CAMINO DE LAS URNAS

ERC y PDECat apuestan ahora por no fijar plazos para la independencia

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras en una imagen de archivo.

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras en una imagen de archivo. / periodico

Xabi Barrena / Fidel Masreal

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Tras la autocrítica y la flagelación, el independentismo emprende la siguiente fase del proceso interno de digestión de los sucedido en las últimas semanas. Se impone, tanto en el PDECat como en ERC el propósito de enmienda, algo que será visible en los programas electorales que estos días andan redactando. Dicha enmienda no será a la totalidad, es decir, ambas fuerzas mantendrán el espíritu y el objetivo de la independencia de Catalunya en esos programas. Eso sí, se acabaron las hojas de ruta y los plazos temporales.

Los plazos autoimpuestos fueron fruto de la tendencia que adoptó el independentismo de pensar que el objetivo, la secesión, estaba únicamente en su mano. Que si el Estado se avenía a negociar, mejor, pero que todo dependía de los partidos y del Parlament, en definitiva, de los ciudadanos de Catalunya.

Los 27 días transcurridos entre el referéndum del 1-O y la declaración de independencia, y la consiguiente aplicación del artículo 155 de la Constitución, sacaron al independentismo de su error. La vía unilateral, si se quiere no violenta, como se quiere, es imposible. La brutal actuación de los Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en las cinco primeras horas del referéndum bastaron para acabar con este ‘modus operandi’. El cese del Gobierno y la convocatoria de las elecciones por parte de Mariano Rajoy mostraron la endeblez catalana y el silencio de la Unión Europea, cuando no explícitó su apoyo al Gobierno español, su soledad.

Más arriba no se puede volar unilateralmente

Así, sin tiempo para la digestión, los partidos independentistas pergeñan ahora el nuevo señuelo con que acudir a las elecciones del 21-D, partiendo de la base de que la vía unilateral ha dado todo lo que cabía esperar. El Parlament ya ha proclamado la República por lo que más arriba no puede volar.

Así lo entiende, por ejemplo, el PDECat, que afirma que prepara el programa electoral “con un nuevo lenguaje”, sin plazos y sin prometer proclamaciones determinadas. No. Se trata ahora de defender la recuperación de las instituciones. Y, evidentemente, la salida de los presos de la cárcel y el fin de la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

En todo caso, insisten las fuentes consultadas, se trata de girar página y dar un nuevo mensaje al conjunto del independentismo. Sin abandonar el objetivo final de la independencia de Catalunya pero modulando mucho las promesas y los plazos. No es ajena a esta posición la autocrítica que ha ido aplicando durante los últimos días el propio PDECat.

El perfil ideológico

Por otra parte, la intención inicial de la dirección del partido, en su primer año y medio de rodaje como sustituto de Convergència, era la de marcar perfil ideológico. Es decir, diferenciarse de forma evidente del que ha sido en esta legislatura el aliado parlamentario fundamental, la CUP. Esta era la intención de Marta Pascal, y así lo ha expresado en más de una conferencia pública. Se trataría de destacar que el partido está en el centro político, alejado de los 'comuns' y de Podemos, y por supuesto de los anticapitalistas de la CUP. Ello es posible mediante propuestas en materia de economía, o en relación a la colaboración público-privada en áreas como la educación.

Otra cosa será que la excepcionalidad del momento y la transversalidad que Carles Puigdemont quiere imprimir a la candidatura, lo cual llevaría de nuevo al partido a tener que diluir mucho las propuestas para que sean asumibles por candidatos de perfil más progresista. De ahí que quede en el aire la concreción de determinada política, que es lo que el PDECat quería subrayar para devolver a sus bases la satisfacción de recuperar el espacio propio y no tener que ceder en relación a Esquerra y a la CUP como ha pasado a lo largo de la legislatura que ahora ha acabado.

Mandato democrático

En ERC, más allá de la exigencia de la liberación de los presos y de la derogación del 155, se busca la fórmula mágica que permita combinar el realismo de la situación vivida, de la actuación del Estado, con el anhelo independentista. “Se persigue obtener un mandato democrático muy claro”, es decir, una mayoría secesionista, “que será trasladada a los principales actores internacionales”. La diferencia en el campo internacional es que, como apuntó Oriol Junqueras en su carta del miércoles, la cuestión catalana ocupa,. Ahora sí, el centro de la escena.

En paralelo, ese mandato democrático que se entenderá como un apoyo a la proclamación hecha el 27 de octubre, abrirá paso a la aplicación de medidas concretas de definición del nuevo país. Todas ellas legales. Por ejemplo, el proceso constituyente, la renta garantizada de ciudadanía e, incluso, la reforma horaria. “Se trata de generar grandes consensos que amplíen, por la vía de los hechos consumados, el perímetro de ciudadanos favorables a la república”.

Otro aspecto importante de los programas del PDECat y ERC será esos puntos en común que permitan construir el relato del frente unitario. Aunque este frente nacerá con alguna rencilla, por ejemplo, la que jha expresado este jueves Artur Mas quien ha afeado a los republicanos que hayan “dejado solo” a Carles Puigdemont al no compartir lista con él. Para el 'expresident' no tiene sentido que Puigdemont, al frente de Junts per Catalunya, y Oriol Junqueras, de ERC, concurran en listas separadas, compitiendo entre ellos, mientras hay medio Govern cesado en la cárcel y otro medio en Bruselas.