cadic, Sylvain Bertrand Guillaume Decker, Farid Cheikh y Davide de Angelis- se les ha condenado a 6 años. A Chafik Jalel Ben Amara Elmedjeri, único acusado que no llegó a acuerdo con el fiscal, el tribunal le condena a 5 años y medio de prisión por colaboración con organización terrorista.

La sentencia declara probado que se trata de una de las mayores redes de captación y envío de yihadistas, insertadas en la "yihad global", y desde 2012 ha nutrido a Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO), Jabhat Al Nusra (JAN) y el Estado Islámico (El).

Los integrantes de esta organización, explica la resolución, se asentaban en España, Bélgica, Luxemburgo, Turquía, Túnez, Libia, Mali, Francia y Marruecos y desarrollaban distintas funciones como captadores, falsificadores de documentación, financiadores, facilitadores (intermediarios en terceros Estados para recibir a los voluntarios), pasadores (encargados del cruce de fronteras) y receptores de nuevos combatientes.

Principalmente en Francia

Mustafá Maya Amaya se erigió en su líder y dinamizador y mantenía permanente comunicación con musulmanes europeos, asentados principalmente en Francia, a los que captaba por internet para integrarlos en organizaciones terroristas.

"La función de Maya Amaya era esencial para los fines de la organización, toda vez que, una vez efectuada la captación por internet, ponía en contacto a los nuevos voluntarios con los 'facilitadores' y, a su vez, a estos con los 'pasadores", afirma la resolución.

La red, sigue relatando la sentencia, se ha ido adaptando a las necesiades impuestas por las circunstancias del momento y así, ha ido enviando voluntarios a una u otra de las organizaciones terroristas de destino en función de la capacidad operativa que las mismas tuvieran en cada momento o de las dificultades que hubiera para el desplazamiento hasta el lugar donde opera cada una de ellas.

De Mali a Melilla y Libia

De esta forma, en 2012 envió a combatientes a Mali para hacer la yihad. Cuando el traslado a ese país se complicó por la intervención militar francesa en la zona, la organización se centró en el envío de voluntarios a Siria a través de la ruta turca. Tras el bloqueo de las fronteras turcas, el acusado Maya Amaya a finales de 2013 desarrolló una estrategia a la que llamó "La Hégira antes de la Hégira" por la que centralizaba en Melilla, en la que residía, la actividad de formación y entrenamiento de los nuevos candidatos antes de su traslado a campos de entrenamiento en Libia.