debate soberanista

El PSC, puente para intentar frenar el choque

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Roger Pascual

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Cuatro años se cumplen este viernes de la muerte de Lou Reed. Este 27 de octubre es el día en el que el independentismo sueña con que, como recitaba con su voz inconfundible el genio neoyorquino (y versionó genialmente Albert Pla), el Parlament camine por el lado más salvaje de la vida y apruebe la DUI. Como el 'procés' da más giros de guion que una película de David Lynch, nadie se atreve a decir si será un 'Perfect day' para los independentistas, aquellos que se quedaron a medias el día 10 con aquella 'DUI interruptus' ni si, como rezaba la canción, lo celebrarán bebiendo sangría en el parque. Lo que está claro es que pocos partidos habrán intentado más evitar el choque de trenes que el PSC.

Miquel Iceta ha sido una de las voces que con más ahínco ha reclamado a Carles Puigdemont y Mariano Rajoy bajar el volumen ensordecedor e instar al 'president' a que aparque el 'trash metal' de la DUI, el particular 'Lulu' de JxSí, aquel inclasificable álbum que Reed hizo con Metallica y que no convenció ni a los fans de la banda ni a los del mítico cantante.

El líder del PSC se ha desgañitado no solo en sus llamamientos públicos al 'president', sino también con el trabajo entre bambalinas. Él ha comandado los intentos de los socialistas catalanes para evitar la colisión, tratando de hacer de puente entre los dos gobiernos. Desde el 1-O, fuentes socialistas explican que se han vivido momentos de todo tipo, en los que se ha pasado de la euforia al más profundo abatimiento. Este jueves, por ejemplo, tras el subidón que vivieron al vislumbrar que Puigdemont aceptaba convocar las elecciones, la preocupación volvía a instalarse en la sede de Nicaragua al constatar que el 'president' no la declaraba alegando falta de garantías de que no se aplicaría el 155 de todas formas. "Hemos movido cielo y tierra. Ahora ya no está en nuestras manos", reflexionaban anoche desde filas socialistas, que destacaban el trabajo en pos del consenso del cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona; Rafael Ribó, Síndic de Greuges, y del PNV.

Iceta habló el sábado con Rajoy después tras el anuncio de las duras medidas del 155. El primer secretario del PSC ha mantenido conversaciones constantes, no solo con Pedro Sánchez sino también con el presidente del Gobierno y también con la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, a la vez que intentaba convencer tanto en público como en privado a Puigdemont (la última reunión este jueves tras el pleno) de que la única solución eran unas elecciones, igual que el 'expresident' José Montilla y la alcaldesa de L'Hospitalet, Núria Marín.

Posible abstención del 'expresident'

Montilla, que el martes ya emplazó al 'president' a abandonar la DUI por "patriotismo" en su comparecencia en el Parlament, se reunió el miércoles con Puigdemont para rogárselo en privado. Este viernes todas las miradas en el Senado apuntarán al único senador del PSC. La abstención es la opción por la que apuestan varios miembros insignes de los socialistas catalanes, aunque señalan que "Montilla es Montilla". 

Por su parte, la alcaldesa de L'Hospitalet también se vio el miércoles con Puigdemont, con el que mantiene una buena relación desde que este era alcalde de Girona y al que le ha hecho llegar muchos de los mensajes que le llegaban desde la Moncloa y de otros ámbitos. Como por ejemplo las conversaciones que mantuvo con el Rey tras el desfile del 12-O y también con el presidente del Gobierno, al que desde principios de septiembre ha advertido de la "necesidad de frenar la escalada de tensión" y al que le ha transmitido también las reflexiones de Puigdemont en aras de encontrar un punto de acuerdo sobre la bocina.