El empresario que acosó a Teresa Rodríguez recurre el procesamiento porque "ella no es una timorata"

Entiende que por tanto un simulacro de un beso no la debe hacer sentir "gravemente humillada"

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zentauroepp40654216 graf4554 sevilla 23 10 2017 la secretaria general de pod171110120107 / EFE / JULIO MUÑOZ

Julia Camacho

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El empresario sevillano Manuel Muñoz, procesado por abalanzarse y simular besar en la boca a la líder de Podemos Andalucía Teresa Rodríguez, demuestra que su actitud fue fruto del machismo todavía imperante en la sociedad, y que está lejos de enmendar su error. En pleno debate sobre el acoso sexual a las mujeres, insiste de nuevo en que fue "una broma", concediendo que tal vez de “mal gusto”, y que como tal debe tomarla la afectada, por lo que pide el sobreseimiento de la causa. Y valora que la diputada andaluza “no es una persona timorata” que se sienta “gravemente humillada, ultrajada y moralmente degradada” ante el "simulacro de un beso".

El denunciado considera que Rodríguez no responde a “un perfil psicológico propio de una persona timorata”, basándose en que “valientemente, no deja de reconocer la independencia de Cataluña” o “publica en las redes sociales -para después arrepentirse y borrarlo- que el presidente del Gobierno de España es un lamentable cheposo y servil”. Por este motivo, entiende, no puede considerarse su actitud un delito contra la integridad moral porque es algo que depende de la “la sensibilidad, psicología o vulnerabilidad emocional” de la víctima. Y Rodríguez, mantiene, ni es “extremadamente sensible ni de tal debilidad emocional que un simulacro de beso la haga sentirse humillada”.

Así consta en el recurso presentado por su defensa contra el auto de procesamiento dictado hace una semana por la juez de instrucción 11 de Sevilla, quien apuntó que la acción de Muñoz se ajustaría a un delito contra el orden público, dado que Rodríguez es una autoridad pública, o bien un delito contra el orden públicodelito contra la integridad moral. Por el contrario, el empresario niega el primero, según recoge Efe, porque no hubo menosprecio a la consideración de parlamentaria autonómica de Rodríguez. Tampoco, dice, se empleó la fuerza ni la intimidación, y la denunciante no ofreció resistencia alguna, según se puede comprobar en las grabaciones de las cámaras de seguridad sobre lo ocurrido la tarde del 20 de diciembre de 2016. Es más, señala que tras el incidente la diputada actuó con total naturalidad y hasta aceptó una tarjeta de visita del empresario.

Sin ánimo de humillar

A juicio de la defensa del empresario, tampoco habría el delito contra la integridad moral que estima indiciariamente la jueza porque no se trató de una acción con contenido vejatorio, sino simplemente una “broma, a lo sumo de mal gusto, excesiva, desafortunada, incorrecta o reprobable socialmente” y que nunca estuvo en el ánimo del denunciado “degradar o humillar a la denunciante”. De esta manera, considera que, como mera hipótesis, lo ocurrido podría calificarse solamente como una falta de vejaciones injustas, una calificación que permitiría el sobreseimiento de la causa porque dicha conducta fue despenalizada en la última reforma del Código Penal.

En este sentido, el empresario reprocha “la exageración” mostrada por la líder de Podemos en Andalucía al relatar lo sucedido. “Denunció recargando, exagerando y dramatizando, faltando incluso a la verdad cuando relató haber sido empujada, arrinconada y amordazada”. También a Fiscalía “extremó, acentuó y enfatizó” los hechos.

El  incidente se produjo el 26 de diciembre de 2016 cuando, al finalizar la inauguración de una exposición fotográfica en la Cámara de Comercio de Sevilla, el responsable de éste órgano insistió a Rodríguez en que subiera a conocer la planta noble del edificio. Al acceder a esta parte, el empresario Manuel Muñoz salió de una de las estancias colindantes para presentarse y, en presencia de varias personas más que no reprendieron la actitud de su compañero, se abalanzó sobre la diputada, acorralándola contra la pared y poniéndole la mano sobre la boca para simular besarla.

Posteriormente, tras conocer la denuncia, pidió disculpas por la “broma” y la achacó a que llevaba encima “copas de más” porque habían estado ese mediodía celebrando una comida de Navidad, aunque tuvo que renunciar a su cargo como vocal de la Cámara de Comercio. Más tarde, ya ante el juez, insistió en que todo fue una broma que se permitió porque la líder política es oriunda de Cádiz, y como allí son célebres los carnavales donde todo el mundo se mofa de todo, pensó que tendría más sentido del humor. “Si hubiera sido de Checoslovaquia, no se la gasto”, llegó a decir.